Bloomberg — Menos de dos meses después de que España eliminara su visado dorado debido a la preocupación por su efecto en el mercado inmobiliario, Portugal está estudiando la posibilidad de dulcificar su programa de visados dorados y hacer aún más atractivo un régimen fiscal especial para expatriados.
El ministro de la Presidencia, Antonio Leitao Amaro, declaró en una entrevista que las medidas que se están debatiendo tendrían como objetivo reforzar la inversión extranjera y atraer talentos globales a la economía portuguesa.
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Aunque declinó dar detalles concretos, dijo que el objetivo era pulir la imagen de Portugal como “destino de inversiones”.
El visado de oro de Portugal, uno de los más populares de Europa, ofrece a los no europeos una vía rápida hacia la residencia a través de opciones que incluyen una inversión mínima de €500.000 (US$572.780) en fondos elegibles. Los nuevos residentes portugueses también pueden optar a un impuesto fijo del 20% sobre los ingresos locales y a una exención de diez años sobre la mayoría de los ingresos extranjeros.

Refiriéndose a los programas del visado dorado y de impuestos, Amaro dijo que el gobierno está estudiando la posibilidad de organizarlos de “una manera más eficaz y económicamente eficiente”, garantizando al mismo tiempo que cualquier cambio sea “económica y socialmente justo”.
El planteamiento de Portugal contrasta no sólo con el de España, que desechó su programa de visados de oro en abril por las quejas de que estaba disparando los precios de la vivienda, sino también con el de otras naciones europeas. Malta, Irlanda, los Países Bajos y Grecia han puesto fin o han endurecido las normas de sus programas de visados dorados o equivalentes en los últimos años.

Ha aumentado la demanda del visado dorado de Portugal, que sólo requiere que los participantes pasen en el país alrededor de una semana al año. Las aprobaciones de visados dorados también aumentaron un 72% el año pasado hasta alcanzar la cifra récord de 4.987 con respecto al año anterior, según la agencia de inmigración del país, AIMA.
Desde que se lanzó el programa en 2012, los estadounidenses han estado entre los tres principales receptores de visados dorados junto con los ciudadanos chinos y brasileños.
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Amaro, cuyo gobierno de centro-derecha ganó un segundo mandato en unas elecciones anticipadas el mes pasado, dijo que no había planes para desechar o “demonizar” el visado dorado. Se trata de un giro respecto al anterior gobierno socialista, que eliminó la inversión inmobiliaria como base para optar al visado de oro en 2023 como forma de luchar contra la especulación en el mercado inmobiliario, donde los precios se han disparado hasta alcanzar máximos históricos. Anteriormente amenazó con suprimir el programa por completo.
“No hay ningún plan para acabar con él. No está sobre la mesa”, dijo Amaro. Afirmó que la AIMA está trabajando para eliminar un retraso de casi 45.000 solicitudes de visados dorados actualmente pendientes de revisión.
“Esperamos que para finales de año este proceso esté resuelto en su mayor parte”, añadió.
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