El exclusivo club de inversión de Goldman Sachs es un poderoso atractivo

Goldman Sachs
Por Marc Rubinstein
16 de febrero, 2025 | 10:07 AM

La calculadora de primas de Bloomberg nos ofrece una visión muy interesante del valor divergente de las retribuciones de los empleados en Wall Street.

Una prima en acciones de US$100.000 de JPMorgan Chase & Co. (JPM) en 2022 valdría ahora US$115.000 totalmente consolidada; la misma de Bank of America Corp. (BAC) vale solo US$83.000. Lástima por los pobres operadores de Deutsche Bank AG (y, antes de su colapso, de Credit Suisse), cuyas subvenciones en acciones se depreciarían regularmente antes de que pudieran cobrarlas.

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Sin embargo, el poder de sus acciones no es el único modo que tienen las empresas de diferenciarse (y no, no estoy hablando de “cultura”).

Entre las numerosas ventajas que ofrecen los bancos, servicios de salud, guarderías, gimnasios, etc., destaca el acceso a programas especiales de inversión. “La empresa también busca brindar oportunidades adicionales de creación de riqueza, incluyendo el Programa Especial de Inversión para Empleados”, anuncia Goldman Sachs Group Inc. (GS) en la parte inferior de su página de beneficios en internet.

Estos mecanismos permiten el acceso a fondos que, de otro forma, no estarían disponibles para los empleados, en condiciones que, sin duda, no lo estarían.

La semana pasada, el Financial Times informaba de que Goldman Sachs había reducido la inversión mínima en su más reciente fondo 1869 Private Opportunities Partners de US$250.000 a US$25.000.

Dicho fondo, cuyo nombre proviene del año de fundación de la empresa, invierte en múltiples vehículos del mercado privado gestionados por su división de gestión de activos.

Está abierto a antiguos empleados que pagan una comisión del 0,63% anual más un 6,3% sobre la rentabilidad, lo que representa un descuento del 50% con respecto a lo que el banco cobraría habitualmente a los inversionistas externos.

El fondo 1869 es único en su tipo, ya que está dirigido a antiguos egresado, pero hay muchas oportunidades de inversión abiertas para los 46.500 empleados actuales de Goldman y, en particular, para sus aproximadamente 400 socios.

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Estos fondos no suelen cobrar comisiones de gestión ni de incentivos; en algunos casos, los empleados incluso reciben una parte de las comisiones de incentivos que pagan los inversores externos. En un entorno en el que algunas de las mejores oportunidades residen en los mercados privados en lugar de los públicos, el acceso a estos fondos es un beneficio atractivo.

Si bien la empresa no revela los activos que administra en nombre de los empleados, sí revela cuánto capital extraen sus ejecutivos.

En los últimos cinco años, el CEO David Solomon recibió US$65 millones de los fondos de los empleados, compuestos tanto por distribuciones como por reembolsos. Eso equivale a casi la mitad de lo que ganó en salario y bonificaciones.

Es posible que el director de operaciones John Waldron no haya participado tanto de la oportunidad del fondo: retiró US$15 millones el período, equivalente al 11% de su salario total. Entre los dos, también ganaron US$4 millones en comisiones de incentivo cobradas a los clientes que pagan.

Como vehículo para la creación de riqueza, los fondos de Goldman tienen una sólida trayectoria.

Desde el año 2000, los fondos de capital privado de la firma, comercializados bajo la marca West Street Capital Partners, han tenido una rentabilidad de más del doble del capital antes de comisiones. Esta serie de fondos ha demostrado ser popular entre el personal. En su generación de 2000, que tuvo una rentabilidad de 2,5 veces su inversión original, alrededor del 18% de su capital provenía de los empleados.

En las cinco generaciones posteriores, las contribuciones de los empleados han sido en promedio de alrededor del 10%. La firma está recaudando capital actualmente para West Street Capital Partners IX, en el que pretende obtener alrededor de US$1.000 millones de su personal.

En algunos casos, las empresas incluso ofrecen apalancamiento contra las contribuciones de los propios empleados. Los préstamos no son tan generosos como en el pasado, cuando permitían a los empleados duplicar su exposición, pero aún así representan un mayor potencial alcista.

Sin embargo, pueden surgir problemas si los empleados gastan demasiado en fondos internos. En 2008, Goldman tuvo que rescatar a dos altos ejecutivos que estaban cortos de efectivo, pagando US$58 millones para recomprar algunas de sus inversiones en fondos internos para evitar que tuvieran que vender acciones de Goldman.

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Goldman Sachs es un caso único en el que se combinan un negocio de operaciones y banca con un próspero negocio de gestión de activos alternativos.

Actualmente supervisa US$525.000 millones en activos alternativos a los que ofrece exposición a operadores y banqueros en parte para “alinearlos con la estrategia de la empresa de hacer crecer el negocio de alternativas”.

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El vínculo ofrece a Goldman una ventaja clave. Las acciones pueden ser una forma de que las empresas de Wall Street se distingan; el acceso puede ser una moneda tan útil como la otra.

Esta nota no refleja necesariamente la opinión del consejo editorial de Bloomberg LP y sus propietarios.

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