Bloomberg Línea — Los grandes productores de petróleo de América Latina atraviesan un momento de transformación profunda, marcado por la creciente intervención de los gobiernos en las decisiones empresariales, una nueva ola de inversiones y una redefinición del papel del sector energético en las economías locales. Según un reciente informe de Moody’s Ratings, la región combina señales de expansión con riesgos regulatorios y financieros que condicionan el apetito de los inversores.
Brasil: más control político, pero fundamentos sólidos
En Brasil, la petrolera estatal Petrobras se mantiene como un caso paradigmático. Pese a los cambios constantes en su conducción y a la mayor injerencia del Gobierno en su estrategia, la calificadora señala que sus indicadores crediticios continúan “intactos”. El nuevo plan de negocios, con horizonte a 2050, prevé inversiones por US$111.000 millones entre 2025 y 2029, con foco en exploración y producción, ampliación de refinerías y proyectos de transición energética.
La apuesta por mantener el suministro interno mientras se avanza hacia la neutralidad de carbono muestra la doble presión sobre la compañía: responder a objetivos políticos sin poner en riesgo su salud financiera.
Colombia: incertidumbre preelectoral y caída de la inversión
En el extremo opuesto, el panorama colombiano combina advertencias y cautela. Moody’s sostiene que el país enfrenta un escenario complejo de cara a las elecciones presidenciales de 2026. Las restricciones a nuevas licencias de exploración y la menor inversión en capital durante los últimos años amenazan la autosuficiencia energética.
Ecopetrol, la petrolera estatal, ha buscado diversificarse hacia el gas natural y expandirse fuera del país, pero la confianza inversora sigue debilitada por la volatilidad regulatoria. El aumento de las importaciones de gas —con precios más altos— encarece los costos industriales y limita la competitividad del sector.
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Argentina: Vaca Muerta se consolida como motor de expansión
Mientras tanto, Moody’s considera que Argentina emerge como el nuevo polo de crecimiento regional. El desarrollo de la formación no convencional Vaca Muerta llevó la producción de petróleo a crecer 19% interanual en julio de 2025, acompañada por un incremento del 6% en el gas, según datos oficiales citados por Moody’s.
Las inversiones en ductos, terminales de exportación y proyectos de gas natural licuado colocan al país en una posición favorable para transformarse en exportador neto de energía. YPF, junto con privadas como Pluspetrol, Tecpetrol y Vista Energy, lideran el proceso. Sin embargo, la agencia advierte que el futuro del sector dependerá de la estabilidad macroeconómica, la continuidad de las obras de infraestructura y el acceso sostenido al financiamiento internacional.
México: Pemex, una carga fiscal que sigue creciendo
El caso de México continúa siendo singular por la magnitud del respaldo estatal. Pemex recibe aportes directos del presupuesto, alivio de deuda y un fondo de inversión respaldado por el soberano para pagar a proveedores. Aun así, su producción permanece estancada tras tocar mínimos históricos en 2025.
El plan oficial hasta 2035 busca revertir esa tendencia, aunque Moody’s considera que la petrolera deberá atraer socios privados y mejorar la eficiencia operativa para cumplir sus metas. Las restricciones financieras y el agotamiento de campos maduros siguen siendo los principales desafíos para una empresa cuya estabilidad depende, en gran medida, del apoyo público.
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Una región en transición
El mapa energético latinoamericano muestra, en definitiva, una misma tensión con distintos matices: la búsqueda de soberanía y transición ecológica, pero con una fuerte dosis de intervención política. Moody’s resume el cuadro con una advertencia implícita: el éxito de las petroleras nacionales —y su atractivo ante los inversores— dependerá no solo de sus planes de inversión, sino también de la capacidad de los gobiernos para ofrecer reglas previsibles y equilibrio entre política y mercado.