Bloomberg — La economía israelí creció el año pasado a su ritmo más lento en más de dos décadas, excluyendo la pandemia del Covid-19, lo que subraya el peaje de las guerras libradas en Gaza y Líbano durante gran parte del año.
El producto interior bruto se expandió un 1%, reflejando una caída de la inversión fija y de las exportaciones, según las cifras publicadas el lunes por la Oficina Central de Estadística de Israel. La actividad económica aumentó un 2,5% anualizado en el último trimestre del año, incumpliendo las previsiones de los economistas que apuntaban a un crecimiento del 5,3%.
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Sin embargo, el crecimiento anual fue más fuerte que las previsiones oficiales, ya que el consumo público representó la mayor parte de la actividad económica del año pasado. Los gastos relacionados con la defensa fueron el principal motor de la demanda en el sector público, concretamente a través de los pagos a los militares, las viviendas para los evacuados y las indemnizaciones a empresas y particulares.
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El ministerio de finanzas había previsto un crecimiento del 0,4% en 2024, mientras que el banco central apuntaba a un 0,6%. El shekel israelí apenas varió tras los datos, al igual que el índice bursátil de referencia del país.
Se espera que el crecimiento mejore significativamente en 2025, ya que los funcionarios tienen en cuenta una ralentización de los combates. El Banco Central de Israel -que considera que la economía, de unos 530.000 millones de dólares, crecerá un 4%- dijo que sus previsiones daban por sentado que los combates continuarían durante el primer trimestre, pero con menor intensidad. El Ministerio de Finanzas ve la economía creciendo un 4,3% este año, más optimista que el Fondo Monetario Internacional, que estima un 2,7%.
Un frágil alto el fuego de seis semanas con el grupo militante palestino Hamás finaliza a principios de marzo y no está claro si se prorrogará. Sin embargo, el martes Israel dijo que iniciará negociaciones con Hamás sobre su continuación en una segunda fase, que debe conducir a un fin permanente de las hostilidades.
Israel había dicho que no pasaría a una segunda fase con Hamás, designada organización terrorista por EE.UU. y muchos otros países, armada y en el poder. Sin embargo, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, se encuentra bajo la presión de EE.UU. para que proceda con una hoja de ruta de tres etapas que prevé la liberación de todos los rehenes restantes en poder de Hamás.
También está en juego una tregua con la milicia Hezbolá, respaldada por Irán. Según el acuerdo, se esperaba que Israel retirara sus fuerzas del territorio libanés, pero desde entonces ha dicho que mantendrá cinco puestos del ejército.
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Si se niega a retirarse totalmente corre el riesgo de reavivar las tensiones con Hezbolá, aunque la mayoría de los analistas afirman que es poco probable que se vuelva a un conflicto total.
Hezbolá, uno de los más poderosos apoderados de Irán, comenzó a bombardear Israel en solidaridad con Hamás. Miles de militantes palestinos cruzaron las ciudades del sur de Israel el 7 de octubre de 2023, matando a 1.200 personas y secuestrando a 250. En la guerra subsiguiente con Israel han muerto más de 48.000 gazatíes, según el ministerio de Sanidad dirigido por Hamás. Tanto Hezbolá como Hamás están designados grupos terroristas por Estados Unidos y muchos otros países.
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