Bloomberg — El Banco Central Europeo bajó las tasas de interés por séptima vez desde junio pasado, ya que las tensiones comerciales mundiales amenazan con descarrilar la recuperación económica de la región.
La tasa de depósito se redujo en un cuarto de punto, al 2,25%, tal como habían pronosticado casi todos los analistas encuestados por Bloomberg. Las autoridades eliminaron la palabra “restrictiva” de su comunicado en relación con la postura de política monetaria.
“Las perspectivas de crecimiento se han deteriorado debido al aumento de las tensiones comerciales”, afirmó el BCE en un comunicado emitido este jueves. “Es probable que el aumento de la incertidumbre reduzca la confianza de los hogares y las empresas, y que la respuesta adversa y volátil de los mercados a las tensiones comerciales tenga un efecto restrictivo sobre las condiciones de financiación. Estos factores pueden lastrar aún más las perspectivas económicas”.
Hace apenas unas semanas se barajaba la posibilidad de hacer una pausa en la campaña de flexibilización, pero el anuncio este mes del presidente Donald Trump de aranceles generalizados a los socios comerciales de EE.UU. inclinó la balanza dentro del BCE hacia un nuevo recorte.

La perspectiva de un recorte se hizo más atractiva ya que la inflación ha seguido retrocediendo a la meta del 2% del BCE, y se vio reforzada por la caída de los costos de la energía y el desplome de los indicadores de confianza. Mientras tanto, el euro se ha fortalecido a su nivel más alto en tres años frente al dólar.
Los inversores prevén dos o tres reducciones más de tasas antes de que termine el año. Pero en medio de tanta inestabilidad geopolítica, es poco probable que la presidenta Christine Lagarde ofrezca señales claras cuando hable con los periodistas a las 2:45 p.m. en Fráncfort.
Con la inflación ya en retroceso, ahora se teme que los aranceles de EE.UU. acaben con las esperanzas de una reactivación de la economía en la zona euro, lo que podría arrastrar el crecimiento de los precios al consumo por debajo del objetivo.
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A pesar de algunos pasos atrás de Trump, los productos de la Unión Europea enfrentan a aranceles del 10% durante 90 días, sin indicios claros de lo que sucederá después. Mientras tanto, su enfrentamiento con China se ha recrudecido, lo que aumenta el riesgo de que algunos de sus productos se desvíen hacia Europa a precios reducidos.
La Reserva Federal se encuentra en una situación más complicada y podría verse obligada a mantener su postura hasta que haya más claridad. El presidente Jerome Powell advirtió el miércoles que el debilitamiento de la economía y el aumento de la inflación podrían poner en conflicto sus dos objetivos: la estabilidad de los precios y el máximo empleo.
Por el contrario, los datos de marzo de la zona del euro confirmaron las frecuentes declaraciones de los responsables del BCE de que la desinflación va por buen camino. Los precios subieron solo un 2,2% con respecto al año anterior, mientras que el componente de servicios se moderó del 3,7% al 3,5% al disminuir las presiones salariales.
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Los economistas encuestados por Bloomberg antes de la decisión de este jueves predicen otro recorte de tasas en la próxima reunión de política monetaria del BCE, en junio, tras lo cual se mantendrán en el 2% al menos hasta finales del próximo año.
Sin embargo, el volátil contexto ha llevado a Goldman Sachs, Deutsche Bank y Bank of America a pronosticar reducciones más profundas.
La mayoría de los miembros del BCE se muestran cautelosos sobre sus perspectivas para las tasas. Además del caos comercial, todavía están tratando de calcular los efectos del gasto masivo en infraestructura en Alemania y los mayores gastos militares en todo el continente en los próximos años.
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