El presidente de Colombia tiene mayores problemas que acusaciones de drogadicción

Gustavo Petro, se enfrenta a un referéndum, expansión del narcotráfico y resurgimiento de las guerrillas.
Por Juan Pablo Spinetto
05 de mayo, 2025 | 11:17 AM

En cuanto a acusaciones políticas, es difícil hallar algo más explosivo que esto.

Álvaro Leyva, quien fuera el primer ministro de Asuntos Exteriores de Gustavo Petro, publicó la semana pasada una carta demoledora en la que acusaba al presidente colombiano de abusar de drogas ilegales.

PUBLICIDAD

“Ha sido en París donde pude confirmar que usted tenía un problema de drogadicción”, escribía Leyva, haciendo referencia a un episodio ocurrido en 2023, cuando Petro desapareció durante dos días de una visita oficial a Francia. “Tu recuperación, desafortunadamente, no se ha dado”.

El presidente Petro rechazó las acusaciones, y sugirió que había aprovechado ese tiempo en París con su familia, en visitas a los lugares de interés cultural de la ciudad. “Somos adictos al amor”, ironizó, llamando después “serpiente” a Leyva.

Si bien no es la primera vez que surgen acusaciones de este tipo, su peso es mayor al provenir de un exasesor que trabajó cerca de dos años como principal diplomático de Petro.

Son muchas las anécdotas sobre el comportamiento inadecuado de Petro: Una vez hizo esperar a su comitiva más de siete horas en un aeropuerto militar antes de partir hacia Chile, y el presidente se presentó a tomar el vuelo pasadas las dos de la madrugada; o cuando despotricó en las redes sociales contra el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en plena noche del domingo, un caso más de publicación de extensos comentarios a altas horas de la madrugada.

Más recientemente, Petro no asistió al funeral del papa Francisco, a quien admiraba tanto que lo llamaba su hermano, argumentando órdenes médicas que le impedían viajar en avión (al parecer, se estaba recuperando de una reciente operación estética).

Sí, la historia ha visto grandes líderes con hábitos excéntricos, desde Winston Churchill hasta Nelson Mandela y Mahatma Gandhi. Elon Musk, la persona más rica del mundo, dirige Tesla, lanza cohetes y trabaja en el gobierno pese a haber admitido consumir ketamina.

Pero el verdadero problema de Petro no es su vida privada: es su pobre desempeño como gobernante. Sus ideas anticuadas, sus políticas incoherentes, los escándalos de corrupción y su estilo errático han puesto a Colombia por un camino peligroso de confrontación política e inestabilidad financiera.

PUBLICIDAD

Un ejemplo: su caótica transmisión en vivo de una reunión de gabinete este año, un fallido intento de transparencia, se convirtió en un espectáculo de ministros discutiendo como colegiales ante un presidente sin control.

Con un índice de desaprobación cercano al 60%, sin logros contundentes y sin opción de reelección, el primer presidente de izquierda de Colombia se acerca peligrosamente al “ocaso del poder”.

Gustavo Petro

La última etapa de su mandato promete ser aún más volátil y, potencialmente, peligroso.

Su impulso por un referéndum sobre temas populistas, con preguntas como “¿está de acuerdo con que las personas que trabajan los domingos o festivos cobren el doble?” es un cínico intento de eludir al Congreso y reactivar su base. Pero gobernar sin mayoría exige habilidades de negociación que Petro no ha demostrado tener.

La expansión del narcotráfico y el resurgimiento guerrillero confirman el fracaso de su “paz total”, que ha provocado nuevas tensiones en las relaciones con EE.UU.

Y del “gobierno del cambio” que prometió, no queda mucho. Eso requeriría una estrategia bien pensada y una ejecución precisa. Y sus constantes alusiones a una reelección, aunque no sea posible, parecen más un truco político que una amenaza real.

En lo económico, la situación se oscurece.

El déficit fiscal alcanzó un 6,7% del PIB en 2024, peor de lo esperado; y el Fondo Monetario Internacional (FMI) suspendió el acceso del país a una línea de crédito de US$8.100 millones.

Aunque Colombia disfruta de un crecimiento decente y menor inflación, los desequilibrios presupuestarios elevan la deuda pública, lo que hace más posible una rebaja de la calificación crediticia.

PUBLICIDAD

Los precios bajos del petróleo y el carbón, junto con nuevos aranceles de Estados Unidos al café, colocan a Colombia entre los perdedores de la nueva guerra comercial. Y la sorpresiva baja de tasas del Banco de la República esta semana, justo tras los ataques de Petro al ente emisor y la decisión del FMI, es una jugada arriesgada que añade incertidumbre.

Colombia

Muchos inversionistas están apostando a un cambio de rumbo en las próximas elecciones de mayo de 2026, donde podría ocurrir un giro a la derecha, pero esa fecha aún está lejos.

PUBLICIDAD

El riesgo fiscal de un gobierno sin incentivos para recortar gastos es real. “Todo el panorama macro y financiero sugiere que la prima de riesgo de Colombia seguirá elevada”, escribieron analistas de Credicorp Capital en una nota.

A veces, da la impresión de que Petro espera con ansias dejar la presidencia, liberarse de las formas institucionales y del “quid pro quo”. Podrá entonces quizás retomar su sueño revolucionario que no pudo cumplir. Pero el costo de su paso por el poder podría ser haber desperdiciado la mejor oportunidad de dejar una huella histórica en Colombia.

Esta nota no refleja necesariamente la opinión del consejo editorial de Bloomberg LP y sus propietarios.

Lea más en Bloomberg.com