Bloomberg Línea — El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, prohibió el uso de lenguaje inclusivo en los colegios públicos del país.
La medida entró en vigencia el 2 de octubre y busca “garantizar el buen uso del idioma en todo material y contenido” en las aulas, sostuvo la militar Karla Trigueros, designada como ministra de Educación, Ciencia y Tecnología por Bukele al pasado agosto.
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Trigueros escribió en X que la medida también busca “proteger a la primera infancia, niñez y adolescencia de injerencias ideológicas que afecten su desarrollo integral”.
Un memorándum que fue enviado a todas las dependencias de la cartera de Educación establece que la prohibición de usar el “mal llamado lenguaje inclusivo” busca consolidar una comunicación “clara, uniforme y respetuosa”.
El documento, entre otras, fija la inadmisión de lo que el Gobierno de Bukele considera “deformaciones lingüísticas”, entre ellas: “amigue, compañere, niñe, todas y todos, alumn@, jóvenxs y nosotrxs”.
Aunque la medida no contempla sanciones a quienes la incumplan, sí exige al personal del Ministerio de Educación velar por su “estricto cumplimiento” y aplicarlo, incluso, en las circulares, correspondencia y documentos administrativos.
“De esta manera se garantiza el buen uso de nuestro idioma y se evita injerencias ideológicas o globalistas que pueden perjudicar el desarrollo integral del estudiantado”, agrega el memorándum.
Trigueros, una ministra de Educación sin experiencia en pedagogía
Karla Trigueros fue designada el pasado 14 de agosto como ministra de Educación de El Salvador, hecho que suscitó controversia debido a que no tiene experiencia como docente: es médica militar.
El Frente Magisterial Salvadoreño, por ejemplo, designó a lo sucedido como una “lamentable militarización de la educación pública salvadoreña”.
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Nacida en Sonzacate, en el departamento de Sonsonate, en 1990, Trigueros ingresó a los 16 años a la Escuela Militar Capitán General Gerardo Barrios, una institución de formación tradicionalmente dominada por hombres. Posteriormente, obtuvo una beca para estudiar medicina en la Universidad Salvadoreña Alberto Masferrer.
Su trayectoria profesional se ha desarrollado principalmente en el ámbito sanitario de las Fuerzas Armadas. Fue subjefa de consulta externa del Hospital Miliar Central y, desde 2019, asesora médica del Comando de Sanidad Militar (COSAM). Durante la pandemia, coordinó la logística y el resguardo de las vacunas contra la Covid-19, tanto en el entorno militar, como en apoyo al sistema de salud pública.
También participó en iniciativas vinculadas a la respuesta ante emergencias, desastres naturales y enfermedades como el VIH y la tuberculosis. Sin embargo, hasta ahora no tenía experiencia en la gestión educativa.