El turismo de casamientos se ha convertido en una de las nuevas apuestas del departamento de Maldonado, en el sureste de Uruguay. Con celebraciones que combinan playa, campo y experiencias personalizadas, los empresarios locales encontraron en este fenómeno una fuente creciente de ingresos y promoción internacional.
Según un artículo publicado en el diario El Observador, las autoridades y el sector privado trabajan para posicionar a Punta del Este y José Ignacio como escenarios exclusivos para bodas de destino, un formato que atrae principalmente a parejas extranjeras.
La tendencia se refleja en números concretos: cada evento puede implicar estadías de entre tres y siete días, con unos 30 invitados en promedio y un gasto que puede llegar a los US$200.000 solo en la fiesta. A eso se suman los beneficios indirectos para hoteles, restaurantes y servicios locales, que ven en este tipo de turismo una oportunidad para extender la temporada más allá del verano.
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El intendente de Maldonado, Miguel Abella, destacó recientemente que el departamento está haciendo una apuesta fuerte a este tipo de turismo. Durante un almuerzo de la Asociación de Dirigentes de Marketing (ADM), señaló que existen emprendimientos que se dedican exclusivamente a organizar este tipo de celebraciones, un rubro que —dijo— crece de manera sostenida.
Las wedding planners especializadas coinciden en que el mercado está cambiando. Marcela Martino, directora de Marcela Martino Wedding Planner, aseguró que la mayoría de sus clientes provienen de Brasil y Argentina, seguidos por estadounidenses y uruguayos residentes en el exterior. Explicó que, mientras antes se priorizaban grandes producciones en salones, ahora los novios buscan experiencias más auténticas y en contacto con la naturaleza.
El mencionado artículo de El Observador detalla que las bodas más frecuentes son las denominadas “boutique”: celebraciones íntimas de entre 80 y 200 invitados, en entornos naturales y con un diseño sofisticado. Las playas privadas de Vik, los viñedos de Garzón, la estancia Fasano y paradores como Imarangatú o La Susana figuran entre los lugares más demandados.
El gasto asociado a estos eventos varía según el tamaño y la producción: las cifras suelen ir desde los US$ 90.000 hasta los US$200.000 o más. Martino indicó que este rango depende también de la cantidad de días que dura la celebración y del tipo de servicios adicionales que contrata cada pareja.
La temporada fuerte para este tipo de turismo se concentra entre noviembre y abril, aprovechando las condiciones climáticas del verano austral. Las parejas suelen planificar el evento con entre nueve meses y un año de anticipación, lo que genera una agenda constante de trabajo para los organizadores.
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Para facilitar el proceso, las autoridades departamentales trabajan junto al Ministerio de Turismo y al Parlamento en una medida que busca simplificar los trámites civiles para que los extranjeros puedan casarse legalmente en Uruguay. Según explicó Edgar Silvera, director de Turismo de Maldonado, también se analiza la posibilidad de promover al departamento como destino de bodas dentro del segmento LGBT internacional.