Los aranceles recíprocos de Trump afectan la importación de baterías y minerales críticos, encarecen costos y frenan inversiones en proyectos de energía limpia. — Aunque Estados Unidos extendió hasta noviembre la pausa en la suba de aranceles a China, la tensión mantiene en vilo a empresas a ambos lados del Pacífico. Especialistas advierten que los gravámenes recíprocos impulsados por Donald Trump afectarían a exportadores chinos, pero también darían un nuevo golpe a la industria de tecnología climática estadounidense.
“El sector que más perdería sería el de las baterías”, señaló Antoine Vagneur-Jones, jefe de comercio y cadenas de suministro en BloombergNEF. China domina la exportación de baterías de litio y materiales clave hacia EE.UU., y esas cadenas de suministro no pueden modificarse de manera inmediata.
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El impacto en las baterías
De cada cinco baterías de ion-litio importadas por Estados Unidos en los primeros cinco meses del año, tres provinieron de China, según datos de BloombergNEF. La proporción es aún mayor en las baterías de fosfato de hierro y litio, ampliamente utilizadas por las empresas de energía.
“Esto impactará directamente al mercado de almacenamiento”, advirtió Tom Moerenhout, profesor de la Universidad de Columbia. Como el despliegue de baterías es fundamental para equilibrar la intermitencia de las renovables, agregó, “esto inevitablemente ralentizará la transición energética”.
Los aranceles actuales para las baterías a gran escala de origen chino rondan el 41%. Alternativas como Corea del Sur son más caras, y Trump también impuso un gravamen adicional del 15% a esas importaciones, lo que encarece todavía más los costos.
Estados Unidos inició el desarrollo de una cadena local de producción, pero llevará tiempo. Incluso fabricantes como LG Energy Solution y Fluence Energy, que invirtieron fuertemente en expandir su capacidad, dependen de cátodos y ánodos importados, insumos que en gran parte provienen de China.
El poder de los minerales raros
Otro punto crítico es el de las tierras raras, donde China tiene un control dominante: concentra cerca del 90% de la capacidad global de refinado. Aunque la Casa Blanca dejó a estos minerales en gran medida fuera de los aranceles, Pekín respondió en abril con restricciones de exportación de materiales estratégicos.
La medida provocó interrupciones en diversas industrias estadounidenses. Ford tuvo que cerrar temporalmente una planta en mayo por falta de imanes de tierras raras, insumo esencial en sistemas eléctricos y electrónicos. El suministro se normalizó recién el 11 de junio, tras un acuerdo comercial parcial. No está claro si las restricciones volverán en caso de fracasar las negociaciones.
“Las tierras raras son una ficha de negociación entre China y Estados Unidos”, explicó Grant Hauber, especialista en cadenas de suministro del Instituto de Análisis de Economía Energética y Financiera. “Con decisiones tan erráticas, no se puede descartar nada”.
Los fabricantes de tecnología climática serían los más afectados si China reactiva la medida. Componentes como los imanes de neodimio, incluidos en la lista de restricciones, son esenciales tanto para motores de autos eléctricos como para aerogeneradores.
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Efectos de largo plazo
Este escenario se suma a la decisión de Trump de recortar apoyos públicos a la transición energética, con foco en los autos eléctricos y la energía eólica. El sector renovable ha reaccionado con sorpresa a la magnitud de estas medidas, lo que se refleja en un creciente número de proyectos cancelados.
Solo en el primer semestre de 2025, compañías anularon, cerraron o redujeron iniciativas verdes en EE.UU. por más de US$22.000 millones, según el grupo de investigación E2. Eso ocurrió antes de que Trump eliminara incentivos fiscales y entrara en vigor la nueva tanda de aranceles.
El martes, Trump firmó una orden para extender por 90 días la tregua comercial con China, que incluye reducir subas arancelarias y flexibilizar restricciones a imanes de tierras raras y otras tecnologías. Sin embargo, los expertos advierten que la incertidumbre sigue pesando.
“La regla de oro de los negocios es la estabilidad”, recordó Hauber. “Cuando hay tanta volatilidad y cambios de rumbo, la mayoría prefiere esperar antes de invertir”.
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