Sheinbaum condena asesinato de alcalde, pero rechaza repetir la guerra abierta contra el narco

La indignación por el asesinato del alcalde Carlos Manzo derivó en protestas violentas en la capital de Michoacán.

Claudia Sheinbaum
Por Gonzalo Soto
03 de noviembre, 2025 | 12:27 PM

Bloomberg — La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, prometió hallar a los responsables del asesinato de un alcalde en el oeste del país, pero insistió en que su gobierno no reaccionará con una guerra contra los grupos criminales.

Con un tono severo, Sheinbaum calificó el crimen de “homicidio cobarde y vil”, y afirmó en su conferencia matutina diaria que no habrá impunidad para los autores.

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Carlos Manzo, alcalde de Uruapan en el estado de Michoacán, fue abatido a tiros el sábado por la noche frente a una iglesia cercana al centro de la ciudad. Es el más reciente episodio de la violencia del crimen organizado que azota al país.

Ver más: Asesinan en Michoacán a un alcalde que se pronunció contra los cárteles de México

Sheinbaum prometió reforzar las operaciones de seguridad e inteligencia, aunque descartó cualquier intervención extranjera, en sintonía con su ministro de Seguridad, Omar García Harfuch. El domingo, este había señalado que México aceptaría cooperación en inteligencia del exterior, pero sin participación directa en territorio nacional.

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Manzo era conocido por promover una confrontación más activa contra los cárteles de la droga. Sin embargo, Sheinbaum afirmó el lunes que esa estrategia ya se había probado y solo amplificó los homicidios sin resolver las causas profundas de la impunidad y la falta de Estado de derecho.

En mayo, el número de guardaespaldas federales asignados a Manzo aumentó a ocho, según funcionarios de seguridad.

Junto a Sheinbaum, García Harfuch describió a esos escoltas como “seguridad periférica” y precisó que el alcalde prefería apoyarse en la policía local para su protección. El jefe de seguridad añadió que uno de esos policías abatió al principal atacante, aunque el asesino de Manzo aún no ha sido identificado ni se ha confirmado su vínculo con algún grupo criminal específico.

La indignación por el asesinato derivó en protestas violentas en la capital estatal, Morelia, donde se lanzaron bombas caseras contra oficinas gubernamentales y se registraron daños materiales.

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La condena se extendió por todo el país, incluso desde sectores críticos del partido gobernante Morena, que controla la Ciudad de México y 22 de los 31 gobiernos estatales, incluido Michoacán.

Mientras la oposición aprovechó el crimen para cuestionar la capacidad de Sheinbaum de pacificar el país, la presidenta respondió que sus detractores eran “buitres” que buscaban utilizar el asesinato con fines políticos y justificar lo que calificó como las políticas fracasadas del pasado.

El asesinato ocurre apenas dos semanas después de que el líder de los productores de lima de Michoacán fuera hallado torturado y ejecutado en un municipio vecino de Uruapan.

Michoacán es uno de los principales estados agrícolas de México y produce más del 80% de los aguacates del país, la mayoría destinados a compradores en EE.UU.

Hace casi dos décadas, el estado fue uno de los primeros objetivos de la guerra contra los cárteles del entonces presidente Felipe Calderón, una estrategia militarizada que derivó en años de enfrentamientos y miles de muertes.

Sheinbaum sigue atribuyendo a Calderón la responsabilidad de la violencia que persiste hoy en México.

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