Bloomberg — Un escándalo político en auge, que se extiende a las altas esferas del partido gobernante de México, amenaza con socavar la imagen cuidadosamente construida por la presidenta Claudia Sheinbaum como luchadora contra el crimen.
El líder del partido izquierdista Morena en el Senado, Adán Augusto López, se encuentra en el centro de la controversia, tras la emisión de una orden de arresto contra su principal funcionario de seguridad cuando López se desempeñaba como gobernador del estado sureño de Tabasco. La orden cita presuntos vínculos con el crimen organizado.
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El hecho de que se desconozca el paradero del funcionario no ha hecho más que ahondar las sospechas en un condado que durante décadas ha sufrido las consecuencias mortales de la violencia desenfrenada perpetrada por poderosos cárteles de la droga, un problema que Sheinbaum se ha comprometido a solucionar.
Morena, acostumbrado a victorias electorales contundentes durante años, se ha encontrado incómodamente a la defensiva ante las insinuaciones de que López debería haber sabido de los presuntos vínculos de su asesor con el violento Cártel Jalisco Nueva Generación.
López ha negado cualquier irregularidad.
Hasta el momento, Sheinbaum solo ha ofrecido un tímido respaldo a López, quien se postuló a la nominación presidencial de Morena en las últimas elecciones tras haber sido secretario de Gobernación durante el gobierno del expresidente Andrés Manuel López Obrador.
Los líderes de Morena, incluyendo a Sheinbaum, argumentan que no hay pruebas que impliquen a López, aunque también han dicho que no harán la vista gorda ante la corrupción u otros delitos.
“No encubrimos a nadie”, declaró Sheinbaum el lunes durante su conferencia de prensa diaria. Si la Fiscalía General tiene pruebas de que algún miembro de Morena haya cometido un delito, insistió en que su gobierno no interferirá. “Adelante, que la investigación continúe”, añadió.
Sin embargo, la presidenta señaló que no está de acuerdo con lo que llamó un “linchamiento mediático” de López, insistiendo en que cualquier acusación en su contra debe basarse en pruebas.
Una reunión dominical de la dirigencia nacional de Morena no apaciguó el escándalo, uno de los primeros que afectó a la popular Sheinbaum.
Sin mencionar a López por su nombre, la presidenta nacional de Morena, Luisa María Alcalde, afirmó que el partido no protegerá a quienes traicionen sus valores.
“Cualquier persona que actúe en violación de nuestros principios debe rendir cuentas por sus actos”, declaró Alcalde.
Los fieles del partido aplaudieron sus declaraciones, incluido López.
Sin embargo, se mostró aislado durante la mayor parte del evento, recibiendo solo breves saludos de sus colegas, mientras que los políticos mexicanos suelen dar abrazos y besos como saludo.
El senador, normalmente expresivo, también guardó silencio y evitó las preguntas de los periodistas, abandonando el evento antes de tiempo. Los líderes de Morena cancelaron abruptamente una conferencia de prensa programada.
Juan Carlos Villarreal, politólogo de la Universidad Autónoma del Estado de México, cree que López podría ver su liderazgo en el Senado despojado si el escándalo se agrava.
Sin embargo, su anterior cargo como secretario de Gobernación podría ofrecerle cierta protección en el futuro, además de un partido gobernante especialmente cauteloso.
“Morena prácticamente no ha procedido contra ninguno de sus miembros en los últimos años”, afirmó.
La semana pasada, la comisión de reglamento de Morena suspendió los derechos del partido a Hernán Bermúdez Requena, el exsecretario de Seguridad de Tabasco acusado durante el gobierno de López.
La fiscalía de Tabasco acusa a Bermúdez Requena de liderar una banda criminal conocida como “La Barredora”, que se cree opera en contubernio con el Cártel Jalisco Nueva Generación.
López fue gobernador de Tabasco de 2019 a 2021, pero Bermúdez permaneció como jefe de seguridad del estado hasta principios de 2024.
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