El milagro económico de José Mujica y la izquierda uruguaya que redujo la pobreza y la desigualdad

En solo una década y sacando provecho del auge de las materias primas, dos gobiernos del Frente Amplio mejoraron las condiciones de vida de millones de personas.

José Mujica
14 de mayo, 2025 | 10:13 AM
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El expresidente uruguayo José Mujica logró reducir la desigualdad y la pobreza en Uruguay y cambió así el paradigma de la izquierda latinoamericana, golpeada por malas experiencias acumuladas en este siglo.

Además, puso en boca del mundo a Uruguay, una pequeña nación de apenas 3,5 millones de habitantes, con una serie de políticas progresistas.

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Llegó al poder en Uruguay tras una década de reconstrucción luego de la crisis del 2002, derivada en parte por la influencia del corralito en Argentina, que también provocó un desequilibrio del sistema financiero uruguayo ante la retirada masiva de los depósitos de los argentinos.

Cuando el Frente Amplio ganó las elecciones en 2004 bajo el liderazgo del líder de izquierda Tabaré Vázquez (2005-2010 y 2015-2020), Uruguay enfrentaba una situación social crítica, puesto que la pobreza alcanzaba al 40% de la población.

Vázquez puso en marcha “una batería de políticas, un plan de emergencia social, comienzan las transferencias condicionadas a los sectores más pobres e informales de la sociedad. Al cierre del primer periodo de gobierno del Frente Amplio, la pobreza baja del 39,9% al 21%”, dijo a Bloomberg Línea Daniel Chasquetti, profesor y doctor en Ciencia Política por la Universidad de la República en Uruguay.

Ya cuando Mujica asume el Gobierno, había un 18,5% de pobres y cuando terminó su administración la tasa cayó al 9,7%.

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Es decir, en diez años, los dos Gobiernos de izquierda lograron bajar la pobreza prácticamente del 40% al 10%, gracias a una combinación de factores y políticas de Gobierno, incluyendo también en el crecimiento económico el boom de los commodities.

A estos factores se suman la restauración de la negociación colectiva entre cámaras empresariales y sindicales para subir salarios (que aumentaron un 50% en términos reales en 10 años) y una reforma tributaria progresiva que gravó los sectores de mayor renta, creando nuevos tributos que le dieron caja al Estado.

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Además, se fortalecieron las transferencias sociales y se creó el Sistema Nacional Integrado de Salud, que hoy alcanza al 90% de la población.

“Esa batería de iniciativas, que son el programa del Frente Amplio, la llevan adelante Tabaré Vázquez y luego Mujica”, dijo el académico Chasquetti.

El líder político uruguayo formó parte del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros y pasó cerca de quince años preso por la dictadura de ese país.

Chasquetti también reivindica el papel de Danilo Astori, quien fue ministro de Economía entre 2005 y 2020, pues condujo la política económica de los tres gobiernos del Frente Amplio.

“Es quien ideó la reforma tributaria y el sistema de salud. Sin ese diseño no se podrían haber llevado adelante las otras políticas”.

“El sello de Mujica es el interés porque los sectores más sumergidos efectivamente mejoren su situación, pero me es difícil divorciarlo de una política de más largo plazo implementada por un partido político que tenía mayoría en las dos Cámaras y se podía dar el lujo de diseñar reformas estructurales y aprobarlas sin mayores sobresaltos”, apuntó el analista Chasquetti.

Uno de los pilares que explican el legado de su gobierno fue el respaldo de un partido sólido y estructurado: el Frente Amplio.

Se trata, probablemente, de uno de los partidos de centroizquierda más fuertes del continente, con una capacidad electoral sostenida y una presencia dominante en el Parlamento.

“Durante varios períodos ganó la elección con mayoría parlamentaria propia. Ahora que volvió al Gobierno tiene mayoría en el Senado y le faltan solamente dos diputados para tener mayoría en la Cámara de Diputados. Es un partido que, normalmente, está entre el 45 y el 50% a la hora de votar”, lo que le permitió a Mujica gobernar con amplio margen para impulsar reformas estructurales, apuntó Chasquetti.

Los logros y retos de Mujica

De acuerdo con información del Movimiento de Participación Popular (MPP), que forma parte del Frente Amplio, durante la Administración de Mujica se logró “el nivel de desigualdad más bajo en la historia de Uruguay”.

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Además, durante su mandato, el crecimiento económico promedio anual fue de un notorio 5,4%, el déficit fiscal llegó en 2014 al 3,5% del PIB, niveles no vistos desde la crisis económica del país a comienzos de siglo.

Mujica en 2014 decía que Uruguay tenía el reto de entrar en la franja de los países desarrollados, “pero aminorando la injusticia social”.

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“El crecimiento económico no debe servir para acentuar las desigualdades en la sociedad y eso debe ser una preocupación permanente del Estado”, dijo Mujica.

La analista económica Clara Inés Pardo explica a Bloomberg Línea que Mujica promovió leyes que buscaron ampliar derechos a sectores históricamente marginados, lo que tuvo “impacto indirecto en la reducción de la desigualdad”.

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Entre estas medidas se refiere al matrimonio igualitario y el aval al cannabis con fines recreativos, así como la inversión en políticas sociales a través del Plan de Equidad para la asistencia a familias con niños en situación de pobreza extrema.

También se refiere a las Asignaciones Familiares ampliadas, que en práctica son subsidios a familias de bajos ingresos condicionados a la escolaridad y controles de salud de los hijos.

Ya en materia de política de vivienda digna impulsó la construcción de casas con participación comunitaria, especialmente para familias en situación de vulnerabilidad. “Mujica donaba gran parte de su salario a este plan”, dijo Pardo.

No obstante, según reseña Bloomberg, aunque su gobierno fue reconocido por sus políticas sociales, Mujica dejó pendientes importantes desafíos, incluyendo las sobrestimadas expectativas con respecto al negocio del cannabis.

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Fue criticado por no avanzar en la mejora de la educación pública y por dejar a su sucesor un Estado con altos déficits fiscales y una burocracia más costosa.

Una de sus decisiones más cuestionadas fue el nombramiento de un directivo sin experiencia técnica al frente de la petrolera estatal, lo que derivó en pérdidas de más de US$1.400 millones. Además, no tuvo éxito en proyectos estratégicos como un nuevo puerto de aguas profundas y una terminal de regasificación de GNL.

El legado de José Mujica

José “Pepe” Mujica, el presidente más austero que puso al mundo a hablar de Uruguay

El expresidente uruguayo también cambió el rumbo de la izquierda latinoamericana, golpeada por el radicalismo y malas experiencias acumuladas durante este siglo, logrando hacer eco en las élites económicas de la región y del mundo con su mensaje sobre los efectos del modelo capitalista en la vida moderna y el medioambiente.

Para Daniel Chasquetti, de la Universidad de la República en Uruguay, José Mujica no puede entenderse como “un fenómeno aislado ni como un capricho de la historia”, sino que su figura es el resultado de un sistema democrático consolidado, con partidos sólidos y reglas de juego que se “respetan y determinan los incentivos correctos”.

“El gobierno de Mujica normalmente está asociado con buenos resultados económicos, en los indicadores sociales y sobre todo por la aprobación de un paquete de leyes que ampliaron derechos”, señaló Chasquetti.

En ese marco, su liderazgo fue posible no por ser un outsider, sino un político que combatió a lo largo de su vida desde la militancia. Mujica fue consecuente y coherente con su estilo de vida y su mensaje político.

En su juventud fue guerrillero, se levantó en armas y pagó un alto precio: pasó 13 años preso y fue víctima de torturas por parte del régimen cívico-militar contra el que se opuso.

Sin embargo, al salir en libertad, optó por la autocrítica y se integró al Frente Amplio, donde hizo carrera política. Primero fue diputado, luego senador, fue ministro y finalmente llegó a la Presidencia.

Esa trayectoria lo convierte en un político sistémico, cuyo accionar se enmarca en un partido con programa, estrategia y vocación de poder.

Lo que distingue a Mujica, más allá de sus decisiones de gobierno, es su estilo personal. Su forma de comunicar, directa y sencilla, conectó con los sectores más humildes del país y con una audiencia global en busca de referentes auténticos.

“Desarrolló un discurso muy consistente con su forma de vida, una sencillez para que los sectores más pobres lo entendieran y desarrollaran empatía”, comentó Chasquetti. Esto coincidió con un contexto global de creciente malestar hacia las élites, tras la crisis financiera de 2008.

A Mujica se lo llegó a conocer como “el presidente más pobre del mundo” por vivir en una chacra sin ostentación, algo que contrastaba con los lujos que suelen rodear a los mandatarios. Pero no era sólo estética: su mensaje contra el consumismo excesivo y a favor de una vida austera caló hondo en un mundo saturado de materialismo.

Aunque no completó estudios universitarios, fue un intelectual consagrado y sus reflexiones están casi siempre enmarcadas en conceptos y lecturas, lo que hizo que su discurso fuera profundo y atractivo, especialmente para los jóvenes.

En una entrevista con Bloomberg Línea en 2021, Mujica manifestó que “en los últimos 30 años la economía mundial creció enormemente, pero sacrificando a una parte importante de las bajas clases medias, que están congeladas. La economía creció notablemente, pero se concentró como nunca. Cada dos o tres días hay un nuevo milmillonario”.

“Yo no quiero decir que la economía no crezca, crece la economía, pero también crece el reparto, eso posibilitó eso que se ha llamado el Estado de bienestar. Esto que se llama neoliberalismo no es otra cosa que el viejo liberalismo más crudo anterior a la guerra del 14. Significa una brutal concentración alrededor de las fuentes de capital con pésima distribución”, dijo el líder político.

En la entrevista, Mujica también se refirió al legado que quería dejar con su mensaje político y con su vida dedicada a la militancia.

“Es hermoso vivir con una causa que le dé sentido, esa pregunta eterna de los humanos …, ¿cuál es el sentido de la vida? El sentido de la vida es el que con nuestra voluntad le queramos dar, por eso como no podemos escapar de la muerte y hemos heredado algo muy grande que se llama civilización, de los que nos antecedieron, siento que es un deber intentar contribuir a dejar un mundo un poquito mejor que aquel en el que hemos nacido, eso es darle una causa a la vida", dijo Mujica.

“La otra es vivir como un cangrejo o como una lechuga que vive porque nació, a nosotros la naturaleza nos puso conciencia para alegrarnos y para angustiarnos, todo mundo, eso significa vivir, vivir con ganas, con compromiso”.

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