Cómo el consumo de carne explica que Brasil, Argentina y Uruguay sean cunas de grandes futbolistas

Un estudio de 2022 correlacionó el consumo de proteínas con el desarrollo futbolístico. Uno de los economistas que lo escribió explicó las conclusiones.

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25 de septiembre, 2025 | 05:00 AM

Buenos Aires — ¿Qué tienen en común Diego Maradona, Pelé, Lionel Messi, Cristiano Ronaldo y Johan Cruyff, además de ser considerados entre los mejores futbolistas de la historia? Según un trabajo académico de los economistas argentinos Martín Rossi y Christian Ruzzier, el factor común es que todos nacieron y crecieron en países con alto consumo per cápita de carne, dentro de hogares de bajos ingresos o de clase trabajadora.

“Cuando uno busca quiénes fueron las grandes figuras de la historia del fútbol, en todas las listas aparecen Pelé, (Alfredo) Di Stéfano, Maradona, Messi... En cualquier listado vemos que, de los cinco mejores del mundo, cuatro nacieron en una parte chiquita del planeta que es la zona pampeana de argentina y en la parte sur de Brasil”, reflexiona Rossi respecto de cuál fue el disparador que despertó su curiosidad para llevar adelante el estudio.

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Precisamente, en diálogo con el canal de streaming de Infobae TV, Rossi explicó que la investigación tenía por objeto entender por qué tantos de los grandes cracs de la historia del fútbol habían surgido del Brasil gaúcho, la Argentina pampeana y Uruguay. Y especificó: “Hay dos cosas que pasan en esta parte del planeta, y es que hay muchos pobres y los pobres comen carne”.

También minimizó la importancia que muchas personas le asignan a la “pasión” que hay por el fútbol en estos tres países para explicar que sean fábricas de cracs: “Yo trabajé dos años para el Gobierno de Malaui y viajé mucho por África. Y los chicos son igual de fanáticos que nosotros, todos tienen remeras de fútbol, suena el timbre y van a jugar al fútbol. Pero no tienen a ningún jugador entre los mejores”.

Haciendo un Maradona

El principio central del estudio “Haciendo un Maradona: consumo de carne y destreza futbolística”, publicado en 2022, es que la combinación de carne relativamente barata y bajos costos de oportunidad de dedicarse al fútbol profesional puede explicar la asociación entre consumo de carne, bajo estatus socioeconómico y destreza futbolística.

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El paper destaca que crecer en un país donde la carne es barata implica que, incluso en hogares pobres, se accede a una dieta de mayor calidad, fundamental para el desarrollo del cerebro y de las habilidades cognitivas necesarias en el fútbol.

A la vez, añade la investigación, provenir de hogares con bajos ingresos reduce el costo de oportunidad de elegir una carrera deportiva, por sobre un desarrollo profesional de tipo académico.

Fútbol y funciones cognitivas

El fútbol es el deporte más popular del mundo en jugadores, audiencia, presencia en internet, valor de mercado e investigación académica. En ese contexto, el talento es el recurso central y su identificación resulta decisiva.

Los autores destacan que, más allá de la capacidad física y la coordinación motriz, la literatura reciente pone el foco en los procesos cognitivos y la creatividad. Las llamadas funciones ejecutivas —memoria de trabajo, flexibilidad cognitiva y control inhibitorio, entre otras— se asocian con jugadores talentosos incluso controlando por horas de entrenamiento y nivel competitivo. También se ha observado que el buen funcionamiento ejecutivo predice éxito deportivo.

Estas funciones permiten reaccionar en entornos cambiantes y dinámicos, reevaluando decisiones de manera constante. Además, están vinculadas con la creatividad, factor clave en un deporte en el que las soluciones originales y sorpresivas se traducen en jugadas decisivas.

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El papel de la alimentación

La evidencia científica recopilada por los economistas muestra que una nutrición adecuada en la primera infancia es clave para el desarrollo del cerebro. Estudios recientes asocian calidad de la dieta con mejor desempeño en funciones ejecutivas, mientras que la desnutrición temprana muestra efectos negativos permanentes.

La carne, recuerdan Rossi y Ruzzier en el paper, es un alimento de alta calidad por su aporte de proteínas, energía y micronutrientes como hierro, zinc y vitaminas del grupo B. Y mencionan diversos trabajos que muestran que un mayor consumo de carne en los primeros años de vida mejora el rendimiento cognitivo, incluso controlando por factores socioeconómicos y de escolaridad.

Además, resaltan que el bajo nivel socioeconómico suele correlacionar con dietas de menor calidad, dado que los hogares pobres no pueden costear carne con frecuencia. En países donde la carne es relativamente barata, ese efecto negativo se mitiga.

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“No todos los deportes son iguales, el fútbol requiere tomar decisiones rápidas en contextos cambiantes”, justifica Rossi en la mencionada entrevista televisiva. Y ratifica: “Las capacidades cognitivas se desarrollan con consumo de proteínas”.

Costos de oportunidad

El talento futbolístico también requiere ser descubierto y cultivado. Entre los factores que influyen figuran la riqueza nacional, el tamaño del país y el interés en el fútbol. Los autores subrayan un paso previo: que el talento se aplique al fútbol.

Aquí el nivel socioeconómico es relevante. Los hogares de bajos ingresos presentan menores costos de oportunidad al momento de elegir carreras. Muchos de los mejores jugadores del mundo comenzaron siendo pobres, con menor probabilidad de acceder a la universidad, viviendo en hogares hacinados y con más tiempo disponible para jugar en espacios abiertos.

Rossi se refirió a este aspecto de su investigación en la entrevista antes citada: “La gente pobre come mucha más carne de la que se come, por ejemplo, en África. Entonces, tenés chicos pobres que consumen carne y se desarrollan cognitivamente. En Japón o en Suiza los chicos también consumen carne, pero usan las capacidades cognitivas para otras cosas, por ejemplo, estudiar, que es un sendero más seguro”.

Evidencia estadística

La investigación utiliza como indicador de destreza futbolística el número de jugadores nominados al Balón de Oro entre 2016 y 2019. En ese período, fueron 59 futbolistas de 25 países. Francia aportó 11, Brasil, Países Bajos, España y Portugal 4 cada uno, y Argentina, Bélgica, Inglaterra, Alemania y Uruguay 3 cada uno.

El consumo de carne y proteínas se midió con datos de la FAO para el año 2000, coincidente con la primera infancia de los nominados. Las regresiones muestran un coeficiente positivo y estadísticamente significativo para el consumo de carne: los países con mayor consumo per cápita generan más nominados, incluso controlando por riqueza, población, interés en el fútbol y efectos fijos de continente. El resultado se mantiene cuando se usa consumo de proteínas en lugar de carne.

Historias de jugadores

Los autores también clasificaron a los 59 nominados según el nivel socioeconómico de sus familias y el consumo de carne en sus países. De ellos, 33 crecieron en familias de ingresos bajos o medio-bajos, 16 en familias de ingresos medios y 10 en hogares de ingresos altos o medio-altos.

Messi (Argentina) y Cristiano Ronaldo (Portugal) fueron clasificados como jugadores de familias medio-bajas en países de alto consumo de carne. Neymar Jr. (Brasil), Luis Suárez (Uruguay) y Kylian Mbappé (Francia) crecieron en hogares de bajos ingresos en países también de alto consumo.

Gianluigi Buffon (Italia) y Kevin De Bruyne (Bélgica) lo hicieron en familias de mayores recursos, en países de alto consumo de carne. Por su parte, Sadio Mané (Senegal) y Edin Džeko (Bosnia y Herzegovina) crecieron en hogares pobres en países de bajo consumo.

En total, 28 de los 59 nominados (47,46%) se criaron en familias de ingresos bajos o medio-bajos en países de alto consumo de carne, cuando el azar implicaría apenas un 11,11%.

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