Bloomberg — El secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio trazó la estrategia estadounidense para gestionar la estrecha relación de Rusia con China, afirmando que Washington quiere diluir los lazos sin sembrar la división entre los vecinos con armamento nuclear.
“No sé si alguna vez tendremos éxito del todo en despegarlos de una relación con los chinos”, dijo Rubio al medio conservador Breitbart News, refiriéndose a Rusia. “Tampoco creo que tener a China y Rusia pegadas al cuello sea bueno para la estabilidad mundial porque ambas son potencias nucleares”.
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El reciente abrazo de Donald Trump a Rusia ha sido visto por algunos analistas como un intento de separar a Moscú de Pekín, en un llamado “Nixon a la inversa”. El histórico viaje del presidente Richard Nixon a China hace unos 53 años socavó la influencia mundial de Rusia y acercó Pekín a Washington y lo alejó del Kremlin, en un movimiento que modificó el equilibrio de poder internacional durante décadas.
Aunque el gobierno del presidente Xi Jinping ha elogiado a Rusia por mantener conversaciones con Washington para poner fin a la guerra en Ucrania, no está claro qué significa para Pekín ese deshielo. El líder chino y Vladimir Putin declararon una amistad “sin límites” días antes de la invasión de 2022 y se han unido en la oposición a Estados Unidos en la escena mundial.
Rubio advirtió que unos lazos más estrechos entre China y Rusia supondrían un problema para EE.UU., si Moscú se convirtiera en el “socio menor permanente” de Pekín, enfrentando a dos potencias nucleares contra Washington. El acceso a los mercados chinos ha lanzado a Moscú un salvavidas económico después de que las sanciones lideradas por EE.UU. aislaran a Rusia en los últimos años, mientras que Xi ha dado a Putin cobijo diplomático.
“Podríamos encontrarnos en una situación en la que, tanto si Rusia quiere mejorar sus relaciones con EE.UU. como si no, no pueden porque se han vuelto completamente dependientes de los chinos porque les hemos cortado el grifo”, dijo Rubio. “Lo mejor para nosotros es tener una relación”.
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Trump ha llevado a cabo en las últimas semanas un asombroso giro de la política estadounidense respecto a Rusia, sorprendiendo a Europa al sacar a Putin de su aislamiento para iniciar conversaciones de paz sin incluir a otras partes interesadas. El presidente republicano ha sido acusado de repetir como un loro la desinformación del Kremlin sobre el conflicto, incluso culpando al líder ucraniano Volodymyr Zelenskiy de la guerra.
Xi reafirmó su relación con Putin la semana pasada en el tercer aniversario de la invasión de Ucrania por Moscú, diciéndole al ruso que acogía con satisfacción los esfuerzos positivos realizados por Moscú y las partes implicadas para resolver la crisis.
En una señal más de que la asociación Xi-Putin sigue intacta, ambos líderes han señalado planes para visitar las naciones del otro este año, mientras que Trump ha planteado una reunión trilateral entre los tres hombres.
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En su entrevista, Rubio caracterizó las relaciones entre EE.UU. y China como la “gran historia del siglo XXI” y dijo que Washington iba a tener desacuerdos y enfrentamientos tanto con Pekín como con Moscú, pero subrayó que mantener una relación con ambos era importante.
“Son países grandes y poderosos con arsenales nucleares. Pueden proyectar poder a escala mundial”, afirmó. “Creo que hemos perdido el concepto de madurez y cordura en las relaciones diplomáticas”.
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