Bloomberg — El presidente Donald Trump autorizó sanciones a funcionarios de la Corte Penal Internacional que investigan a Estados Unidos y sus aliados, una medida que provocó la condena del tribunal con sede en La Haya.
Trump firmó la orden ejecutiva el jueves, según un funcionario de la Casa Blanca, reviviendo una política de su primer mandato contra una organización que él considera una amenaza a la soberanía estadounidense.
La orden denegaría visas y bloquearía el acceso a los fondos de los empleados de la CPI y sus familiares que colaboran en las investigaciones relacionadas con ciudadanos estadounidenses y aliados de Estados Unidos.
Lea más: Corte Penal Internacional solicita órdenes de arresto contra Netanyahu y los jefes de Hamás
La medida se produce en respuesta a la emisión por parte del tribunal de órdenes de arresto contra el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y el exministro de Defensa del país por su campaña militar en Gaza.
La Casa Blanca dijo en un comunicado que el tribunal estableció "una vergonzosa equivalencia moral" entre los dirigentes de Israel y Hamás, designado grupo terrorista por Estados Unidos, que lanzó el ataque mortal del 7 de octubre de 2023 que desencadenó los combates. También dijo que la CPI tiene "poderes amplios e irresponsables que suponen una amenaza significativa para la soberanía de Estados Unidos y nuestras protecciones constitucionales".
Trump y sus aliados llevan mucho tiempo criticando a la CPI como símbolo del tipo de internacionalismo que denuncian y sostienen que interfiere indebidamente en los asuntos estadounidenses. Estados Unidos nunca ha sido parte de la corte, que se creó en 2002 para juzgar crímenes de guerra, genocidios y otras atrocidades que de otro modo no habrían sido imputadas. En 2020, Trump impuso sanciones a una fiscal de la CPI y a uno de sus ayudantes por investigar presuntos crímenes de guerra estadounidenses en Afganistán.
La corte condenó el viernes la orden ejecutiva, que dijo busca "dañar su trabajo judicial independiente e imparcial".
Lea más: ¿Por qué la CPI emitió una orden de arresto contra Benjamin Netanyahu?
“El tribunal se mantiene firme con su personal y se compromete a seguir proporcionando justicia y esperanza a millones de víctimas inocentes de atrocidades en todo el mundo, en todas las situaciones que se le presenten”, afirmó en un comunicado en su página web.
Tanto la CPI como el máximo tribunal de las Naciones Unidas, la Corte Internacional de Justicia, tienen su sede en La Haya. La CPI investiga y juzga a personas acusadas de genocidio, crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad y crimen de agresión.
El ministro holandés de Asuntos Exteriores, Caspar Veldkamp, declaró que Holanda “lamenta” la orden ejecutiva estadounidense que impone sanciones a la CPI. Los Países Bajos tienen una “sólida reputación y responsabilidad como país anfitrión de importantes instituciones jurídicas internacionales” y cumplirán “de buena fe las obligaciones vinculantes del derecho internacional y de los tratados”, según un mensaje en X.
La reacción de Europa en general fue inicialmente comedida. El presidente del Consejo Europeo, Antonio Costa, evitó cualquier mención a Trump, al tiempo que dijo que la medida “amenaza la independencia del tribunal y socava el sistema de justicia penal internacional en su conjunto”.
Lea más: Netanyahu dice que Israel no retrocederá tras las órdenes de arresto de la CPI
El expresidente Joe Biden revocó en 2021 la orden de Trump por la que se aprobaban sanciones contra funcionarios de la CPI. Las administraciones de Biden y del expresidente Barack Obama, ambos demócratas, cooperaron con el tribunal en algunos casos.
Los demócratas del Senado bloquearon la semana pasada un proyecto de ley liderado por los republicanos que habría sancionado a la CPI por perseguir a dirigentes israelíes. Trump firmó la orden durante la visita de Netanyahu a Washington.
Trump ha manifestado un apoyo a ultranza al gobierno de Israel. Incluso propuso que Estados Unidos tomara el control de la Franja de Gaza tras la conclusión de la guerra contra Hamás, una idea que suscitó la condena de líderes mundiales que dijeron que equivalía a una limpieza étnica contra los palestinos.
También se esperaba que firmara otras directivas para crear una oficina de fe en la Casa Blanca y atacar lo que dijo era un sesgo anticristiano en el gobierno federal, todos movimientos diseñados para complacer a su base conservadora.
Lea más en Bloomberg.com