¿Por qué el cambio climático impacta más a las mujeres? Lo que esconde este fenómeno en Latam

Eventos como inundaciones y sequías, huracanes... multiplican las labores de cuidado y exacerban las violencias basadas en género en la región, según expertas consultadas por Bloomberg Línea.

Cuerpos de socorro y de Protección Civil rescatan a víctima de inundación en El Salvador, por causa de la tormenta tropical Julia  Foto: Secretaría de Comunicaciones de la Presidencia
04 de julio, 2025 | 07:00 AM

Bloomberg Línea — No importa si las oleadas de calor duran más que antes o si las inundaciones son cada vez más frecuentes en algunas regiones del planeta, cualquiera que sea la manifestación del cambio climático, impacta más a las mujeres que a los hombres, y Latinoamérica y el Caribe no son la excepción.

ONU Mujeres denuncia que cada aumento de 1 °C en la temperatura promedio de la Tierra está asociado con un incremento del 4,7% en la violencia de pareja en el mundo.

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“Para 2090, 40 millones de mujeres y niñas más experimentarán violencia de pareja cada año en un escenario de calentamiento de 2 °C", apunta ONU Mujeres en su proyección.

Por otra parte, fenómenos como inundaciones, sequías y deslizamientos elevan la demanda de cuidados en los hogares, “lo que sobrecarga a las mujeres e incrementa su pobreza en materia de tiempo e ingresos”, dice un reporte de la Cepal.

Latinoamérica y el Caribe está considerablemente expuesta a catástrofes como huracanes, terremotos, inundaciones y deslizamientos. Entre 2000 y 2022 fueron documentados 1.482 catástrofes allí, el 16% de todo el mundo, según las cifras del Centro de Investigación sobre la Epidemiología de los Desastres (CRED).

“En el Caribe se ha observado que en contextos de desastres las mujeres y niñas experimentan mayores tasas de mortalidad y riesgo de violencia de género, además de enfrentar barreras adicionales para satisfacer sus necesidades y acceder a medios de subsistencia”, añade la Cepal.

Entretanto, la Amazonía en Sudamérica, que se está viendo amenazada por la deforestación, y el Corredor Seco en Centroamérica, que padece eventos extremos que van de las sequías a las inundaciones, son los territorios donde más se pueden entrecruzar el cambio climático y las violencias basadas en género, según Oxfam.

Un ejemplo del impacto en Tumaco, Colombia

Nasheli Noriega, coordinadora regional de Justicia de Género en Oxfam, explica a Bloomberg Línea que el cambio climático, como la pandemia en su momento, está generando un “efecto multiplicador de la crisis de los cuidados y la violencia contra las mujeres”, problemáticas que no son nuevas, sino a las que nunca se les ha dado respuesta.

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“No necesariamente es un tema interpersonal”, dice la experta. “Las violencias son síntomas de problemas estructurales y arraigados, como el patriarcado, el racismo, el clasismo y, sobre todo, el capitalismo”.

Melissa Abud, especialista en adaptación al cambio climático del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés), plantea algo similar.

“El cambio climático puede afectar de manera desigual a diferentes grupos de personas, entre ellos, poblaciones de mujeres, debido a la interacción entre su condición socioeconómica y su ubicación geográfica, entre otras”, dice a Bloomberg Línea.

Imagen de arrchivo. Una niña juega en un bote vacío cerca de su casa, en el Pacífico colombiano.

En Tumaco (Nariño), en el Pacífico colombiano, las mujeres están expuestas a las inundaciones producto del incremento en el nivel del mar, asociado, entre otras, al mal manejo de los residuos sólidos en la región y los que incluso provienen de otras partes del país y del mundo, pero también al deshielo en los polos.

“En este tipo de eventos, aumenta el trabajo para las mujeres, que socialmente tienen a cargo el cuidado del hogar”, explica Abud tras una investigación de WWF Colombia en Tumaco y otros tres municipios. “Lo primero que hacen las mujeres en una inundación es salvar los víveres, los alimentos, a su propia familia y ponerla en condiciones de salubridad más adecuada. Esto suspende sus actividades de educación y de trabajo, poniéndolas en una condición más vulnerable frente al cambio climático".

Lo dicho por Abud está en sintonía con lo consignado por la Cepal en su informe, donde establece que “las niñas y adolescentes tienen más riesgo de ser víctimas de abuso y violencia sexual durante estos fenómenos”, pues muchos de los factores protectores (escuelas, personas cuidadoras, autoridades) ven afectadas o interrumpidas sus funciones a raíz de los desastres ocurridos.

Perú, otra muestra de lo que sucede

Perú es otro ejemplo de cómo no solo el cambio climático, sino la transición energética, impulsada por la extracción de minerales pesados y metaloides, como el cobre y el zinc, afecta más a las mujeres, de acuerdo con un estudio adelantado por Oxfam de 2015 a 2023.

La investigación revela que las mujeres dedican hasta tres veces más tiempo que los hombres al cuidado de personas intoxicadas con metales pesados. En hogares con personas enfermas, a las que las mujeres cuidan incluso sacrificando su propia salud, este trabajo puede superar las 50 horas semanales, impidiéndoles aspirar a un trabajo remunerado.

“El estudio analiza lugares donde no hay clínicas, donde no hay sistemas estatales que solventen lo que están haciendo los hogares, pero especialmente a las mujeres de esos hogares”, dice Noriega. “¿En qué trabajo del mundo te van a aceptar si tienes que dedicar 50 horas de tus semanas a cuidar a personas enfermas a causa de los de los megaproyectos e industrias extractivas?”.

Josefina Sandoval es una de las lideresas peruanas que durante años ha exigido al Estado proteger a la “pachamama” de las actividades mineras. Ella, puntualmente, pide resguardar el lago Titicaca, en la ciudad de Puno, afectado por la contaminación por drenaje ácido producto de la extracción de metales.

“Estamos enfermándonos por la contaminación, está afectando nuestra salud, nuestra agricultura, nuestra economía”, dice Sandoval a Oxfam. “Nosotras no estamos estirando nuestras manos al Gobierno, nosotras vivimos de nosotras mismas, nosotras mismas generamos nuestra propia economía”.

Lass mujeres dedican hasta tres veces más tiempo que los hombres al cuidado de personas intoxicadas con metales pesados en Perú, de acuerdo con Oxfam. En la foto, Las Bambas es una de las principales minas de cobre en Perú y el mundo.

Una agravante, no solo en Colombia y en Perú, sino en Latinoamérica, producto de los cambios demográficos, es la tendencia a los hogares monoparentales, en los que la figura de sustento y, paradójicamente, de cuidados no remunerados, es la mujer, lo que hace que se duplique su trabajo.

El papel que desempeñan las mujeres en las labores de cuidado no se les reconoce ni monetaria ni simbólicamente como debiera ser, pese a su impacto en la economía.

En Latinoamérica y el Caribe, los cuidados representan entre 15,9 % y 25,6 % del PIB, según otro informe de Oxfam. Es más que el aporte de la industria manufacturera (15 %) y más que la agricultura, ganadería y pesca juntas (10,6 %).

Las mujeres, las guardianas del medioambiente

Aunque las mujeres son las más afectadas con el cambio climático, también suelen ser las mayores protectoras del medio ambiente y, cada vez más, están identificando medidas de adaptación ante algunos fenómenos.

Las mujeres del Pacífico colombiano llevan tiempo trabajando en proyectos como la restauración de los manglares a la par que obtienen de ellos beneficios como el alimento.

Lo hacen colectando pianguas —un tipo de almeja— manualmente, ubicadas en cavidades junto a las raíces de los manglares y, a su vez, plantando plántulas de manglar, en las etapas en que la marea baja.

“Las mujeres viven de la piangua, un recurso que habita en el manglar y que, en muchos casos, es su fuente de ingreso económico”, dice Melissa Abud, la experta de WWF en Colombia. “Al manejar sosteniblemente el manglar, que además es una barrera natural ante el aumento de los impactos de la erosión costera y las inundaciones, las mujeres se benefician de la población de piangua”.

No solo en el Pacífico colombiano, sino en países como Costa Rica, las familias viven de la extracción de las pianguas de los manglares.

Para que las mujeres de Latinoamérica se adapten al cambio climático y continúen defendiendo el medioambiente, es necesario que el Estado les brinde mayores presupuestos.

“Los presupuestos que muchas veces se destinan para la defensa ambiental y de derechos humanos son reducidos y suelen estar en manos de hombres. Las mujeres prácticamente hacen un trabajo de activismo gratuito cuando están protegiendo la biodiversidad“, dice Nasheli Noriega, la experta de Oxfam.

La degradación medioambiental en algunos territorios ha llevado a los hombres a migrar en el continente, bajo la premisa de que son quienes deben buscar el sustento, según Noriega, y dicho fenómeno ha desencadenado que un sinnúmero de mujeres asuman en solitario la responsabilidad total del hogar, incluyendo la crianza, la producción de alimentos y el trabajo comunitario. De ahí que las políticas públicas deban estar pensadas a partir de ellas.

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