Inversión en IA impulsa al S&P 500, pero su efecto en la economía aún no es claro

La fiebre por la inteligencia artificial sostiene a Wall Street, pero no a la economía real. Ni el auge de la IA ni el gasto récord en centros de datos logran traducirse todavía en un crecimiento estructural.

PUBLICIDAD
El auge de la inteligencia artificial impulsa a Wall Street, pero su efecto estructural en la economía real todavía genera debate entre analistas e inversores.
10 de noviembre, 2025 | 06:00 AM

Bloomberg Línea — El auge de la inteligencia artificial está marcando el pulso de los mercados financieros globales. El S&P 500 ha sido uno de los principales beneficiarios del entusiasmo por esta tecnología, aunque el impacto de esta inversión sobre la economía real aún genera dudas entre analistas y economistas.

Ver más: En América Latina, invertir en índices rinde más que la gestión activa

PUBLICIDAD

A pesar de los anuncios multimillonarios en infraestructura digital y centros de datos de empresas como Amazon (AMZN), Microsoft (MSFT), Alphabet (GOOGL), Meta (META) y Nvidia (NVDA), los indicadores macroeconómicos no muestran aún un salto proporcional en productividad o crecimiento.

Las cifras de inversión son grandes, pero su retorno económico estructural sigue en discusión. Algunos expertos sugieren que la narrativa bursátil de la IA podría estar corriendo más rápido que sus beneficios tangibles para el PIB o el empleo.

“Aunque cuestionamos la afirmación de que la inversión en IA sea el principal motor del crecimiento económico, la narrativa de la IA ha alcanzado una posición dominante en el mercado bursátil”, reconoce Doug Peta, estratega jefe de inversiones en Estados Unidos de BCA Research.

PUBLICIDAD
Foto aérea de um complexo de data center

El contraste entre el dinamismo de los mercados y los datos macro ha abierto un debate sobre si la inversión en IA ya representa una transformación económica real o una apuesta especulativa centrada en expectativas futuras.

Sin un impulso claro al PIB

Para Peta, el entusiasmo de los mercados por la inteligencia artificial ha superado la evidencia macroeconómica.

Desde noviembre de 2022, cuando se lanzó ChatGPT, las acciones vinculadas a esta tecnología han sido responsables de aproximadamente el 75 % del rendimiento del S&P 500. El índice ha subido cerca de 35% desde su mínimo de abril de 2025, tras el golpe de los aranceles, impulsado en gran medida por el entusiasmo en torno a empresas como Nvidia, Microsoft y otras con fuerte exposición a IA.

Suscríbete al newsletter Línea de Mercado, una selección de Bloomberg Línea con las noticias bursátiles más destacadas del día.

Morgan Stanley (MS) proyecta que la adopción de IA podría generar hasta US$ 920.000 millones en beneficios netos anuales para las empresas del S&P 500 hacia 2026, lo que representaría un 28% de sus ganancias antes de impuestos.

Las inversiones esperadas han sostenido estas expectativas. Los centros de datos, corazón de esta infraestructura, exigen una expansión sostenida de energía y grandes desembolsos financieros. “Equipar centros de datos es una tarea intensiva en capital, y se necesitarán enormes cantidades de financiamiento para concretar las ambiciones de los expertos en IA”, explicó Peta.

Las grandes tecnológicas están a la cabeza de esta inversión. Amazon y OpenAI firmaron un acuerdo por US$38.000 millones, mientras que Microsoft anunció una compra de capacidad computacional por US$9.700 millones a la australiana IREN.

Amazon y OpenAI firmaron un acuerdo por US$38.000 millones para expandir su capacidad de cómputo, en una de las mayores apuestas por la infraestructura de IA.

Estas operaciones, según UBS, son parte de una tendencia más amplia. “Ahora pronosticamos que el gasto global en IA alcanzará los US$423.000 millones este año (desde nuestra estimación anterior de US$375.000 millones) y los US$571.000 millones en 2026 (desde US$500.000 millones)”, dijo el banco suizo.

S&P Global, en un análisis reciente, estima que “las inversiones en centros de datos y actividades tecnológicas relacionadas llevaron a que el PIB de Estados Unidos fuera aproximadamente 0,5 puntos porcentuales más alto en el segundo trimestre de 2025 de lo que habría sido si el gasto de las empresas en construcción de centros de datos y energía, equipos de procesamiento de información, software e investigación y desarrollo hubiera crecido en línea con la tendencia de 2011 a 2022”.

Pese a este aporte, BCA advierte que los datos deben analizarse con cautela. “Si el gasto en capital de IA estuviera impulsando materialmente el crecimiento de Estados Unidos, deberíamos verlo en la participación de la inversión en el PIB. Pero la inversión respecto al PIB en el segundo trimestre de 2025 igualó la del segundo trimestre de 2018”, sostiene Peta.

Ver más: Un rally de ‘toros reacios’: la conclusión de Citi sobre la cautela y euforia en Wall Street

Además, gran parte del hardware es importado, lo que reduce su contribución directa al PIB. “No hay duda de que la inversión en infraestructura de IA es grande y sigue creciendo, pero parece estar desplazando otras inversiones. Robar a Pedro para pagarle a Pablo no es el ideal de manual para el actor que interpreta al catalizador más importante de la economía”, concluye Peta.

Las series históricas también refuerzan esta lectura. Según BCA, “hasta el primer trimestre, el gasto en equipos de TI no aumentó materialmente respecto a su promedio entre la poscrisis y la prepandemia”, y el gasto en software fue inferior a su ritmo previo durante tres trimestres consecutivos en 2024. Solo en 2025 comenzó a repuntar.

Además, Peta advierte que parte del salto observado en el primer trimestre podría haber sido un fenómeno transitorio vinculado a la política comercial. “Sospechamos que el aumento en el gasto en equipos de TI en el primer trimestre, que no se mantuvo en el segundo, probablemente tuvo que ver con anticiparse a aranceles, ya que la mayor parte del hardware informático es importado”, plantea el analista.

El gasto global en inteligencia artificial alcanzaría US$423.000 millones en 2025, según UBS, impulsado por grandes tecnológicas como Microsoft, Meta y Nvidia.

El gasto seguirá subiendo

A pesar del escepticismo sobre el impacto en la economía, las cifras de demanda por capacidad de cómputo continúan superando las proyecciones de las propias empresas.

El CEO de Amazon, Andy Jassy, señaló que “van a vernos seguir siendo muy agresivos en la inversión en capacidad porque vemos la demanda. Tan rápido como estamos agregando capacidad en este momento, la estamos monetizando. Todavía es bastante temprano y representa una oportunidad inusual”.

Mark Zuckerberg, CEO de Meta, agregó ante los inversionistas la semana pasada que cree que “es lo correcto tratar de acelerar la inversión en capital para asegurarnos de que tengamos el cómputo que necesitamos para la investigación en IA y tratar de llegar a un estado diferente de capacidad”.

Ver más: Por qué Goldman Sachs cree que el mercado aún no está en una burbuja tecnológica

No obstante, a pesar del volumen de inversión, el modelo de negocio aún no es rentable. Según Peta, “la parte de usuarios pagos es modesta. La carrera por mejorar los modelos y agregar capacidad se basa en la esperanza de que los desarrolladores eventualmente puedan cobrar por sus servicios”.

El despliegue de infraestructura plantea además retos en términos de energía y capital humano. Brian Singer, analista de Goldman Sachs, advierte que esperan que “la demanda de energía de los centros de datos crezca un 175% hasta 2030. Eso equivale a agregar otro país entre los diez mayores consumidores de energía”.

También señaló que solo en Estados Unidos, creen que ”será necesario contratar a 207.000 nuevos empleados capacitados en transmisión eléctrica e interconexiones. Es una cifra considerable, especialmente si consideramos que hay solo 45.000 aprendices activos en el sector energético de Estados Unidos”.

An employee of Northern Data Software GmbH, looks at data servers inside containers at the Lefdal Mine Datacenter in Maloy, Norway, on Tuesday, April 20, 2021. Based in the outskirts of Germany’s financial hub of Frankfurt, Northern Data operates high-performance computing centers in areas with cheap electricity. Photographer: Fredrik Solstad/Bloomberg

Las preguntas abiertas

El impacto de la inteligencia artificial sobre la productividad y el empleo es otra dimensión clave del debate. S&P Global señala que “el crecimiento del PIB se basa en última instancia en cambios en la fuerza laboral y en la productividad. Por lo tanto, la pregunta clave es: ¿las estrategias de inversión en centros de datos se traducirán en ganancias sostenidas de productividad?”.

Por ahora, los datos de empleo muestran señales mixtas. “La contratación en el sector de la información ha disminuido desde su pico en 2022, al punto que ahora se sitúa 3% por debajo de su tendencia de 2015 a 2019”, advierte el informe.

A esto se suma un aumento del desempleo entre los jóvenes de 16 a 24 años, segmento donde se concentran los empleos de menor cualificación más susceptibles a la automatización.

Ver más: Citi dice que la inteligencia artificial aún no es una burbuja: estas son las razones

Aunque hay indicios tempranos de ganancias de productividad, el informe de S&P concluye que “los beneficios de productividad de la IA pueden manifestarse más rápido que en la revolución informática de los años ochenta”, pero también que “la revolución de la IA, incluida la inversión continua en centros de datos, plantea desafíos distributivos”.

Las expectativas de un nuevo ciclo de crecimiento impulsado por inteligencia artificial son altas, pero los efectos macroeconómicos definitivos están aún por definirse.

Para los analistas, si bien el impacto ha sido claro en los mercados bursátiles, la capacidad de traducir estas inversiones en mejoras sostenidas de productividad y bienestar dependerá de cómo evolucione el equilibrio entre innovación tecnológica, empleo, energía y acceso al capital.

PUBLICIDAD