El banco advierte que la inflación subyacente se mantiene elevada y que el Banco de la República podría sostener su política monetaria contractiva hasta 2026.
En la Junta del banco central ya hay quienes afirman que de materializarse los riesgos se deberá pensar en aumentar los tipos. La inflación apunta a coronar el 5,5% antes de terminar el año.
Armando Benedetti, ministro del Interior, puso sobre la mesa la posibilidad de llevar el salario mínimo a COP$1,8 millones en 2026, pero dejó dudas en el aire. Algunos lo ven “en línea” con lo esperado, para otros, aumenta el riesgo de subir tasas.
La Junta volvió a mantenerlas en 9,25% y el panorama no da luces de una posible rebaja. La opción de subirlas tampoco es clara y Petro ya hace cuentas de cuándo podrá nombrar otro codirector en Junta.
El banco central colombiano decidió mantener los tipos de intervención en el 9,25% a pesar del nuevo llamado del presidente Petro para recortar las tasas.
Un proyecto de decreto del Ministerio de Hacienda impondría un impuesto de retención del 1,5% sobre las compras de productos o servicios realizadas a través de Bre-B, la nueva infraestructura de pagos del banco.
El mandatario ha criticado a la Junta por no recortar los tipos. Uno de los codirectores evalúa si se debe abordar el debate de subirlos, mientras que el presidente advierte que el salario mínimo subirá más que la inflación.
El peso colombiano se consolidó como la moneda más fuerte de la región durante el tercer trimestre de 2025, impulsado por el apetito global por riesgo y la estabilidad de la tasa del Banco de la República.
La divisa inició perdiendo terreno contra el peso en una semana en la que se espera un nuevo recorte de tasas de la Fed, en Estados Unidos, pero de estabilidad en la Junta en Colombia.
El grano atraviesa su mejor momento en décadas, con un crecimiento de 38,9% en la producción y en los precios internacionales. Sin embargo, ya presiona el costo de vida en el país.
Mientras el Ministerio de Hacienda defiende que la medida busca “nivelar la cancha” entre tarjetas y otros pagos digitales, el sector financiero advierte que podría incentivar el uso del efectivo.