Bloomberg Línea — Los hondureños eligen este domingo al sucesor de la presidenta Xiomara Castro. Ninguno de los tres candidatos con mayores posibilidades de ganar cuenta con una ventaja clara, según las últimas encuestas, por lo que la contienda se presenta reñida.
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La campaña electoral ha estado marcada por acusaciones cruzadas de fraude y manipulación entre Rixi Moncada, del oficialista Libertad y Refundación (Libre); Salvador Nasralla, del Partido Liberal; y Nasry Asfura, del Partido Nacional; que ha recibido respaldos de Donald Trump en Estados Unidos y Javier Milei en Argentina.
Quien resulte electo este domingo asumirá las riendas el 27 de enero para un mandato de cuatro años, enfrentando desafíos en seguridad y economía, pues en Honduras no existe segunda vuelta.
Si bien el Gobierno reporta una caída significativa del 14% en las muertes violentas en lo que va de 2025, el país mantiene una tasa de 19,1% homicidios por cada 100.000 habitantes, según datos Sistema Estadístico Policial.
Además, aunque la tasa general de pobreza pasó del 73,6% en 2021 a un 60,1% en 2025, un estudio reciente del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) revela que el 5% más rico del país concentra el 77,5% de la riqueza, mientras que el 5% más pobre recibe menos del 1% de los ingresos.
La economía hondureña ha crecido moderadamente durante el gobierno de Castro, con un enfoque en la protección social y programas de crédito del FMI.
En este contexto, las remesas enviadas por los hondureños en el exterior, que alcanzaron alrededor de US$9.743 millones en 2024, casi el equivalente al total de exportaciones de bienes del país, de unos US$ 11.047 millones, se convierten en un pilar crucial para la economía del país centroamericano.
“El hecho que las remesas representan ya 27% del Producto Interno Bruto demuestra la debilidad de la economía local que sobrevive gracias a los hondureños en el extranjero”, dijo Fernando Morales-de la Cruz, periodista guatemalteco y analista político internacional, a Bloomberg Línea.
¿Qué buscan los empresarios?
Desde el sector privado, persiste un sentimiento de deterioro del clima de inversión y la profunda desconfianza institucional en el país, como evidenció el cuarto Barómetro Electoral del Consejo Hondureño de la Empresa Privada (Cohep).
El estudio revela que el discurso oficial y la incertidumbre política han afectado la confianza económica y que las relaciones exteriores, particularmente con Nicolás Maduro en Venezuela, generan inquietud sobre el impacto en la inversión extranjera, especialmente la proveniente de Estados Unidos.

En esta línea, el sector empresarial expresó una afinidad hacia Nasralla y Asfura, candidatos de centro y derecha, respectivamente, frente a Moncada, de la izquierda. Ambos fueron percibidos por los encuestados como perfiles con mejor recepción potencial en los mercados internacionales y con mayores posibilidades de impulsar la actividad económica y la generación de empleo.
“La mayor cantidad de ataques al sector empresarial viene de quienes en este momento están ejerciendo funciones públicas y atacan continuamente al Cohep, generalizan al referirse al sector empresarial y todo eso se percibe de parte de los empresarios”, dijo Gustavo Solórzano, gerente de Asesoría Legal del Cohep.
Incertidumbre preelectoral
Las denuncias de golpe electoral, junto con actuaciones de la Fiscalía y de las Fuerzas Armadas, han generado preocupación sobre el derecho de los ciudadanos a participar en elecciones libres y justas, advirtió Human Rights Watch (HRW), a través de su directora de la División de las Américas, Juanita Goebertus.
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Además, los enfrentamientos públicos entre los consejeros del Consejo Nacional Electoral (CNE) han retrasado en varias ocasiones la adjudicación de los contratos necesarios para garantizar la logística del proceso.
A ello se suma las recientes declaraciones de Moncada, quien dijo que el Sistema de Transmisión de Resultados Preliminares (TREP) se encuentra hackeado.
Las elecciones se celebran en un estado de excepción parcial, que autoriza la “suspensión de garantías constitucionales” y permite la detención de personas consideradas vinculadas a la comisión de delitos en determinadas zonas del país.
“Ha sido una de las elecciones más polémicas y difíciles que nos ha tocado vivir desde el retorno de la democracia a principios de 1982. Creo que posiblemente ha sido la más accidentada a nivel de institucionalidad, con un intento explícito y evidente de autoridades electorales de entorpecer el proceso”, dijo Óscar Estrada, periodista y escritor hondureño, en un foro de Expediente Público.
Desde afuera, la OEA y delegaciones de 15 países de la región han reiterado su confianza en las instituciones hondureñas, subrayando que la decisión final sobre el futuro recae exclusivamente en la ciudadanía.
Mientras que en el país, pese a que las autoridades anunciaron operativos de seguridad, comercios en Tegucigalpa, San Pedro Sula y otras ciudades han reforzado sus locales con madera y láminas metálicas como medida preventiva ante posibles disturbios postelectorales. Algunos propietarios han reducido inventarios o retirado productos, como reportan medios nacionales.









