Bloomberg — La Casa Blanca ha convertido cada vez más al vicepresidente JD Vance en la cara visible de la disputa por el cierre del gobierno, recurriendo a un portavoz que, hasta ahora, ha mostrado un tono más moderado —y más disciplina— que el presidente Donald Trump.
El papel ampliado de Vance fue evidente desde el inicio: el vicepresidente asistió el lunes a las negociaciones entre Trump y los líderes del Congreso antes del cierre y luego encabezó la conferencia de prensa tras el encuentro, por delante del presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, y del líder de la mayoría en el Senado, John Thune.
El miércoles, Vance apareció en los programas matutinos de televisión para defender la posición del gobierno sobre por qué los demócratas deberían distanciarse de sus líderes y votar a favor de un paquete de financiamiento temporal. Más tarde, hizo una aparición sorpresa en la sala de prensa de la Casa Blanca, bromeando con los periodistas sobre su vestimenta y sobre las recientes publicaciones de Trump en redes sociales. Su actitud relajada parecía cuidadosamente calculada para reforzar su mensaje central: presentar a los republicanos como los administradores razonables del gobierno, obstaculizados por demócratas extremistas.
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Es un nuevo rol para Vance, quien se ha ganado una reputación como un político abiertamente partidista que disfruta provocando a sus oponentes. Pero el argumento que plantea es clave para los republicanos, ya que las encuestas muestran que los votantes tienden más a culpar al presidente y a los legisladores del Partido Republicano por el cierre, incluso cuando los demócratas exigen una concesión importante —la ampliación de los subsidios de salud— a cambio de sus votos.
Vance ofrece a los republicanos una figura con estrechos vínculos en el Capitolio y en quien se puede confiar para mantener el mensaje. También le da a Trump, que en gran medida ha evitado las apariciones públicas desde el inicio del cierre, la posibilidad de distanciarse del caos cuando así lo desee.
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“Creo que no quiere ser visto como quien lidera las negociaciones”, dijo el estratega republicano Alex Conant sobre Trump, señalando que las cámaras de televisión no fueron permitidas en la reunión del presidente con los líderes del Congreso. Vance, añadió Conant, “entiende la política de esto tan bien como cualquiera en la Casa Blanca”, y argumentó que podría convertirlo en “una gran victoria política para los republicanos”.
La gran incógnita es si el enfoque del vicepresidente logrará tener efecto.
El presidente, a través de publicaciones en redes sociales, y su director de presupuesto, Russell Vought, han descrito el cierre en términos apocalípticos, amenazando con eliminar miles de empleos federales y recortar proyectos en estados gobernados por demócratas. Una encuesta de The Washington Post del 1 de octubre mostró que el 47% de los estadounidenses culpa al presidente y a los republicanos del Congreso por el cierre, frente al 30% que responsabiliza a los demócratas.
El mensaje de la Casa Blanca a veces ha parecido contradictorio: la secretaria de Prensa, Karoline Leavitt, calificó los despidos como una “consecuencia desafortunada”, mientras Trump publicó una imagen generada por inteligencia artificial de Vought como la Parca y llamó al cierre “una oportunidad sin precedentes” para eliminar “agencias demócratas”.
Una tarea arriesgada
El contraste entre Trump y Vance ha sido, por momentos, notable. Mientras el vicepresidente acusaba a los demócratas de complacer a su base desde el podio de la sala de prensa, Trump publicaba mensajes sobre temas completamente distintos, como la seguridad pública en Portland, Oregón —que calificó de “DESASTRE SIN FIN”—, y la negativa de China a comprar soja estadounidense.
Trump cenó en la residencia del vicepresidente el jueves por la noche, señal de su estrecho contacto en medio del cierre. Un funcionario de la Casa Blanca describió a Vance como un mensajero eficaz y una pieza clave en los esfuerzos del gobierno.
Por supuesto, su tarea no está exenta de riesgos. Vance, quien casi con certeza buscará la nominación presidencial republicana en 2028, podría terminar cargando con la culpa si la respuesta de la Casa Blanca al cierre es mal evaluada. Y Trump podría intervenir en cualquier momento, el destino invariable de un vicepresidente.
El uso que hace Trump de Vance recuerda a los primeros días de la pandemia de Covid-19, en 2020, cuando el entonces vicepresidente Mike Pence fue encargado de liderar el grupo de trabajo para coordinar la respuesta y comenzó a ofrecer conferencias en la sala de prensa. Pero Trump pronto decidió que quería liderar el mensaje él mismo y tomó el control de las conferencias.
Según una persona familiarizada con la estrategia de la Casa Blanca, Leavitt invitó a Vance a hablar con los medios, describiéndolo como un “bulldog” capaz de reforzar el mensaje del presidente.
Aun así, los comentarios del vicepresidente fueron menos combativos que los de Trump. Reiteró su disposición a trabajar con los demócratas en el financiamiento de la salud si se resolvía el estancamiento.
“Arreglemos los problemas de Estados Unidos. Trabajemos juntos para resolverlos”, dijo Vance. “Pero reabramos el gobierno antes de tener nuestra negociación sobre la política de salud.”
“Pasándola bien”
Si bien Vance subrayó la gravedad del momento y las amenazas del gobierno de despedir empleados federales, también buscó momentos de humor. Desestimó las críticas hacia un video generado por inteligencia artificial publicado por Trump, en el que el líder de la minoría demócrata en la Cámara, Hakeem Jeffries, aparecía con un sombrero de mariachi, bigote y música mexicana, algo que Jeffries calificó de “racista y falso”.
“El presidente está bromeando y la estamos pasando bien. Se puede negociar de buena fe y, al mismo tiempo, divertirse un poco con algunas de las absurdidades de las posiciones de los demócratas, e incluso con la absurdidad de los propios demócratas”, dijo Vance. “Le digo a Hakeem Jeffries ahora mismo: te hago esta solemne promesa, si nos ayudas a reabrir el gobierno, los memes del sombrero se acabarán.”
Como exsenador, Vance está bien preparado para esta tarea, afirmó Wesley Denton, del Conservative Partnership Institute.
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“Tiene aliados en todas partes”, dijo Denton. “Tiene muchos amigos en el Senado, buenas relaciones allí. Su equipo está muy bien conectado. Es muy respetado en la Cámara y se lleva bien con los conservadores“.
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