Justo cuando algunos ya redactaban el obituario político de Javier Milei, el autodenominado anarcocapitalista desafió las expectativas con una contundente victoria en las elecciones legislativas de medio término en Argentina.
La Libertad Avanza, el partido de Milei, obtuvo alrededor del 41% de los votos este domingo, lo que le garantiza el bloque más grande en la Cámara Baja y triplica sus escaños en el Senado.
Ahora, el presidente controla una tercera parte de los votos que necesitaría para bloquear cualquier iniciativa de destitución y defender su poder de veto. Junto a sus aliados, La Libertad Avanza se acerca a la mayoría necesaria para reactivar la agenda reformista de Milei. Como era de esperar, los mercados se han recuperado tras conocerse la noticia a primera hora del lunes.
Y lo que es, tal vez más relevante, el triunfo de Milei ha puesto en evidencia la debilidad de la oposición peronista.
Aun sumando sus diversas facciones, el peronismo quedó nueve puntos porcentuales, por detrás de La Libertad Avanza en la Cámara Baja, y 14 puntos en el Senado. Su dominio en la cámara alta, que se ha mantenido durante 42 años hasta 2021, se debilitará considerablemente cuando el nuevo Congreso tome posesión este diciembre.
La principal afiliación peronista, Fuerza Patria, incluso perdió por un estrecho margen en la provincia de Buenos Aires, tan solo unas semanas después de una victoria aplastante que pareció poner contra las cuerdas al gobierno de Milei.
Esta es la principal conclusión que se desprende de la votación de este domingo.
Pese a los últimos errores de Milei, y a su necesidad de pedir ayuda a su amigo Donald Trump a través de Scott Bessent, secretario del Tesoro de EE.UU., los argentinos han escogido darle otra oportunidad en vez de devolver el poder al movimiento peronista, que todavía no ha aceptado con honestidad las consecuencias de su mal gobierno durante 18 de los últimos 24 años.
El resultado es positivo en dos aspectos: en primer lugar, le da a Milei margen de maniobra para la segunda mitad de su mandato de cuatro años. Después del periodo más turbulento de su presidencia, el líder libertario ha recobrado la iniciativa, reforzando el mandato popular a favor de sus esfuerzos por combatir la inflación y equilibrar el presupuesto.
En segundo lugar, destaca la urgente necesidad de que el peronismo se reforme, es decir, que acepte un mínimo de reglas de mercado y de sensatez económica, o se arriesgue a seguir perdiendo relevancia.
La derrota en tres elecciones importantes seguidas podría finalmente impulsar a las facciones más progresistas del otrora dominante movimiento político argentino a distanciarse de las alas radicales ligadas a la expresidenta Cristina Kirchner, que, aunque se encuentra bajo arresto domiciliario, sigue proyectando una larga sombra sobre el partido.
El resultado ofrece una oportunidad única para Argentina. La posibilidad de implementar medidas pro crecimiento con amplio apoyo político, beneficiándose al mismo tiempo de un contexto internacional favorable y del respaldo de Estados Unidos y de los organismos crediticios globales.
Milei debe actuar con rapidez para reconstruir el consenso político en torno a un conjunto urgente de reformas, comenzando por el presupuesto de 2026. Debe priorizar una asignación más inteligente de recursos, manteniendo al mismo tiempo el pilar macroeconómico del gobierno: su superávit fiscal.
Deben seguir reformas fiscales para simplificar y reducir los impuestos, reformas laborales para impulsar el empleo en el sector privado y agilizar la contratación, y reformas de las pensiones para modernizar el sistema de bienestar social.
También es el momento de cambios duraderos. Milei necesita institucionalizar su visión de un estado más pequeño y disciplinado.
Una nueva ley de responsabilidad fiscal, con un consejo independiente para supervisar las finanzas públicas, debería aumentar el costo político para cualquier gobierno que se desvíe de la disciplina fiscal.
Otorgar plena independencia al banco central, con el apoyo de un consejo técnico, reforzaría la credibilidad monetaria de Argentina y acercaría al país a la racionalidad económica que han alcanzado sus vecinos. Al construir instituciones sólidas y obtener resultados económicos tangibles, Argentina puede finalmente lograr la estabilidad y escapar del ciclo de constantes oscilaciones políticas.
Eso, a su vez, reducirá el costo crediticio del país y permitirá la renovación de los vencimientos de deuda entrantes. Si todo esto se pone en marcha, Argentina incluso podría dejar que su moneda flote sin la perspectiva de una volatilidad salvaje, como lo hacen la mayoría de las economías modernas.
Puedo soñar, ¿no?
En su discurso de victoria, Milei dejó claro que ahora le da suma importancia a la gobernabilidad: “Hay decenas de diputados y senadores de otros partidos con los que podemos llegar a acuerdos básicos”, dijo en tono moderado, vestido de traje y sin empuñar motosierras. “Podremos sentarnos a debatir las bases de una Argentina diferente”.
Eso es alentador. Pero no olvidemos que Milei fue quien se desvió de ese enfoque inicial al ver crecer su popularidad a finales de 2024, pensando que no necesitaba una coalición más amplia. Propenso a los arrebatos y a la grandilocuencia, Milei debería evitar cometer el mismo error.
Debería recordar la lección del expresidente Mauricio Macri, quien también ganó con contundencia las elecciones intermedias de 2017, solo para ver cómo su gobierno prácticamente se derrumbaba al año siguiente.
El camino hacia la estabilidad económica en Argentina es traicionero y requiere avanzar paso a paso, pero Milei sin duda logró grandes avances el domingo.
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