Uruguay con menos niños: razones por las que su población permanece estancada desde hace 40 años

Bloomberg Línea conversa con dos expertos a propósito de una recordada frase de Pepe Mujica y el censo más reciente adelantado por el INE.

Montevideo
12 de febrero, 2025 | 04:00 AM

Uruguay no es un país “con peligrosos signos de extinción”, como dijo Pepe Mujica en diciembre de 2011, durante su primer año presidencial. Pero sí es un país que probablemente nunca supere los cuatro millones de habitantes, de acuerdo con proyecciones locales y de la Cepal.

El más reciente censo, presentado el 10 de diciembre de 2024 por el Instituto Nacional de Estadística (INE), evidenció que entre 2011 y 2023 la población creció 2,5%, apenas 86.815 habitantes.

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El dato no es menor si se tiene en cuenta que desde 1985 hasta 2023 la población uruguaya aumentó en menos de 500.000 habitantes, cifra que parece irrisoria en comparación con Colombia, que pasó de los 29 millones en 1986 a los 45,5 millones en 2018.

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Hay otro dato que permite calibrar la situación: hace cuatro décadas, la población uruguaya era de 3 millones de habitantes, poco mayor que la Costa Rica (2,7 millones) y menor que la de Nicaragua (3,7 millones), según la base de datos de la Cepal.

Hoy, la población de Costa Rica es de poco más de 5 millones de habitantes, de acuerdo con el instituto de estadística de ese país, y la de Nicaragua es de unos 6,7 millones, conforme con su Banco Central. En contraste, Uruguay sigue sin superar los 3,5 millones.

¿Por qué la población uruguaya crece tan poco?

Mariana Fernández Soto, doctora en estudios de población de la Universidad de la República de Uruguay, explica a Bloomberg Línea que Uruguay fue uno de los primeros países latinoamericanos en atravesar la transición demográfica, un cambio que experimentan las poblaciones de altas tasas de natalidad y mortalidad a bajas tasas de natalidad y mortalidad. Y eso explica que crezca poco.

“En los niveles muy bajos, lo que sucede es que la fecundidad y la mortalidad se compensan de cierta manera y crecimiento es muy bajito”, dijo Soto.

En los años 50, la tasa de fecundidad de Uruguay era de tres hijos por mujer, mientras que en Brasil y México superior a la de seis hijos por mujer, aunque en estos dos países la transición demográfica se aceleró partir de los 70 con políticas reproductivas que hicieron descender vertiginosamente las fecundidades.

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“En Uruguay el proceso fue más lento y más temprano”, añade Fernández. Cuando se le pregunta las razones, cita a la reconocida historiadora Adela Pellegrino y señala tres:

  • Uruguay partió de un territorio despoblado y después no hubo incentivos económicos para poblarlo, pues su economía giró en torno a la ganadería extensiva: desde muy temprano, lo que consolidó al país como un lugar con baja densidad poblacional.
  • La población de Uruguay se concentró en áreas urbanas y el comportamiento reproductivo de quienes viven en la urbe tiende a ser menor que el de los pobladores del campo.
  • Uruguay estuvo fuertemente afectado por corrientes migratorias españolas e italianas a fines del siglo XIX y principios del siglo XX, razón por la que se “importó” el comportamiento reproductivo de esas poblaciones europeas.

Pero el descenso de la fecundidad es mundial y tiene sustento en un proceso de modernización que cambió la percepción sobre los hijos.

Madre trabaja y cuida

“Antes, en el régimen pretransicional, los hijos eran parte de la mano de obra de las familias, porque la economía era mucho más rural, y luego dejaron de ser parte de la vida doméstica, empezaron a tener un costo más importante, en la medida que las familias debían garantizar su educación”, dice Fernández Soto. "Eso implicó un ajuste en la cantidad de hijos que las familias podían tener de acuerdo a lo que podían invertir en educación”.

Ese comportamiento, sin embargo, no fue tan racional como parece puede imaginarse, conforme con la experta.

¿Qué hay de malo en que Uruguay crezca tan poco?

Durante la presentación del censo, el pasado diciembre, el director del INE de Uruguay, Diego Aboal, se mostró preocupado por el descenso en la natalidad del país y el envejecimiento de su población. De hecho, sugirió tener en cuenta los datos suministrados como base para las políticas públicas

“En este momento estamos por debajo de la tasa de reemplazo, la que nos permitiría sostener el nivel de población en caso de que no tengamos un saldo migratorio positivo (…) Lo que ha ocurrido entre 2015 y 2023 es bastante dramático. Pasamos de unos 49.000 nacimientos en 2015 a tener unos 31.000 solo ocho años después. Una bajada de 18.000 nacimientos en ocho años”, comentó.

Aunque algunos académicos coinciden en repensar las políticas públicas con base en estos datos, también aseguran que tras el bajo crecimiento de la población uruguaya se esconden aspectos alentadores.

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Martín Koolhaas, doctor en ciencias sociales y experto en migración, asegura a Bloomberg Línea que no hay una “tasa ideal de crecimiento de un país”. Dice que la baja fecundidad está asociada a una noticia positiva, como la mejora en los derechos reproductivos de las mujeres jóvenes, y que la baja tasa de mortalidad tiene relación con el aumento en la esperanza de vida.

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La apuesta, a juicio de Koolhaas, debe ser mejorar las condiciones para que los jóvenes talentos no abandonen el país y para que quienes estudiaron en el exterior puedan retornar sin trabas burocráticas.

“La revalidación de sus credenciales educativas siempre es bastante compleja, entonces hay terreno para mejorar”, dijo Koolhaas.

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En ello coincide Fernández Soto: “No nos vamos a extinguir, no en breve, por lo menos. Lo que capaz tenemos que hacer es pensar en los niños, en las personas que hay ahora, en garantizar su calidad de vida, sus derechos y su futuro”.

Otro asunto importante es como integrar a los migrantes provenientes de otros países sudamericanos a Uruguay.

Entre 2000 y 2011, alrededor de 13.6000 migrantes arribaron a Uruguay, mientras que de 2012 a 2023, poco más de 50.900, registró el INE. La mayoría provenientes de Venezuela (15.230), Argentina (12.816), Cuba (11.338), Brasil (3.513) y España (1.591).

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Entre 2012 y 2023, alrededor de 15.000 migrantes venezolanos arribaron a Uruguay, según el INE.

En este sentido, Martín Kolhass asegura que “el país ha avanzado para favorecer las condiciones de integración de los migrantes que llegan”.

Pero el nacimiento de pocos niños y el incremento de la población que “cada vez llega a edades mayores”, según el director del INE, son dilemas que no solo Uruguay debe resolver, sino el resto del mundo, concluye Fernández.

“Sí, la población de Uruguay es envejecida, como todas las poblaciones que transitaron la transición demográfica, que son la mayoría de las poblaciones de países desarrollados y de América Latina. Las únicas poblaciones jóvenes en el mundo ahora son, por ejemplo, las de África”.

¿Cómo son los hogares uruguayos?

Una muestra de los “cambios en las valoraciones en los proyectos de vida” de los uruguayos, así como de los cambios que trajeron consigo la legitimación de los divorcios y los distintos tipos de uniones conyugales, además del matrimonio, según los expertos, es el cambio en la estructura de los hogares.

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Las Estadísticas de Género 2023, recopiladas por el Instituto Nacional de las Mujeres y el Ministerio de Desarrollo Social, evidencian la siguiente distribución.

  • Tipo biparental (hogar constituido por una pareja con hijos): 34,6%.
  • Conformado por parejas sin hijos: 18,2%.
  • Unipersonales: 17,1%.
  • Monoparentales femeninos: 10,9%.
  • Monoparentales masculinos: 2,2%.
  • Extendido o Compuesto: 13%.
  • Sin núcleo conyugal: 3,2%.

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