Bloomberg — Cuando planteábamos la posibilidad de una escisión de LVMH Moet Hennessy Louis Vuitton SE hace un año, era más bien una idea de PowerPoint. En la actualidad, la división del mayor grupo de lujo del mundo ha pasado de la mesa de dibujo a las discusiones con los inversionistas.
Continúa el extenso debate sobre la mejor manera de llevar a cabo dicha escisión.
Independientemente del método elegido, el valor de LVMH superaría los €360.000 millones (US$377.000 millones). Si la compañía no estuviera controlada por la familia Arnault, el dueño de Louis Vuitton y Dior resultaría irresistible para un inversor activado.
En realidad, la mayor incógnita sigue siendo si su CEO Bernard Arnault aceptaría un hachazo a su imperio.
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Las opiniones se están unificando en torno a la separación de la unidad de vinos y licores, Moet Hennessy. Producir y vender coñac y champán es fundamentalmente muy distinto de animar a los consumidores a comprar bolsos caros. La presencia de alcohol en el portafolio también evita que algunos fondos de inversión inviertan en el valor.
El analista de Bernstein, Luca Solca opina que la solución es distribuir las acciones de Moet Hennessy entre los inversionistas de LVMH. Esto supondría algo comparable a lo que hizo Cie Financière Richemont SA, dueña de Cartier, en 2008, cuando la compañía se deshizo de sus intereses en el sector del tabaco.
Como alternativa, Diageo Plc, que es propietaria del 34% de Moet Hennessy, podría hacerse con la participación de LVMH.
LVMH también podría escindir la cadena de cosméticos Sephora, afirma Erwan Rambourg, director global de investigación de consumo y venta minorista de HSBC Holdings Plc.
Si bien la cadena está creciendo rápidamente y genera efectivo, obtuvo un margen operativo de alrededor del 10% en 2024, según las estimaciones de HSBC, muy por debajo del 50% de Louis Vuitton. Las sinergias, incluso con las marcas de belleza de LVMH, también serán escasas.
LVMH no necesita desprenderse de ninguna de sus empresas para conseguir dinero: el año pasado generó más de €10.000 millones (US$10.404 millones) de flujo de caja libre. Esto tiene más que ver con la percepción que tienen los inversores del grupo y el valor que le atribuyen.
Aunque la salida de Moet Hennessy y Sephora reduciría cerca de €60.000 millones (US$62.427 millones) el valor de empresa de LVMH, según las estimaciones de HSBC, esto debería compensarse con creces con el aumento del múltiplo de LVMH al de Hermes International SCA.
LVMH cotiza a unas 12 veces las ganancias antes de intereses, impuestos, depreciación y amortización en 2026, mientras que el múltiplo de Hermes es de 32 veces, según datos compilados por Bloomberg.
Además, suponiendo que ambas divisiones se convirtieran en empresas cotizadas en bolsa en lugar de venderse, los inversores seguirían teniendo las acciones de Moet Hennessy y Sephora, que podrían conservar o vender. El ejemplo de Richemont es ciertamente convincente. Su valoración se ha beneficiado de ser un actor puramente de lujo.
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Pero el desmantelamiento no tiene por qué detenerse ahí.
Louis Vuitton, incluso con un descuento del 25% respecto de Hermes (justificado por el hecho de que, aunque Louis Vuitton es más rentable, Hermès tiene más demanda de sus icónicos bolsos de la que puede satisfacer), valdría aproximadamente lo mismo que el grupo en su conjunto. De modo que los inversores están recibiendo gratis otras marcas como Dior, Tiffany & Co. y Tag Heuer.
No hay una forma perfecta de definirlo.
Dior, la segunda “maison” (casa de moda) más grande del grupo, podría teóricamente integrarse con Louis Vuitton o reforzar la división que alberga otras marcas de moda, como Céline y Loewe.
El grupo también contiene activos inmobiliarios valiosos. En teoría, estos podrían cotizar por separado como un fideicomiso de inversión inmobiliaria. La flexibilidad se ve reforzada por el hecho de que LVMH tiene poca deuda financiera.
Las preguntas sobre la estructura de LVMH deben ser motivadas principalmente por la valoración, pero desmantelar el grupo podría ayudar a evitar posibles problemas en materia de sucesión, que se pondrán de manifiesto en los próximos años .
Arnault cumplirá 76 años la semana que viene y sus cinco hijos tienen puestos de responsabilidad en la empresa. Al final, tendrá que elegir a uno de ellos para que sea el CEO o dividir las responsabilidades. Si elige esto último, entonces podría resultar más sencillo que la próxima generación dirija empresas que cotizan en bolsa por separado.
Habría costos adicionales y también podría haber cierta pérdida de influencia a la hora de conseguir los mejores diseñadores y ubicaciones de tiendas. Estos inconvenientes son superables. La mayor incertidumbre es si Arnualt realmente dividiría la empresa que pasó 40 años construyendo .
Pero los comentarios recientes han dejado al mercado preguntándose.
Cuando los analistas le preguntaron si estaba considerando opciones estratégicas para DFS, el operador de tiendas libres de impuestos, principalmente en Asia, Arnault se negó a hacer comentarios. Esto se ha interpretado ampliamente como una confirmación de que se está llevando a cabo una revisión.
Luego está Moet Hennessy.
El director financiero de LVMH, Jean-Jaques Guiony, se convirtió recientemente en CEO de la división, y Alexandre Arnault fue nombrado su adjunto. Arnault padre dijo a los analistas que deshacerse de la división “no estaba en la agenda”. También dijo que el nuevo equipo tenía dos años para darle la vuelta al negocio. ¿Qué sucederá cuando se acabe ese tiempo?
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De todos modos, hay un gran salto entre estos comentarios y una ruptura total, pero el desempeño de LVMH en el cuarto trimestre fue inferior al de Richemont y Hermès, lo que ha ayudado a que ambos superen a LVMH desde principios de año.
La capitalización bursátil de Hermès alcanzó los €300.000 millones (US$312.315 millones) a mediados de febrero, aunque desde entonces ha caído a unos €285.000 millones (US$296.528 millones).
Arnault intentó comprar Hermès hace más de una década, pero no sólo se le escapó de las garras, sino que ahora se está acercando a la valoración de LVMH. Eso puede hacerle pensar si la estructura de conglomerado de LVMH, que durante tanto tiempo fue una fuente de fortaleza, es ahora un obstáculo.
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Tal vez no sea un fondo de cobertura lo que fuerce una ruptura en LVMH, sino el deseo de Arnault de ganar.
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