Bloomberg — Las autoridades mexicanas detuvieron al presunto autor intelectual del asesinato de un alcalde que se caracterizaba por su franqueza, lo que ha puesto de relieve la persistente violencia alimentada por los cárteles. Sin embargo, es poco probable que la detención calme la creciente indignación por los resultados de la presidenta Claudia Sheinbaum en su lucha contra el crimen.
La inseguridad alimentada por las bandas hiperviolentas del país es uno de los retos más espinosos a los que se enfrenta Sheinbaum al entrar en su segundo año de mandato.
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Carlos Manzo, alcalde de Uruapan, en el estado de Michoacán, había promovido un enfoque más duro para combatir a los cárteles antes de ser asesinado a tiros por un sicario de 17 años en una concurrida plaza a principios de este mes. Su asesinato es solo el último de una serie de atrevidos atentados atribuidos a poderosas bandas de narcotraficantes, que han provocado una ira generalizada y han dado lugar a masivas protestas callejeras en todo el país.
El secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, anunció la detención de Jorge Armando “N”, al que describió como el autor intelectual del asesinato. El secretario dijo a los periodistas en una rueda de prensa que el detenido tiene vínculos con el Cártel Jalisco Nueva Generación, uno de los grupos criminales más notorios del país. Las autoridades mexicanas suelen ocultar los apellidos de los detenidos.
García Harfuch añadió que el asesinato se ordenó aun a riesgo de matar a transeúntes inocentes.
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“Antes de la agresión, Jorge Armando “N” les indicó, ejerciendo presión sobre los otros integrantes, que debían disparar aun cuando Carlos Manzo estuviera acompañado y con quien estuviera acompañado”, dijo. Minutos antes de que Manzo recibiera siete disparos, fue visto con su hijo pequeño en brazos durante una celebración del Día de Muertos en Uruapan.
Si bien Manzo estaba custodiado por la policía local y un contingente de guardias federales, el secretario no proporcionó detalles sobre su paradero en el momento del tiroteo.
La presidenta Claudia Sheinbaum necesita mostrar avances en la investigación del asesinato y en la lucha contra la anarquía que azota a México, o se enfrentará a un descontento público aún mayor, tras las importantes protestas ciudadanas que tuvieron lugar en todo el país el pasado fin de semana y que amenazan con minar el apoyo a la líder de izquierda.
Juan Carlos Villarreal, politólogo de la Universidad Autónoma del Estado de México, considera que la detención del presunto autor intelectual es una forma de que el gobierno demuestre que está tomando medidas y, potencialmente, distraiga al público de las recientes manifestaciones.
Desde el asesinato de Manzo, Sheinbaum ha puesto en marcha un nuevo plan de seguridad para Michoacán que incluye el despliegue de 10.000 efectivos de la Guardia Nacional con el fin de sofocar la violencia. El estado está especialmente castigado por las redes de extorsión que tienen como objetivo sus lucrativas industrias del aguacate y el limón.
Casi tres semanas después del asesinato de Manzo, Sheinbaum sigue respondiendo a preguntas sobre la inseguridad en Michoacán en su rueda de prensa matutina diaria. Con otra marcha callejera prevista para el jueves 20 de noviembre, día que se conmemora la Revolución, es probable que aumente la presión sobre ella para que muestre mejores resultados.
Esta presión también proviene del presidente Donald Trump, quien a principios de esta semana volvió a plantear la posibilidad de lanzar ataques directos contra los cárteles, afirmando que “le parecería bien” que el ejército estadounidense llevara a cabo ataques en territorio mexicano.
El presidente estadounidense señaló las recientes protestas como una señal de que el gobierno de Sheinbaum no está haciendo lo suficiente para combatir la violencia.
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