Continuaremos teniendo menos hijos y es hora de aceptarlo

Bebés
Por Daniel Moss
15 de marzo, 2025 | 09:53 AM

Tras años de descensos, el índice de fecundidad de un país que se enfrenta a importantes dificultades demográficas registró un ligero repunte.

Aunque se trata de un dato positivo, no es muy probable que Corea del Sur deje de lado la imagen generalizada de un país plagado de escuelas vacías y campos desiertos. Las familias pequeñas están aquí para quedarse.

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Nadie va a descorchar el champán.

Son pocos los expertos que piensan que un goteo de cifras decentes suponga un cambio en la tendencia a largo plazo de ralentización del crecimiento poblacional. Y Corea tampoco está sola.

Según la ONU, la población del planeta alcanzará su máximo en la década de 2080 y luego empezará a descender.

La semana pasada, otras dos economías asiáticas muy estudiadas registraron cifras dispares en el ámbito de la natalidad: el indicador de Singapur se frenó en su caída, en tanto que Japón produjo menos niños que nunca en el 2024.

Si no se justifica la euforia, tampoco lo está el pánico. Solo estorba y se corre el riesgo de una respuesta extrema.

Por supuesto, hay que aplicar políticas encaminadas a apoyar a las familias con dos hijos, como promover los permisos parentales y facilitar lo que muchas parejas consideran la costosa tarea educativa. Eso sí, no hay que esperar un gran éxito, rápido, por el hecho de arrojar dinero e incentivos sobre el asunto.

Se necesitaron décadas de políticas para disminuir la natalidad, que en su momento se consideró crucial para generar desarrollo económico.

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A la inversa, elevar la fecundidad será casi imposible en la actualidad. La sociedad hace tiempo que dejó de pensar que lo normal es tener entre cuatro y cinco hijos.

Abordar el retroceso de la fertilidad y el rápido envejecimiento de la sociedad es un desafío para muchos gobiernos.

“El efecto del año del dragón ha ido disminuyendo con los años, lo que refleja el cambio generacional en las actitudes y prioridades entre las parejas jóvenes”, dijo el viernes al parlamento Indranee Rajah, ministra de Singapur, refiriéndose al signo del zodíaco chino de 2024. (Tradicionalmente se ha considerado que las personas nacidas en un año del dragón encuentran buena suerte).

Las cifras preliminares mostraron que la tasa de fertilidad total de la ciudad-estado, o TFR (por sus siglas en inglés), se mantuvo en 0,97 el año pasado, dijo. El año anterior marcó la primera vez que había caído por debajo de 1.

Corea del Sur informó un nivel de 0,75 , la primera ganancia en casi una década. Japón, que informa su TFR a mitad de año, registró una cifra de 1,2 para 2023.

Gráfica de natalidad de Corea del Sur

¿Cuál es un buen número?

Diferentes economías apuntan a una variedad de objetivos, y la inmigración, junto con la inteligencia artificial, son las respuestas a las que se recurre para llenar el vacío. Pero la inmigración puede ser difícil de vender.

Las tasas de fertilidad total son una estimación de cuántos hijos tendrá una mujer, y 2,1 se considera el nivel en el que una sociedad puede reponerse. Pocas economías prósperas tienen tasas que se acerquen a eso; el nivel global ha bajado de alrededor de 5 en 1960 a 2,2 hoy, señala la ONU, y se proyecta que será de 1,8 para fines de siglo.

Tailandia, Taiwán, China y Malasia ya están por debajo de 2. Incluso Filipinas, un archipiélago asociado con familias numerosas, ha experimentado una marcada corriente descendente. Las autoridades de Manila lo están fomentando activamente. Al igual que sus vecinos en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, se lo ve como una señal de progreso.

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Este es un aspecto que se ha subestimado en gran parte del panorama actual de pesimismo. Es el resultado de un éxito político, aunque no se haya podido calibrar en el momento adecuado. A partir de los años 60, los regímenes respaldados por los militares en Seúl orientaron sus objetivos hacia la limitación de la expansión familiar como parte de una campaña contra la pobreza; el fomento de la creación de conglomerados en expansión fue otro de ellos.

Para apreciar el deseo de Singapur de tener hogares más pequeños en los años posteriores a la independencia, el Museo Nacional es un buen comienzo.

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Un cartel, de principios de los años 70, muestra a una madre joven en un apartamento desordenado rodeada de niños que gritan, con ropa lavada esparcida por toda la habitación, mientras su marido la mira con desaprobación. Su globo de pensamiento expresaba un profundo remordimiento por casarse joven. Otro eslogan nacional declaraba “dos es suficiente”. El sentimiento actual se acerca más al de “uno y listo”.

Por decepcionante que pueda resultar la baja fertilidad, estos países son más ricos de lo que se hubiera podido imaginar hace décadas. Abordar las tasas de natalidad (o aliviar su impacto) merece ser una prioridad, pero es difícil juzgarlo como una catástrofe.

Singapur, por ejemplo, se clasifica constantemente entre las ciudades más habitables y sus residentes, entre los más felices.

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Hubo una época en la que los marcadores demográficos no eran el tema de las portadas de los periódicos. Eso cambió en Japón en 1990, cuando los medios informaron sin aliento que la tasa total de fecundidad del país había caído a 1,57 el año anterior. Esto generó tanta ansiedad que se lo conoció como “el shock del 1,57”.

A fines de 2019, antes de que el Covid-19 detuviera los viajes, exploré los cambios en Japón y Corea. El campo se vio realmente desafiado; Yubari, en la isla norteña de Hokkaido, a casi una hora de Sapporo, se convirtió en el primer municipio japonés en declararse en quiebra. Sin embargo, la vida en las grandes ciudades tiene mucho que ofrecer.

Japón ha vuelto a ser un destino de inversión. En Corea, aproximadamente la mitad de la población vive hacinada en el área metropolitana de Seúl. La cultura popular en todo el mundo está abarrotada de restaurantes coreanos, música y dramas en streaming.

Lo que se nota hoy es que no hay conmoción, sino sólo resignación ante la caída de la natalidad. Es un buen comienzo. Las soluciones, si existen, no llegarán rápidamente. La clave será la adaptación.

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Esta nota no refleja necesariamente la opinión del consejo editorial de Bloomberg LP y sus propietarios.

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