Bloomberg Línea — GE Celma, la unidad brasileña de GE Aerospace, proyecta un crecimiento de hasta 58% en el volumen de mantenimiento y reparación de motores de aviación para 2030, lo que refleja el mayor plan de expansión en Brasil en casi 30 años, según ejecutivos de la empresa.
Después de terminar el año pasado con un récord de 570 motores revisados, la empresa planea alcanzar una capacidad de mantenimiento de 800 a 900 turbinas por año a finales de esta década, dijeron los ejecutivos en una reunión con periodistas en la sede de la empresa el pasado martes, 18 de febrero.
Este escenario convertiría a la unidad brasileña en uno de los mayores talleres de mantenimiento, reparación y revisión (MRO) de motores de aviación del mundo, según ellos. La operación de GE Celma ya es la mayor de los seis talleres que GE Aerospace tiene para el mantenimiento de sus motores.
Para 2025, la empresa proyecta un crecimiento anual de alrededor del 10% en el volumen de producción en Brasil, con un aumento a 630 motores revisados en las plantas de la región de Petrópolis, en el estado de Rio de Janeiro, según Julio Talon, presidente de la unidad en el país.
“Vamos a continuar con este ritmo de crecimiento en los próximos años”, afirmó el directivo, que dirige la operación desde hace 15 años.
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Según Talon, el aumento de la capacidad hasta 2030 debe ser el resultado de una combinación de inversiones en expansión, adquisición de nuevos equipos, contratación de personal cualificado y mejoras en los procesos de mantenimiento.
La empresa emplea actualmente a 2.800 personas directamente en sus unidades de Brasil, además de 700 trabajadores subcontratados. La expectativa es añadir alrededor de 600 nuevos empleos directos hasta 2028.
“No se trata de crecer por crecer. Tenemos que crecer de forma productiva”, afirmó.
Según el directivo, a nivel mundial GE Aerospace realizó el mantenimiento de aproximadamente 2.500 motores el año pasado. Esto hace que la unidad brasileña sea responsable de cerca del 20 al 25% del volumen de motores revisados en todo el mundo.
De los equipos sometidos a mantenimiento en Brasil, el 95% se destinó a aerolíneas extranjeras, principalmente de Estados Unidos, Europa y Oriente Medio.
La empresa también presta servicios a Azul (AZUL4), Gol (GOLL4) y Latam, así como a otras aerolíneas latinoamericanas. En total, la unidad brasileña atiende a unos 30 clientes.
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Aumento de la demanda
Según Luiz Froes, director ejecutivo regional y vicepresidente de Relaciones Gubernamentales para América Latina, la empresa espera un aumento de la demanda de mantenimiento en las próximas décadas, lo que justifica la inversión en el país.
Esto se relaciona con los servicios de los motores vendidos en los últimos quince años, que habrá que reparar, así como con los nuevos que se instalen en las aeronaves.
Los objetivos de reducción de emisiones de carbono en la aviación, afirma, son algunos de los factores que han llevado a las aerolíneas a renovar sus flotas y operar modelos con menor consumo de combustible.
“Nuestros pedidos de motores crecieron alrededor de un 46% el año pasado debido a la mayor demanda en la aviación y, sobre todo, a la necesidad de los clientes de cambiar sus flotas”, afirma Froes.
Las operaciones en Brasil se llevan a cabo en cinco unidades, tres de ellas en Petrópolis, incluida la sede central, una en el municipio de Três Rios, también en el stado de Rio de Janeiro, y otra en la ciudad de Rio de Janeiro. La operación funciona las 24 horas del día, en tres turnos.
Actualmente, la unidad de Três Rios es responsable de probar los motores CFM Leap y GEnx de la empresa, después de haber sido revisados en Petrópolis, a unos 60 kilómetros de distancia.
Incluye una nave de 1.183 metros cuadrados en la que los motores de las aeronaves se izan a una altura de más de diez metros y luego se encienden para evaluar su rendimiento en simulaciones reales. La planta se inauguró en 2018 tras una inversión de US$55 millones.
La planta se encuentra ahora en un proceso de expansión con una inversión de US$85 millones, que añadirá un nuevo almacén de 42.000 metros cuadrados, un área mayor que el espacio disponible en la sede de Petrópolis.
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La inauguración del centro está prevista para el tercer trimestre de este año. La empresa espera concentrar las operaciones de desmontaje, montaje y reparación de los motores Leap y GEnx en el nuevo espacio de Três Rios, para mantenerlas más cerca del campo de pruebas.
Este trabajo se realiza actualmente en la planta 14 Bis de Petrópolis. Esta unidad seguirá siendo responsable del mantenimiento de otros motores del resto de la cartera una vez que se haya completado la ampliación en Três Rios.
“En el tercer trimestre debemos tener este taller listo para comenzar a operar en el cuarto trimestre. Allí aumentaremos cada vez más la capacidad de Leap, que actualmente es nuestro motor de mayor éxito en términos de ventas”, dijo Talon.
US$20.000 millones de ingresos anuales
En 2024, el negocio de servicios representó US$19.800 millones de los US$26.900 millones de ingresos anuales de la unidad de aviación comercial de la compañía. El beneficio anual de la unidad comercial fue de US$7.100 millones.
En Brasil, la empresa también realiza el mantenimiento y la reparación de turbinas para los aviones militares de la Fuerza Aérea del país.
Los resultados positivos han sido recompensados por los inversores.
Las acciones de GE Aerospace (GE) cerraron 2024 con una subida del 66% y acumulan una revalorización de cerca del 20% este año hasta el 21 de febrero, lo que ha llevado a la compañía a recuperar su posición como la mayor empresa del sector industrial por valor de mercado en Estados Unidos – cerca de US$215.000 millones.
GE Aerospace es la empresa que le queda a General Electric después de que el conglomerado industrial estadounidense escindiera sus operaciones sanitarias y energéticas en dos compañías separadas – GE Healthcare y GE Vernova, respectivamente – en un proceso completado el año pasado.
A nivel mundial, GE Aerospace tiene unas 45.000 turbinas de aviones comerciales en funcionamiento, así como otros 25.000 motores militares.
La compañía es líder de su segmento, con una cuota de mercado en torno al 55%, según datos recopilados por la plataforma Statista. Sus principales competidores son Rolls-Royce y Pratt & Whitney.
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Aumento de la productividad
Según los directivos brasileños, uno de los diferenciales de la subsidiaria en el país es la capacidad de realizar el servicio de mantenimiento en un plazo competitivo de 80 a 85 días en promedio, que incluye todo el desmontaje, limpieza, verificación, reparación o sustitución de piezas, remontaje y simulación en el campo de pruebas.
Tras las inversiones y la ampliación, la expectativa es que el tiempo de servicio pueda reducirse.
“Para CFM Leap, que es nuestro mayor volumen en la actualidad, hacemos sistemáticamente menos de 80 días. Este año revisaremos casi 350 CFM. Pero GE avanza hacia una reducción [de los plazos]”, afirma Talon.
“En dos o tres años, lograremos revisar sistemáticamente los motores más grandes en 75 días. Y los motores más pequeños, a partir de 70 días. Eso es lo que buscamos con las inversiones, la formación de la mano de obra y el nuevo sistema operativo de GE, que es el Flight Deck.”
Actualmente, las operaciones en Brasil tienen capacidad para atender 150 motores simultáneamente, en diferentes etapas de mantenimiento. Después de la ampliación, se espera que este número aumente a cerca de 200.
Un motor de avión comercial tiene una vida útil de unos 40 años y puede someterse a hasta tres o cuatro operaciones de mantenimiento detallado durante este período, así como a otros servicios menos complejos de reparación y sustitución de piezas.
Esto significa que la mayor parte de la facturación y los beneficios de GE Aerospace proceden de los servicios.
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Los motores CFM Leap y GEnx son algunos de los más utilizados actualmente en vuelos comerciales en el mundo.
Mientras que el CFM Leap se utiliza en aviones de fuselaje estrecho y pasillo único entre las filas de asientos de pasajeros, como el Boeing 737-Max y el Airbus A320neo, el GEnx equipa grandes aviones de doble pasillo utilizados en vuelos transatlánticos de fuselaje ancho, como el Boeing 787 Dreamliner y el Boeing 747-8.
La inversión en Brasil forma parte del plan global de la empresa para satisfacer la mayor demanda prevista de mantenimiento de este tipo de motores, para los aviones que se han vendido en los últimos años.
Cuando la nueva planta esté en funcionamiento, según los ejecutivos, también será capaz de dar servicio a otros motores de nueva generación, como el GE9X.
Las operaciones de GE Celma tienen su origen en un fabricante de equipos eléctricos y electrónicos fundado en Petrópolis en 1951. Todavía en los años 50, Celma fue comprada por Panair do Brasil y comenzó a prestar servicios de mantenimiento a los motores de la antigua aerolínea, que quebró en 1965.
El entonces gobierno militar nacionalizó las operaciones de Celma y la utilizó para mantener los motores de los aviones de la Fuerza Aérea Brasileña (FAB).
En 1991, bajo el mandato del ex presidente Fernando Collor, la empresa estatal fue privatizada y vendida a un consorcio que incluía a los bancos Safra y Boavista. GE, que adquirió una participación minoritaria en la privatización, tomó el control de la empresa en 1996.
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