Un poco antes de la hora del almuerzo este martes, el precio de las acciones de Alphabet Inc. (GOOGL) experimentó una caída repentina del 4,8%. ¿La mala noticia? OpenAI se disponía a anunciar su tan ansiada, para algunos tardía, entrada en la guerra de los navegadores con IA.
Sin embargo, mientras el cofundador de OpenAI, Sam Altman, y sus colaboradores presentaban las características de su navegador en una transmisión en vivo, las acciones de Alphabet se recuperaban de las pérdidas.
Al final del día, las acciones cerraron con una caída del 2,2 % en una jornada sin cambios para el mercado en general, lo que podría indicar que los inversionistas no estaban tan preocupados por la jugada de OpenAI como pudieran haber estado.
Este producto, denominado ChatGPT Atlas, está dotado de todas las funciones que ofrece su chatbot líder en el mercado. Por muy atractivas que sean, tienen pocas posibilidades de convencer a un número importante de usuarios de Chrome para que se cambien.
Los internautas se desanimarán todavía más cuando descubran que las mejores funciones de ChatGPT tienen un precio. Para poder usar el agente de Atlas, donde la inteligencia artificial toma el control y realiza tareas a través del navegador, los usuarios tendrán que suscribirse a ChatGPT Plus por US$20 al mes, explicó Altman (aunque añadió “por el momento”).
Esto es lo que OpenAI cree que puede diferenciar a ChatGPT Atlas de otros navegadores. Will Ellsworth, investigador principal de OpenAI, lo llamó “vibe lifing”, un juego de palabras con el término “vibe coding”, que se usa para referirse al código de software que se genera con indicaciones en lenguaje sencillo.
Durante una demostración, la compañía mostró cómo ChatGPT Atlas analizaba una receta en línea y pedía los ingredientes navegando por el sitio web de Instacart, buscaba los productos apropiados y pedía la cantidad correcta de cada uno.
Genial. Ahora bien, este tipo de usos de la IA son sin duda solo un truco temporal, como un niño de los años 80 que pone una grabadora frente a un altavoz para grabar canciones de la radio. OpenAI lo tiene claro, como demuestra su reciente anuncio de la herramienta Instant Checkout y su asociación con Walmart, que permitirá hacer pedidos sin salir de la ventana de conversación de ChatGPT.
Es una manera mucho más eficaz de realizar tareas que el proceso lento y esencialmente manual de hacer que la inteligencia artificial haga clic en un sitio web, un método que parece esencialmente vulnerable a fallos o comportamientos impredecibles.
Las versiones previas de este sistema se describían como “defectuosas”, aunque me reservaré mi opinión hasta que lo haya probado exhaustivamente personalmente.

El navegador de Google controla una participación del 64% del mercado de EE.UU. de computadoras de escritorio, y esa cifra asciende al 74% a nivel mundial, según datos de StatCounter.
Chrome es un eje de la estrategia de inteligencia artificial para el consumidor de Google y, gracias a recientes decisiones de tribunales antimonopolio, la empresa puede integrar su bot Gemini sin problemas.
Esto le da a Google una gran oportunidad para disuadir a los consumidores de escribir “chatgpt.com” en su navegador y favorecer el uso de sus propias integraciones. Microsoft Corp. (MSFT) está haciendo lo mismo con su navegador web, Edge (algunos dicen que injustamente).
La falta de presencia de OpenAI en cualquier plataforma informática es un problema creciente. El uso de su aplicación móvil también ha mostrado signos de desaceleración.
El dominio del navegador de Google ha crecido en los últimos meses, a pesar de que se han lanzado varios navegadores mejorados con IA, como Dia de Browser Company, Comet de Perplexity y otros.
Ninguno de estos nuevos navegadores se utiliza lo suficiente como para figurar en el análisis de StatCounter, según la empresa, ya que todos registran una cuota inferior al 1% (probablemente muy por debajo). De ello podemos deducir que los consumidores no están interesados.
Si el navegador que tienes funciona y estás acostumbrado a él, necesitarás un gran incentivo para cambiarlo. OpenAI no ofrece ninguno.
En muchos sentidos, se podría argumentar que la función principal de ChatGPT es recopilar datos de los usuarios para entrenar su IA, lo que aporta una gran cantidad de información adicional sobre los hábitos de navegación a la que no tiene acceso actualmente. Esto justifica el lanzamiento del producto, incluso si la cuota de mercado sigue siendo mínima.
Como es habitual en él, Altman declaró el martes que la IA “representa una oportunidad excepcional, que ocurre una vez cada década”, para revolucionar el mercado de navegadores.
Se dijeron palabras similares sobre la incorporación de ChatGPT a Bing de Microsoft hace más de dos años, solo para que el dominio de Google en las búsquedas apenas se moviera.
Este martes, las acciones de Alphabet sufrieron un pequeño golpe, sí, pero la ausencia de pánico generalizado sugiere que tal vez los inversores estén empezando a tomarse con pinzas el bombo publicitario de Altman.
Esta nota no refleja necesariamente la opinión del consejo editorial de Bloomberg LP y sus propietarios.
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