Inversionistas apuestan a que Claudia Sheinbaum puede rescatar a Pemex donde otros fracasaron

Pemex está disfrutando de una rara oleada de optimismo por parte de los inversionistas. Los compradores se están abalanzando sobre los bonos.

Claudia Sheinbaum durante un evento en conmemoración del 87.º aniversario de la expropiación petrolera de México, en la sede de Pemex en la Ciudad de México, el 18 de marzo. Fotógrafo: Mayolo López Gutiérrez/Bloomberg
Por Maria Elena Vizcaino - Kelsey Butler - Scott Squires
04 de junio, 2025 | 07:11 AM

Bloomberg — Para ser una empresa ahogada en deudas, Petróleos Mexicanos (Pemex) está disfrutando de una rara ola de optimismo entre los inversores.

Los compradores se están abalanzando sobre los bonos de la petrolera, apostando a que la presidenta Claudia Sheinbaum puede estabilizar sus finanzas y restaurar la credibilidad del gigante estatal.

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El rendimiento adicional que exigen los inversionistas por mantener la deuda de la empresa por encima de los bonos soberanos mexicanos se ha reducido a casi tres puntos porcentuales, rondando un mínimo histórico ante la especulación de que el gobierno dará a conocer un amplio paquete de unos 50.000 millones de dólares para apuntalar a Pemex.

Sin embargo, bajo el optimismo se esconde una empresa agobiada por unos pasivos crecientes y una producción en picada. Sólo el año que viene, a Pemex le vencen unos 19.000 millones de dólares en bonos. Pero aunque Sheinbaum aún no ha revelado un plan, los operadores están acogiendo sus primeras señales de reforma a largo plazo, más de lo que lo hicieron con los arreglos temporales de sus predecesores.

“La persona a cargo de Pemex es la propia Sheinbaum”, dijo Pramol Dhawan, jefe de gestión de carteras de mercados emergentes de Pacific Investment Management. “Ella ha asumido mucha responsabilidad personal y autonomía para asegurarse de que se atienda la situación, tanto en términos de estabilizar la producción como de hacer frente a las necesidades de financiación”.

Es un cambio con respecto al ex presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), que se jactaba de ser el mayor defensor de Pemex y derrochó US$80.000 millones en rescates de última hora que no lograron mejorar las operaciones ni las finanzas de la perforadora.

Desde que asumió el cargo en octubre, Sheinbaum encabezó una reforma energética que amplió el control gubernamental sobre Pemex y eliminó su mandato de lucro. También apaciguó a los inversores al nombrar a un tecnócrata para dirigir la empresa y abrió la puerta a la inversión privada de gente como el multimillonario Carlos Slim.

La visión de Sheinbaum, sin embargo, está chocando con la realidad de Pemex. La presidenta mexicana prometió aumentar la producción a 1,8 millones de barriles de crudo al día, pero heredó una empresa con una producción en declive que ahora ha caído a sólo 1,6 millones de barriles diarios, la más baja en al menos 40 años. La empresa también ha registrado su cuarto trimestre consecutivo de pérdidas y su carga de deuda ronda los US$100.000 millones.

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Portavoces de Pemex y de la Secretaría de Energía declinaron hacer comentarios.

Los inversionistas observaron durante seis años mientras AMLO, como se conoce al predecesor de Sheinbaum, inyectaba efectivo en Pemex y recortaba sus impuestos, soluciones que resultaron temporales, mientras la producción se hundía y aumentaban los accidentes. Esperan un nuevo plan bajo Sheinbaum que infunda cierta disciplina en las operaciones de la empresa.

“Aunque hay una fuerte voluntad de apoyar a la empresa y no dejarla fracasar, también hay un fuerte deseo de ver resultados”, especialmente en éxitos operativos, dijo Bruno Rovai, estratega de deuda soberana de Macquarie Asset Management en Nueva York. El apetito del gobierno por extender a Pemex un cheque en blanco es “relativamente bajo”.

El secretario de Hacienda de México, Edgar Amador, señaló ese cambio el mes pasado, diciendo que el gobierno ya no ve las transferencias de efectivo a Pemex como una solución permanente. En su lugar, se espera que Sheinbaum recorte las ineficiencias -especialmente en torno al negocio de las refinerías- y comparta los beneficios con socios privados dispuestos a perforar en los envejecidos yacimientos de petróleo y gas de México.

Los ejecutivos de Pemex dijeron en una reciente llamada de resultados que la empresa publicaría un plan de negocios a finales de este año que esbozará los esfuerzos para aumentar la producción, y que está trabajando con el gobierno en una solución para pagar sus vencimientos de 2026.

La empresa también está sopesando planes para recortar unos 3.000 empleados, o alrededor del 2% de su plantilla, y está buscando financiación para los 506.000 millones de pesos (26.300 millones de dólares) que debía a proveedores a finales del año pasado, según los últimos datos recopilados por Bloomberg.

“Veo que la empresa reconoce el reto”, dijo Roxana Muñoz, oficial senior de crédito de Moody’s Ratings. “El apoyo ha sido más sofisticado con esta administración. Eso es un cambio”.

Los inversores esperan que Sheinbaum desvele el plan antes de principios de septiembre, cuando los legisladores deben presentar el presupuesto del próximo año, aunque algunos sostienen que podría llegar tan pronto como este mes.

Los estrategas de Barclays elevaron en mayo su recomendación sobre la deuda a ponderación de mercado desde infraponderación, diciendo que su escenario base es que el gobierno podría aportar entre 45.000 y 55.000 millones de dólares.

Aunque Pemex está recibiendo más atención por parte del gobierno, Dhawan, que gestiona US$70.000 millones en deuda de mercados emergentes, dijo que favorece los bonos a corto plazo, ya que aún no se ha anunciado un plan.

“Para ver que la curva se aplana, va a ser necesario ver un plan a más largo plazo más creíble para la empresa”, dijo. “Aún no hemos visto eso”.

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