Bloomberg — Pittsburgh había planeado albergar este verano su primera Copa Mundial local, una competencia comunitaria de fútbol inspirada en el torneo global y destinada a celebrar la diversidad cultural de la ciudad. El evento, que se desarrollaría durante varias semanas y comenzaría en junio, iba a contar con equipos formados por residentes de la comunidad inmigrante de la ciudad, que jugarían bajo las banderas de sus países de origen.
Pero las autoridades locales cancelaron los partidos en medio de la creciente ansiedad por la ofensiva migratoria del presidente Donald Trump. La ciudad también suspendió su desfile y festival internacional anual, que anteriormente reunía a vendedores y artistas de decenas de grupos culturales. En un comunicado enviado a Bloomberg por la oficina del alcalde Ed Gainey, la portavoz Olga George dijo que ambos eventos se cancelaron “por extrema precaución” tras consultar con residentes y líderes comunitarios.
En la comunidad latina local, muchos le comentaron a Mónica Ruiz, directora ejecutiva de la organización de defensa de inmigrantes Casa San José, que no pensaban asistir a los eventos, incluso antes de su cancelación. “Son muy vulnerables y no querían estar en una situación en la que pudieran ir a divertirse… y luego terminar en otro país”, afirmó, en referencia al método de la administración Trump de deportar a no ciudadanos a países distintos de los suyos.
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Preocupaciones similares han llevado a organizadores de todo EE.UU. a reconsiderar eventos públicos que celebren distintas etnias o que reúnan a grandes multitudes de comunidades de inmigrantes y refugiados. Aunque estas decisiones buscan proteger a poblaciones vulnerables, también afectan la vitalidad cultural de las ciudades y privan a algunos grupos de ingresos esenciales.
Para muchos, se trata de una oportunidad poco frecuente de reunirse en público. “Cuando hablas de festivales, celebras nuestra comida y música, pero también, en gran parte, nuestro sentido de comunidad”, señaló Jessica Orozco Guttlein, copresidenta interina de la organización nacional Hispanic Federation.
La preocupación surge en momentos en que agentes federales de inmigración intensifican redadas y arrestos para cumplir con el objetivo de la Casa Blanca de detener al menos a 3.000 migrantes indocumentados al día.
Este año, organizadores en Chicago y Filadelfia cancelaron sus desfiles del Cinco de Mayo por temor, desde sus respectivas comunidades mexicanas, a que los eventos fueran blanco de redadas. En Los Ángeles, varias celebraciones del 4 de julio, incluidas las de barrios mayoritariamente hispanos, también se suspendieron en medio de una serie de operativos del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas, o ICE por sus siglas en inglés, que generaron protestas nacionales.
Algunos eventos programados para septiembre, durante el Mes de la Herencia Hispana, también fueron cancelados, como el cuarto Festival de la Herencia Hispana en Kenner City, Luisiana, donde aproximadamente el 30% de la población se identifica como hispana. En un comunicado a Bloomberg, la portavoz municipal Valerie Brolin citó la falta de apoyo de patrocinadores y vendedores, sin comentar si las preocupaciones por ICE influyeron en la decisión.
A medida que aumentan los arrestos, también crece la proporción de migrantes detenidos sin antecedentes penales. Incluso se ha informado que ciudadanos estadounidenses han sido arrestados, en medio de acusaciones de que la agencia ha practicado un amplio perfilamiento racial durante sus operativos.
Desde enero, cuando la administración Trump revirtió una política de más de una década que impedía a los oficiales de inmigración realizar arrestos en lugares sensibles como escuelas e iglesias, ICE ha ampliado sus objetivos a sitios fuera del trabajo, incluidos parques, mercados al aire libre, pequeños comercios e incluso estacionamientos.
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En junio, agentes armados y encapuchados irrumpieron en un popular mercado de pulgas en el suburbio de Santa Fe Springs, en el condado de Los Ángeles, que solía atraer grandes multitudes de vendedores y compradores los fines de semana. Testigos de la redada en el Santa Fe Springs Swap Meet dijeron al Los Angeles Times que varias personas fueron detenidas y que los agentes se acercaban a cualquiera que “pareciera hispano”.
ICE ha negado tales acusaciones: “Las acciones policiales de ICE son coherentes con las políticas del Departamento de Seguridad Nacional y de ICE, así como con la ley migratoria de EE.UU., que prohíben considerar la raza o etnia al realizar operativos”, dijo un portavoz de la agencia a Bloomberg.
Estas redadas han paralizado a muchas comunidades en todo el país, y su impacto va más allá de la cancelación de eventos, explicó Guttlein. Parques en barrios con alta población hispana, donde las familias solían reunirse para citas de juego y celebraciones íntimas, están ahora vacíos, y muchos prefieren no salir a espacios públicos. Algunos incluso evitan acudir a citas médicas, escuelas, trabajos o audiencias judiciales, ya que las familias prácticamente se esconden. Comercios y restaurantes en comunidades inmigrantes también han visto caer drásticamente su clientela.
“Esto es producto de la priorización de la administración Trump de cumplir cuotas de detención y deportación, y no de priorizar la seguridad de nuestra comunidad”, dijo Guttlein. “Ahora, como sociedad, tenemos que evaluar el riesgo para nuestra seguridad incluso en cosas cotidianas”.
Muchos organizadores, sin embargo, siguen adelante con sus eventos, en parte como acto de resistencia frente a la administración Trump.
En Los Ángeles, el grupo organizador del noveno Festival Chapín, que destaca la cultura guatemalteca, trasladó su celebración de dos días de agosto a octubre, con la esperanza de que para entonces las autoridades locales y estatales ofrezcan protecciones más sólidas contra operativos de ICE. Muchos asistentes y vendedores viajan cada año desde Guatemala para participar, dijo Walter A. Rosales, presidente de la organización sin fines de lucro Chapin Summer Festival Inc.
“La situación actual es difícil, con personas que aún viven con el temor de salir a las calles”, afirmó. “Pero dijimos, hagamos nuestra parte para que la gente recupere la confianza y la seguridad de poder caminar libremente”.
Otros organizadores mantuvieron sus eventos. En julio, el Museo Nacional de Artes y Cultura Puertorriqueña celebró su 25º Festival de Artes del Barrio en su sede del parque Humboldt de Chicago, con artistas y restaurantes de la comunidad hispana local. El evento de dos días atrajo a más personas que en años anteriores, y los vendedores agotaron rápidamente su comida y mercancía, según Veronica Ocasio, directora de arte y programación del museo.
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Muchos asistentes dijeron que acudieron para mostrar apoyo luego de que el personal del museo realizara una conferencia de prensa para alertar sobre una visita no anunciada de más de una docena de agentes federales vestidos de civil pocos días antes. Las imágenes de seguridad mostraron varios autos sin identificación estacionados en el aparcamiento del museo junto a agentes durante más de dos horas. También se ve a dos agentes ingresar al museo, donde, según Ocasio, pidieron usar el baño, pero ignoraron las indicaciones del personal. El Departamento de Seguridad Nacional dijo luego que los agentes realizaban una “breve reunión” en el parque como parte de una investigación de narcóticos, sin relación con inmigración.
Ocasio y otros líderes comunitarios, sin embargo, consideraron que la presencia buscaba intimidar y obtener información sobre el festival. Calificó la explicación de la agencia como “hechos alternativos, que consideramos mentiras”.
El portavoz de ICE reiteró la versión de Seguridad Nacional en respuesta a la consulta de Bloomberg, calificando de “falsas” las afirmaciones de que hubo aplicación de leyes migratorias en el museo, y señalando que el museo permitió el uso del estacionamiento a los agentes.
Para el festival, el personal del museo reforzó la seguridad y los planes de emergencia con ayuda de funcionarios electos, miembros de la comunidad y abogados. También hubo voluntarios de organizaciones locales de defensa de inmigrantes vigilando los alrededores.
Cancelar el evento nunca fue una opción, en parte porque este tipo de celebraciones representan una fuente de ingresos importante para organizadores y participantes. “Los vendedores, pequeños negocios, artistas, son la columna vertebral de nuestra economía cultural, y esta es nuestra forma de retribuirles”, dijo Ocasio. “Si no tuvieran esta oportunidad, podría afectar su sustento y su capacidad de pagar cuentas básicas, cuidado infantil, alquiler y comida”.
Al igual que en muchas otras ciudades, los pequeños negocios de inmigrantes en Chicago han sufrido pérdidas a medida que empleados y clientes se quedan en casa. Para algunos, la cancelación de festivales o la baja asistencia por temor a operativos migratorios significa otra pérdida de ingresos.
Ocasio afirma que el museo y sus socios han iniciado conversaciones para encontrar formas de apoyar a largo plazo la economía cultural de la ciudad, y aunque comprende a quienes han cancelado eventos, espera ampliar el debate más allá de Chicago.
“Es una táctica de miedo y está funcionando”, dijo sobre la estrategia de ICE. “Nunca quieres poner en riesgo a la gente, pero creo que los puertorriqueños, como colonia de Estados Unidos, tenemos ese sello de ciudadanía que nos da una voz más fuerte para defender a otros grupos”.
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