Trump reaviva tensiones al usar base naval en Puerto Rico para su guerra antidrogas

El Comando Sur de Estados Unidos describió las instalaciones puertorriqueñas como “una buena base de operaciones para nuestra misión en curso (...)”.

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US Military Exercises Increase In Puerto Rico
Por Jim Wyss
31 de octubre, 2025 | 11:00 PM

Bloomberg — Durante dos décadas, una antigua base naval de Estados Unidos en Puerto Rico se cubrió de maleza y óxido. Luego, los aviones de combate volvieron a rugir.

A medida que el gobierno de Donald Trump amplía su ofensiva antidrogas frente a las costas de Venezuela y Colombia, se apoya en pequeñas islas del Caribe como Granada y Trinidad y Tobago para obtener apoyo logístico. El despliegue está convirtiendo a naciones económicamente vulnerables en incómodos aliados de una guerra contra las drogas sin un desenlace claro.

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En ningún lugar la tensión es tan evidente como en el territorio estadounidense de Puerto Rico, donde se estima que están estacionados la mayoría de los 10.000 soldados desplegados en el Caribe. Las operaciones militares en expansión han sido recibidas con temor y expectación.

Desde septiembre, el deteriorado complejo de 8.700 acres de Roosevelt Roads —antiguamente la base naval más grande de Estados Unidos en el extranjero— se ha convertido en plataforma para cazas furtivos F-35B, transportes Osprey y aviones de carga C-17 Globemaster III.

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El Departamento de Defensa no ha revelado el alcance total del despliegue, pero imágenes satelitales y reportes de prensa muestran al menos tres destructores con misiles guiados, un grupo de asalto anfibio y buques de combate en aguas poco profundas frente a Venezuela. El portaaviones USS Gerald R. Ford se dirige hacia el Caribe.

El Comando Sur de Estados Unidos describió las instalaciones puertorriqueñas como “una buena base de operaciones para nuestra misión en curso, por su proximidad a las aguas internacionales del Caribe explotadas por los narcotraficantes”.

La gobernadora Jenniffer González, aliada de Trump, afirmó que el regreso militar es “bueno para Puerto Rico, bueno para nuestra seguridad, bueno para la economía”.

No todos comparten esa visión. Aunque Puerto Rico no forma parte de la Comunidad del Caribe, 14 miembros del bloque declararon recientemente la región una “zona de paz”, en la que los problemas de seguridad deben resolverse mediante cooperación internacional y dentro del derecho internacional. Trinidad, cuyo primer ministro Kamla Persad-Bissessar elogió las operaciones estadounidenses y dijo que los narcotraficantes merecían ser “eliminados violentamente”, se negó a firmar la declaración.

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Mientras gran parte del despliegue militar estadounidense transcurre en alta mar, lo que sucede en Roosevelt Roads —conocida como Rosy Roads— es mucho más visible.

La veterana del Ejército Monisha Ríos ha estado observando el tráfico aéreo desde su porche con vista a la base. La pista, hoy convertida en el aeropuerto José Aponte de la Torre, era usada esporádicamente por la Guardia Nacional de Puerto Rico. Pero cuando los Ospreys comenzaron a aterrizar en septiembre, supo que algo estaba ocurriendo.

Poco después, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, realizó una visita no anunciada.

Desde principios de septiembre, Estados Unidos ha informado de 14 ataques contra presuntas embarcaciones de narcotráfico, en los que murieron más de 60 personas, entre ellas venezolanos, colombianos y trinitenses.

“Estamos matando gente en aguas internacionales”, dijo Ríos.

A medida que crecen las dudas sobre la legalidad de las acciones del gobierno de Trump, el presidente ha sugerido que está dispuesto a atacar el territorio venezolano. También autorizó a la CIA a actuar contra el presidente Nicolás Maduro, a quien Estados Unidos considera líder de una organización terrorista.

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Un pasado tenso

En 1940, el presidente Franklin D. Roosevelt ordenó construir Rosy Roads como el Pearl Harbor del hemisferio. El Ejército utilizó la isla de Vieques para prácticas de artillería, lo que generó décadas de protestas. En 2001, el actual secretario de Salud, Robert F. Kennedy, fue arrestado en Vieques por participar en las manifestaciones. Bajo presión, Estados Unidos clausuró la base y la transfirió al gobierno puertorriqueño en 2004.

La base se convirtió en símbolo del abandono en una isla marcada por la crisis fiscal y los apagones. Los planes para transformarla en astillero, marina, puerto espacial o resort de lujo nunca prosperaron. Saqueadores destruyeron la antigua tienda de abastos, la bolera y los barracones.

Ríos soñaba con usar parte del terreno para ayudar a las comunidades de Vieques y Culebra a acceder a servicios de salud. Ahora teme que la ofensiva militar provoque represalias de otros países contra Puerto Rico.

“Si todavía estuviera en servicio activo, me negaría a cumplir órdenes”, dijo.

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