Caracas – Se estima que cuatro estatuas del fallecido presidente Hugo Chávez fueron derribadas en distintos puntos de Venezuela durante las manifestaciones ciudadanas que iniciaron a media mañana de este lunes, en rechazo a los resultados anunciados por el Consejo Nacional Electoral (CNE) que declararon como ganador a Nicolás Maduro tras la elección presidencial del pasado domingo.
Con el 80% de las actas escrutadas, el presidente del CNE, Elvis Amoroso, aseguró que Maduro había sido reelecto para un tercer mandato con el 51% de los votos frente a su principal oponente, Edmundo González Urrutia, de 74 años, quien había obtenido el 43% de los votos.
La líder opositora, María Corina Machado, respaldada por la Plataforma Unitaria Democrática –coalición que reúne a la mayoría de los partidos opositores en el país–, descartó las cifras dadas por el ente electoral, lo que sería demostrado con las copias de las actas oficiales recuperadas por los testigos ciudadanos, cuyos datos favorecen a González Urrutia.
Con un fuerte cacerolazo a las 10 de la mañana que se extendió desde Petare, uno de los barrios más grandes de Latinoamérica y antiguo bastión del chavismo, hasta otro sector que anteriormente también fue afecto al oficialismo, el 23 de enero, en el oeste de Caracas, los venezolanos comenzaron a mostrar con acciones su desacuerdo con lo declarado por el CNE.
El movimiento civil que se transformó luego en caminatas por las distintas avenidas y calles principales se fue esparciendo en otras ciudades del país como Maracaibo, Maracay, Coro, Calabozo, Guanare y La Guaira, teniendo estas cuatro últimas un hecho en común: la caída de las estatuas de Chávez.
Este, sin embargo, no fue el único símbolo del chavismo derrumbado. Los manifestantes también rompieron vallas y afiches de Maduro, con imágenes alusivas a su campaña electoral, que fueron utilizados luego como leña para las trancas de las calles con cauchos y palos incendiados.
“Fraude, esto fue un fraude. No lo vamos a aceptar más”, gritaba María Auxiliadora Hernández, una mujer de 47 años, que acompañaba la protesta civil en la avenida Urdaneta del centro de Caracas, a pocas cuadras del Palacio de Miraflores.
En medio de las manifestaciones, que crecieron durante la tarde pese a las amenazas de grupos armados y frente a la presencia de los equipos policiales y militares antimotines, se registraron decenas de detenidos y un fallecido en la ciudad de San Jacinto, Maracay, en el centro-occidente del país.
La exigencia ciudadana fue acompañada más temprano por los gobiernos de Argentina, Chile, Panamá, Costa Rica, República Dominicana, Uruguay y Perú, solicitando una revisión completa de las actas y los resultados, por lo que la administración de Maduro decidió suspender las relaciones diplomáticas con estos países.
Otros países de la región como Nicaragua, Honduras, Cuba y Bolivia sí mostraron respaldo a Maduro.