Bloomberg Línea — El trabajo infantil es un flagelo que afectó a 138 millones de niños en el mundo en 2024, una reducción total de más de 22 millones desde 2020; sin embargo, el ritmo con el que se combate no permitirá cumplir con los objetivos de erradicación de 2025, según un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) difundido este miércoles.
El mundo logró revertir el alarmante repunte del trabajo infantil registrado entre 2016 y 2020, pero no ha alcanzado su objetivo de eliminar este flagelo para 2025.
“No debemos cegarnos, aún nos queda un largo camino por recorrer antes de alcanzar nuestro objetivo de erradicar el trabajo infantil“, dijo el director general de la OIT, Gilbert F. Houngbo.
La OIT indicó que desde el año 2000, el trabajo infantil se ha reducido casi a la mitad, de 246 millones a 138 millones.
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No obstante, una de las grandes realidades es que las actuales tasas a las que se reduce el trabajo infantil “siguen siendo demasiado lentas”.
Es así que para acabar con el trabajo infantil en los próximos cinco años, las tasas actuales de progreso tendrían que ser 11 veces más rápidas.
“El mundo ha hecho progresos significativos en la reducción del número de niños obligados a trabajar. Sin embargo, demasiados niños siguen trabajando en minas, fábricas o campos, a menudo realizando trabajos peligrosos para sobrevivir”, dijo la directora ejecutiva de Unicef, Catherine Russell.
Del total de niños atrapados en la actualidad en el trabajo infantil, 54 millones realizan trabajos peligrosos que pueden poner en riesgo su salud.
La ejecutiva alertó, además, que “los recortes en la financiación mundial amenazan con hacer retroceder los logros conseguidos con tanto esfuerzo. Debemos volver a comprometernos a garantizar que los niños estén en las aulas y en los patios de recreo, no trabajando”.
El informe Trabajo infantil: Estimaciones mundiales 2024, tendencias y el camino a seguir, fue publicado en el marco del Día Mundial contra el Trabajo Infantil y del Día Internacional del Juego, resaltando que, pese a los avances, millones de niños aún ven vulnerados sus derechos fundamentales.
Luchas dispares contra el trabajo infantil
En todas las regiones se ha registrado algún grado de progreso en la lucha contra el trabajo infantil desde 2020.
Asia y el Pacífico y África subsahariana son las dos caras opuestas de la problemática.
En Asia y el Pacífico se presentó una caída de la tasa de trabajo infantil del 5,6% al 3,1 % (de 49 millones a 28 millones de niños). Esta fue la reducción más significativa de la prevalencia desde 2020.
En cambio, África subsahariana es la región más afectada por el trabajo infantil globalmente, con casi dos tercios de todos los niños en esa situación o unos 87 millones.
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De acuerdo a la OIT, si bien la prevalencia se redujo del 23,9% al 21,5%, “el número total ha permanecido estancado en un contexto de crecimiento demográfico”.
De otra parte, América Latina y el Caribe presentó una reducción relativa del 8% en la prevalencia y una disminución del 11% en el número total de niños en situación de trabajo infantil.
Latinoamérica registró un total de 7,3 millones de niños de 5 a 17 años en situación de trabajo infantil (pasó del 6% al 5,5% entre 2020 a 2024).
Radiografía del trabajo infantil
Por sectores, la agricultura sigue siendo el mayor sector de trabajo infantil, con el 61% de todos los casos globales.
A este le siguen los servicios (27%), como el trabajo doméstico y la venta de productos en los mercados, y la industria (13%), incluidas la minería y la fabricación, de acuerdo a la OIT.
De otra parte, el informe indica que los niños tienen más probabilidades que las niñas de participar en el trabajo infantil a cualquier edad. No obstante, dice que cuando se incluyen las tareas domésticas no remuneradas de 21 horas o más a la semana, la brecha de género se invierte.
Para acelerar el progreso contra el trabajo infantil, OIT y Unicef llaman a los gobiernos a ampliar la protección social, como las prestaciones universales por hijo, para evitar que las familias recurran al trabajo infantil.
Asimismo, instan a fortalecer los sistemas de protección infantil para prevenir y atender casos de niños en riesgo, especialmente en formas graves de trabajo infantil.
Otras recomendaciones incluyen asegurar educación de calidad para todos, con foco en zonas rurales y afectadas por crisis; promover empleo digno para adultos y jóvenes, garantizando el derecho a la organización laboral; y hacer cumplir las leyes y exigir responsabilidad a las empresas para frenar la explotación infantil en las cadenas de suministro.
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