Bloomberg — En las vastas zonas de México controladas por los cárteles de la droga, las ejecuciones públicas y las fosas comunes son desde hace tiempo la norma. La Ciudad de México había estado en gran medida aislada de los titulares más sangrientos.
Eso cambió el martes 20 por la mañana, cuando dos colaboradores cercanos de la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada, fueron asesinados a tiros en un barrio residencial. Aunque no está claro quién está detrás del ataque, la corta distancia a la que fueron disparados los dos colaboradores deja pocas dudas de que se trata de profesionales.
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“Esto en la Ciudad de México particularmente es inédito”, afirmó Armando Vargas, analista de seguridad del think tank México Evalúa. “Estamos hablando de un asesinato de miembros del circulo cercano de la jefa de gobierno de la Ciudad de México”.
La presidenta Claudia Sheinbaum ya se enfrenta a una grave crisis de seguridad con la lucha entre cárteles en algunos de los centros industriales y agrícolas del país y las exigencias de Donald Trump de que controle la situación. Eso significa que no puede permitirse imitar la estrategia de su predecesor, Andrés Manuel López Obrador, de “abrazos, no balas” frente al crimen organizado.
Normalmente, Sheinbaum promociona sus logros en sus ruedas de prensa matutinas. En la radio suenan anuncios que recuerdan a la gente que está tratando de acabar con la violencia y el narcotráfico. Fue una parte fundamental de su campaña presidencial, y prometió cambios en un país donde muchos mexicanos consideran que la represión militarizada contra los cárteles ha fracasado.
El gobierno se jacta constantemente de incautaciones de drogas, el desmantelamiento de laboratorios clandestinos y la caída de los homicidios, que alcanzaron casi los 200.000 durante el mandato de López Obrador.
De hecho, los asesinatos de ayer fueron anunciados en su conferencia diaria habitual, solo unos momentos después de que el secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, presentara en el estrado lo que calificó como la incautación “sin precedentes” de armas y laboratorios de drogas desde el inicio del gobierno.
Los asesinatos en la Ciudad de México van “a golpear la percepción de seguridad de la población”, dijo Vargas.
Según LatAm Pulse, una encuesta realizada por AtlasIntel para Bloomberg News, casi la mitad de los ciudadanos del país consideran la seguridad como su principal preocupación. Si Sheinbaum no puede demostrar que es capaz de mejorar la situación, más mexicanos podrían sufrir a manos de los grupos del crimen organizado. Además está el riesgo de una recesión si Trump considera que los esfuerzos son infructuosos y aumenta los aranceles al país.
“Si esto pasa en la Ciudad de México, en donde se supone el estado tiene mayor blindaje”, dijo Vargas, “el mensaje es que el estado mexicano puede estar vulnerado, y que estos datos de seguridad y estrategia de seguridad que están presentando no corresponden a la verdad”.
Malos recuerdos
Los asesinatos del martes traen a la memoria un atentado contra García Harfuch en 2020. En ese momento, él era el jefe de seguridad de Ciudad de México y Sheinbaum era jefa de gobierno.
Más de dos docenas de hombres armados con armas de alto calibre abrieron fuego contra su convoy en un barrio lujoso de la capital. Dos personas de su equipo de seguridad murieron, junto con una mujer que se dirigía a su trabajo. García Harfuch recibió tres disparos y fue sometido a múltiples operaciones quirúrgicas antes de recuperarse por completo.
Tras esto, 12 personas vinculadas al poderoso Cártel Jalisco Nueva Generación fueron declaradas culpables del atentado. García Harfuch quiso ser candidato a jefe de gobierno de la Ciudad de México, pero su partido, Morena, eligió prefirió a Brugada, quien ganó el puesto el año pasado. Sheinbaum le pidió entonces que ocupara el máximo cargo de seguridad en su administración.
Ambos asumieron sus cargos en un momento especialmente violento para el país. En agosto, estalló una guerra entre facciones del cártel de Sinaloa que se saldó con cientos de muertos y trastornó la vida de miles de habitantes de Culiacán. La situación se volvió tan desesperada que García Harfuch se trasladó en persona a Sinaloa por un tiempo en diciembre para coordinar mejor la respuesta del gobierno.
Sheinbaum le ha otorgado un amplio mandato, permitiendo que las unidades de inteligencia policial bajo su mando formen parte de la estrategia nacional de lucha contra la delincuencia. Le ha cedido tareas que en el pasado habrían sido asumidas por la fiscalía y lo ha convertido en una figura destacada en las negociaciones con EE.UU., ya que es él quien presenta los datos sobre la interceptación de drogas.
Eso forma parte de la ruptura de Sheinbaum con la estrategia de AMLO, quien recurrió en gran medida del ejército para las tareas de seguridad pública.
“Lo que ha mostrado Sheinbaum es que quien quiere que lo controle es un civil”, afirmó Miguel Garza, director ejecutivo del Instituto para la Seguridad y la Democracia.
Aun así, México ha registrado más de 16.000 homicidios durante los primeros siete meses del mandato de Sheinbaum, hasta abril, según datos del gobierno analizados por Bloomberg News.
Y no es solo en Sinaloa, donde a principios de mayo dos niñas de siete y 11 años murieron en un tiroteo entre las fuerzas militares y un grupo criminal.
En marzo se encontraron fragmentos óseos, restos humanos y cientos de pertenencias en un rancho de Jalisco, en un lugar donde las autoridades sospechan que un poderoso cártel entrenaba y asesinaba a jóvenes. La escena era tan espantosa que ha sido difícil determinar el número definitivo de víctimas. Acapulco, que sigue siendo un lugar de vacaciones para miles de mexicanos de clase media, vivió en abril el mes más mortífero del año, con una media de dos asesinatos al día.
Este mes, una influencer de 23 años fue asesinada a tiros mientras retransmitía en directo desde un salón de belleza en Jalisco, sede del mismo cártel que llevó a cabo el atentado contra García Harfuch y que se cree que está detrás de la fosa común.
Violencia política
México ha experimentado con frecuencia repuntes en la violencia política antes de elecciones o después de ellas, cuando se produce un cambio de gobierno.
Sin embargo, los ataques directos se producen con mayor frecuencia fuera de la capital, en estados como Guerrero, Guanajuato o Veracruz, o contra funcionarios locales con cargos menos destacados, según Itzel Soto, analista de Data Cívica. Soto afirmó que solo en abril se registraron en los medios de comunicación 35 ataques violentos contra funcionarios públicos en todo el país.
“Lo vemos más claro cuando son elecciones, hay una reconfiguración de poderes y lucha entre grupos”, dijo. “pero esto también sigue cuando los funcionarios elegidos ya han tomado el cargo, sigue habiendo esta lucha por los acuerdos y la búsqueda del crimen organizado de infiltrarse en la política”.
Los asesinatos de alto perfil del martes añadirán un nuevo interrogante a la estrategia general de Sheinbaum.
“No creo que esto suponga una mancha en la estrategia de seguridad de Sheinbaum, pero generará presiones”, afirmó Victoria Dittmar, investigadora de Insight Crime especializada en México.
Brugada ofreció una rueda de prensa al mediodía. Con lágrimas en los ojos, dijo que estaba muy triste por la pérdida de dos personas a las que consideraba funcionarios públicos dedicados y buenas personas. A uno de ellos, dijo, lo conocía desde la infancia.
“Investigar, esclarecer y garantizar que no haya impunidad es nuestro compromiso”, afirmó Brugada. “Me dirijo a los capitalinos para garantizarles que este gobierno seguirá con su lucha implacable contra la inseguridad”.
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