Madrid — Dos trabajadores de una panadería ataviados con sus trajes blancos y sus respectivos gorros de panaderos se esforzaban por bajar la santamaría de un negocio en el centro de Madrid, mientras eran rodeados por sus vecinos que los intentaban ayudar.
De repente, dos policías se acercaron, pero su apoyó resultó infructuoso. Son las 9:20 de la noche, y en España empieza a oscurecer, en un día inédito, lleno de incertidumbre y angustia por un apagón masivo que ya cumplía nueve horas.
No tengo nada de señal en el móvil, es impresionante, decía un comprador de un reconocido supermercado en Madrid, en medio de la confusión, otro decía que había escuchado que el apagón podría durar hasta tres días, y otro más preguntaba si estaban seguros de que era un ciberataque, mientras se apresuraban por abrir las persianas que aún lograban mantener el frío de los productos en las neveras.
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Era realmente poca la información oficial que manejaban desde las 1:00 pm, cuando media hora después de una caída en la zona peninsular del servicio eléctrico, que se reportó también en parte de Portugal, el sur de Francia, y Andorra, contaban con los últimos destellos de señal de datos de internet móvil.
El agua, la estantería de velas y linternas, así como los estantes con pilas y baterías ya habían quedado vaciados a última hora del día en los principales establecimientos. En los comercios chinos, reconocidos por sus ventas de productos del hogar, largas filas reflejaban que eran de los pocos con muchos de estos artículos, a un precio accesible. Era esto, precisamente, lo que los clientes buscaban con desesperación, entendiendo que lo ocurrido podría extenderse incluso hasta el día siguiente.
Muchos optaron por utilizar sus vehículos como centros de carga para sus teléfonos celulares. Pero quienes contaban con poco combustible o gas, era reducido el tiempo que podían permanecer con el automóvil encendido. Surtir nuevamente resultaba imposible en medio del caos y el cierre de estaciones de servicio.
Las autoridades habían recomendado mantenerse en los hogares o en algún lugar seguro mientras se procedía con la investigación de lo ocurrido y el restablecimiento del servicio.
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En medio de esa falta de información y recursos básicos, muchos recordaron que hace apenas un mes, la Unión Europea había recomendado a los ciudadanos preparar un “kit de emergencia” ante posibles situaciones de crisis energética o ciberataques.
El llamado incluía almacenar agua, alimentos no perecederos, linternas, baterías, radios de mano y otros insumos básicos para enfrentar cortes prolongados de servicios. La recomendación, que en su momento fue vista como preventiva, cobró especial relevancia tras el apagón.
Familias en incertidumbre
Las familias con niños abarrotaron los parques. Los acompañaba en la escena los semáforos fuera de servicio, y decenas de locales comerciales con las puertas completamente cerradas. Otros en sus vehículos desbordaron las principales arterias viales de la ciudad, entre ellas la M-30, donde fueron cerrados todos los túneles.
El desorden también se apoderó de otras calles principales de la capital española, como el caso de la popular Gran Vía. Mientras tanto, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, solicitaba al Gobierno de España la activación del Plan 3 de Emergencias.
“Yo en mis 68 años de edad no había visto nada igual”, dijo a Bloomberg Línea Conchi Sánchez, residente de Nueva Numancia, mientras paseaba a sus mascotas.
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Así como ella, millones de españoles quedaron atónitos con la situación, y con la comparecencia de Pedro Sánchez, presidente del gobierno español, quien cinco horas después de lo ocurrido, dijo que aún se desconocían las causas.
“No hay información concluyente sobre los motivos de este corte. No descartamos ninguna hipótesis”, dijo Sánchez en rueda de prensa, en la que además pidió evitar las especulaciones.
Hasta la noche de este mismo lunes, el Gobierno español continuaba trabajando junto a Red Eléctrica y organismos de seguridad para determinar el origen exacto del apagón, sin que se descartara ninguna hipótesis, incluidos posibles ciberataques o fallos técnicos en la infraestructura de transmisión.
El Ministerio del Interior elevó el nivel de vigilancia en infraestructuras críticas, mientras algunas fuentes gubernamentales indicaban que podría tratarse de una “anomalía técnica severa” originada fuera del país. En paralelo, tres comunidades autónomas, Extremadura, Madrid y Andalucía, solicitaron el nivel de crisis de protección civil. “Lo otorgaremos a las demás que lo pidan”, agregó Sánchez.
Poco después de las diez de la noche, los aplausos desde los balcones, una escena similar a la de la pandemia en 2020, confirmaron que el servicio comenzaba a ser restablecido en el centro de España.
Gran parte del sur se encontraba con energía eléctrica desde minutos antes, y en las Islas Canarias no sufrieron el impacto.
“Me hicieron sentir como en casa, como si nunca salí de Venezuela”, dijo Josué Hinojosa, un migrante venezolano, consultado por Bloomberg Línea. “Pero de verdad es algo que no esperaba repetir en España, y espero que el origen no sea mucho peor de lo qué imaginamos”.
El sistema eléctrico español
España tiene más de 10 sistemas eléctricos. El peninsular es el de mayor tamaño con más de 200 GigaWatts-hora al año, además de sistemas aislados como La Palma, Tenerife, Gran Canaria, Ceuta y Melilla.
El peninsular está interconectado con Francia, Portugal, Andorra y Marruecos, y supone cerca del 94% de la demanda de energía eléctrica de España, según datos de la empresa Red Eléctrica.
La matriz energética de España está compuesta tecnología eólica (22.5%), gas natural (22.5%), nuclear (19.9%), solar fotovoltaica (15.1%), hidroeléctrica (10.9%) y el 9% restante se divide entre tecnología de generación, que usa petróleo, carbón, solar térmica y biocombustibles, de acuerdo con la Agencia Internacional de Energía (IEA por su sigla en inglés).
Los cortes en el servicio eléctrico pueden tener orígenes diversos, desde la generación con una falla en una planta eléctrica por la falta de algún combustible o variación climática en el caso de las renovables intermitentes, pasando por la transmisión de energía ante oscilaciones atípicas en la frecuencia de la red altamente sensible a cambios bruscos, incluso en la distribución eléctrica a usuarios finales por alguna falla en los postes, aunque las autoridades europeas aún no han podido definir la causa de los apagones.
Aunque los apagones ocurren en cuestión de segundos, reestablecer el eléctrico puede tomar horas, incluso días por el tiempo que toma poner en operación las plantas eléctricas y adecuar las redes de transmisión a niveles óptimos de operación.
A esta historia contribuyó Arturo Solís, reportero experto en energía, desde la Ciudad de México.