Wall Street deja atrás el susto arancelario de Trump

Wall St.
Por Jonathan Levin
13 de junio, 2025 | 10:09 AM

Las previsiones de los analistas de Wall Street tienden a ser alcistas. Si se suman todos los precios objetivos de cada empresa del índice S&P 500 y se ponderan para que coincidan con el índice, es extremadamente raro que la cifra global caiga.

El llamado precio objetivo “ascendente” alcanzó precisamente esa cifra en abril, lo que da una idea del impacto que tuvieron los aranceles del “Día de la Liberación” del presidente Donald Trump. La buena noticia, o al menos la potencialmente buena noticia, es que la métrica ha empezado a subir de nuevo. Y, cuando eso ocurre, generalmente es una señal de que se ha tocado fondo.

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S&P500

La historia básica parece ser que las superestrellas de la tecnología estadounidense, los protagonistas de la narrativa del “excepcionalismo estadounidense” siguen sobresaliendo, con aranceles o sin ellos.

Por sectores, los precios objetivos de la IT (por sus siglas en inglés, tecnología de la información) bajaron con fuerza desde comienzos de abril hasta mayo, aunque ahora han recuperado gran parte de sus pérdidas gracias, seguramente, a los positivos informes de resultados de Microsoft Corp (MSFT), Nvidia Corp. (NVDA) y Broadcom Inc.(AVGO).

Sin embargo, no se trata de que tres compañías carguen con todo el peso del índice sobre sus hombros.

En efecto, la amplitud de los precios objetivo ha sido razonablemente prometedora durante el último mes, ya que alrededor de dos de cada tres compañías han visto subir sus precios objetivo.

Intuit Inc. (INTU) (proveedor de plataformas de gestión financiera y contabilidad), Netflix Inc. (NFLX) (empresa de streaming), Crowdstrike Holdings Inc. (CRWD) (ciberseguridad) y Uber Technologies Inc. (UBER) (viajes compartidos) han protagonizado grandes subidas.

Esta es una lista que recuerda que las más importantes empresas de Estados Unidos operan en numerosos sectores que no están precisamente expuestos a los aranceles.

Pero incluso las empresas industriales, que cabría esperar que fueran más sensibles a la volatilidad del comercio, han recuperado el optimismo en Wall Street.

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Los analistas han revisado al alza los precios objetivos de empresas como Boeing Co. (BA), GE Aerospace (GE) y Deere & Co. (DE), reforzando el hecho de que su tamaño les da poder de negociación y de que siempre hay algo más que la política de la Casa Blanca y la macroeconomía.

En el caso de Boeing, la nueva dirección ha aumentado la producción para satisfacer la enorme demanda acumulada de las aerolíneas, lo que se traduce en optimismo ante la posibilidad de que GE Aerospace pueda venderles motores.

Desde luego, el ambiente sigue siendo sombrío alrededor de los valores de consumo discrecional, un grupo liderado por Amazon.com Inc. (AMZN) y Tesla Inc. (TSLA), aunque su descomposición nos recuerda que el mercado bursátil de EE.UU. es tan grande y heterogéneo que, a menos que se produzca una recesión, no se verá afectado con facilidad solamente por la política comercial.

Acciones tecnológicas

¿Qué significa todo esto para los inversores?

En general, deberían tomar en serio las recomendaciones y los objetivos de los analistas, pero no al pie de la letra. Los analistas no son más clarividentes que cualquier otra persona, y sus estimaciones sobre el contexto macroeconómico suelen basarse en las previsiones altamente imperfectas de sus economistas y estrategas internos.

Como grupo, tienen un sesgo alcista bien documentado y una tendencia a “perseguir al mercado” a corto plazo, es decir, a aumentar los precios objetivo de las acciones que ya han subido. Pero conocen sus empresas mejor que la mayoría de nosotros, y los analistas suelen ser influyentes por sí mismos, lo que significa que sus perspectivas pueden convertirse en profecías autocumplidas.

En 21 años de datos, solo hay otros ocho casos en los que el precio objetivo agregado ascendente disminuyó un 3% o más (principios de 2025 fue el noveno).

En siete de ellos, una recuperación del 1% en el precio objetivo significó que se tocó fondo (aunque la llegada de la Covid-19 desbarató el repunte de 2019). La rentabilidad futura mediana del S&P 500 fue del 4,8%, el 6,5% y el 15% tres, seis y doce meses después, respectivamente.

S&P500

A continuación se muestra una imagen de cómo se comportó el índice en los 250 días posteriores a la recuperación del 1%:

Acciones

La única excepción real fue, inquietantemente, mayo de 2008. En esa ocasión, el precio objetivo agregado experimentó un repunte del 1,1% a lo largo de 20 días hábiles, enviando una señal de “compra” catastróficamente falsa que habría llevado a los inversores a añadir acciones antes de lo peor de la crisis financiera.

Esta experiencia nos recuerda que ningún indicador es inmune a las circunstancias de fuerza mayor derivadas de las crisis financieras, las pandemias y otros acontecimientos similares.

El repunte actual ha llegado más lejos (1,2%), pero aún es más reciente (16 días). Es perfectamente plausible que nos despertemos un día y Trump haya urdido otro giro inesperado en su política arancelaria, siempre cambiante, y que los inversores aún encuentren una vía de entrada mucho más barata que la que tienen hoy.

Pero el giro alcista en los precios objetivo nos recuerda que aún hay mucho por lo que ser optimistas en lo que respecta al S&P 500. Y si bien invertir siempre conlleva riesgos, los inversores podrían tener aún más que perder si se mantienen al margen.

Esta nota no refleja necesariamente la opinión del consejo editorial de Bloomberg LP y sus propietarios.

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