Existe una mejor manera de ayudar a Argentina

PUBLICIDAD
Trump y Milei
Por Consejo Editorial de Bloomberg Opinión
22 de octubre, 2025 | 07:20 AM

La Casa Blanca está preparando US$40.000 millones para ayudar al presidente de Argentina, Javier Milei, a estabilizar las finanzas del país antes de las elecciones de mitad de mandato que tendrán lugar el 26 de octubre.

Hay razones de peso para intervenir. La caída de la confianza y la ya conocida combinación de crisis del peso y la inflación no solo ponen en riesgo las reformas fiscales de Milei: si la economía colapsa, el daño se extenderá sin lugar a dudas.

PUBLICIDAD

Desafortunadamente, el enfoque de Washington podría resultar contraproducente.

Milei asumió su cargo en 2023 con la promesa de restablecer la disciplina fiscal y liberalizar la economía. Sorprendió a casi todo el mundo al cumplir sus promesas, en gran medida. Recortó el gasto público descontrolado y puso fin a la impresión de dinero para financiar el déficit. Como consecuencia, la inflación descendió con fuerza.

Sin embargo, no logró hacer frente al crónico problema del peso argentino.

PUBLICIDAD

En la campaña, Milei declaró que eliminaría totalmente la moneda y dolarizaría por completo la economía del país, que ya estaba semidolarizada. Cuando esto resultó demasiado complicado, fijó el tipo de cambio del peso al dólar en vez de permitir su fluctuación. El resultado de este acuerdo bienintencionado es el caos que existe en la actualidad.

Es bien sabido lo difícil que resulta defender un tipo de cambio fijo cuando la confianza se derrumba.

Teniendo en cuenta su trayectoria, el secretario del Tesoro de EE.UU., Scott Bessent, no debería necesitar instrucciones sobre la materia. En 1992, fue un miembro clave del equipo de fondos de cobertura que apostó contra la paridad de la libra esterlina con el euro y “arruinó al Banco de Inglaterra”.

Actualmente, encabeza el equipo que propone proporcionar dólares para defender la moneda de un país que ha precisado de casi dos docenas de rescates financieros desde 1958.

Además de comprar la moneda directamente, el Tesoro ha establecido un acuerdo de swap de US$20.000 millones utilizando su Fondo de Estabilización Cambiaria, lo que permite a Argentina comprar pesos con dólares y, por lo tanto, defender la paridad cambiaria.

Bessent afirma que otros US$20.000 millones en financiación privada podrían estar disponibles para ayudar a Argentina a cumplir con sus obligaciones de deuda. Los términos de esta asistencia, incluyendo quién asumiría los costos si el plan fracasara, no están claros.

Intervenciones estadounidenses de esta clase no son insólitas, y no están condenadas al fracaso.

Un despliegue a gran escala similar del fondo de estabilización, utilizado para apoyar a México durante su propia crisis del peso en 1995, fue ampliamente considerado un éxito.

Funcionó en parte porque la ayuda llegó después de que México hubiera renunciado a defender su moneda, y en parte porque el compromiso de Washington con la iniciativa era creíble: EE.UU. tenía un interés urgente e innegable en estabilizar la economía de su vecino.

Economía Argentina

Obsérvense las diferencias.

Argentina continúa defendiendo el peso. (Una gran devaluación y un repunte de la inflación esperada justo antes de las elecciones no beneficiarían a Milei). Además, la promesa de apoyo de Estados Unidos es mucho más ambigua. Tras el anuncio de la línea de swap, el peso se recuperó.

No obstante, la presión sobre la moneda se restableció con rapidez cuando la Casa Blanca sugirió que su respaldo estaba supeditado a que el partido de Milei ganara las elecciones. Evidentemente, los inversionistas sospechan que EE.U. está ayudando a Argentina por motivos políticos a corto plazo, y no por un compromiso con una recuperación a largo plazo.

Hubiera sido mejor que desde el primer momento EE.UU., en colaboración con sus socios, permitiera al Fondo Monetario Internacional reformular su programa actual para Argentina, ofreciéndole un apoyo adicional suficiente a condición de que su Gobierno (independiente de quién lo dirija) se sometiera a supervisión, impulsara la reforma económica y dejara flotar su moneda.

De este modo, el éxito habría sido más probable y, en última instancia, menos costoso. Pero dicha estrategia exigía una cooperación internacional ordenada bajo el liderazgo estadounidense, un planteamiento al que esta Administración ha renunciado en gran medida.

Esperemos que no sea demasiado tarde para seguir este camino. De lo contrario, prepárense para ver a Argentina hundirse de nuevo en el fracaso, con Estados Unidos en el apuro.

Esta nota no refleja necesariamente la opinión del consejo editorial de Bloomberg LP y sus propietarios.

Lea más en Bloomberg.com

PUBLICIDAD