Bloomberg — El partido gobernante de Venezuela arrasó en las elecciones regionales y parlamentarias celebradas el domingo, lo que refuerza el control del presidente Nicolás Maduro tras unos comicios marcados por una baja participación, la abstención generalizada de la oposición y las críticas internacionales.
Los medios estatales declararon la victoria de los principales aliados de Maduro, entre ellos su esposa Cilia Flores y el jefe del partido, Jorge Rodríguez. El Partido Socialista Unido de Venezuela obtuvo el control de 23 de las 24 gobernaciones, según los resultados preliminares del Consejo Nacional Electoral.
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El consejo estimó la participación en un 43%, por encima de las previsiones previas a las elecciones. Una proyección independiente de la oposición situó la participación en un 13% a las 5 de la tarde del domingo, una hora antes del cierre de los colegios electorales.
“Esta es una victoria para la paz y la estabilidad de toda Venezuela”, declaró Maduro ante una multitud en el centro de Caracas tras conocerse los resultados.
La votación, celebrada meses antes de lo habitual, se produjo tras las elecciones presidenciales de julio, que fueron ampliamente condenadas como fraudulentas por los observadores internacionales.
La aceleración del calendario electoral por parte del Gobierno dejó poco tiempo a la fracturada oposición para organizarse, lo que redujo aún más la participación en un contexto de dificultades económicas y aislamiento internacional. María Corina Machado, la figura más popular de la oposición, encabezó los llamamientos al boicot y declaró ilegítimo el proceso.
El resultado supone una importante consolidación del poder de Maduro, que gobierna desde la muerte del difunto Hugo Chávez en 2013 y ahora controla totalmente todos los poderes del Estado.
Maduro ha aprovechado el período de campaña para avivar el sentimiento nacionalista, reavivando la antigua reivindicación de Venezuela sobre la región de Essequibo, rica en petróleo, en Guyana, a pesar de la orden de la Corte Internacional de Justicia de las Naciones Unidas de detener las actividades en el territorio en disputa. Los candidatos de su partido aparecieron en las papeletas y ganaron en la región de todos modos.
El ministro del Interior, Diosdado Cabello, dijo que unas 70 personas fueron detenidas antes de las elecciones en lo que describió como un complot frustrado para perturbar los comicios mediante “acciones terroristas”.
Mientras tanto, las presiones económicas se intensifican. Se prevé que la galopante inflación, el colapso del bolívar y la posible retirada de las licencias estadounidenses a los productores extranjeros de petróleo reduzcan el PIB de Venezuela en un 5% este año. Chevron Corp. (CVX) y otras empresas petroleras extranjeras tienen previsto reducir la mayor parte de sus operaciones antes del 27 de mayo, lo que agravará la crisis de divisas que ha hundido las importaciones y los servicios públicos.
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Después de ese periodo, se espera que Chevron reciba una licencia muy restrictiva que le permita realizar un mantenimiento mínimo en el país.
Un funcionario del Departamento de Estado afirmó que Estados Unidos “seguirá denegando cualquier financiación que el régimen de Maduro utilice para oprimir al pueblo venezolano”.
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