El metal ha perdido efectividad como cobertura táctica en momentos de volatilidad. Un informe de Deutsche Bank revela una correlación creciente con el S&P 500, debilitando su rol histórico como activo refugio.
La demanda global de oro alcanzó un récord trimestral entre julio y septiembre, impulsada por flujos de inversión y compras sostenidas de bancos centrales.
En 2024, el valor negociado fue de US$15.752 millones, lo que equivale al 13% del PIB del país andino. La internacionalización es el principal reto del sector.
A pesar del fuerte posicionamiento en renta variable, Citi detecta un trasfondo emocional marcado por la desconfianza. Inversionistas globales siguen apostando por acciones estadounidenses, pero con el freno de mano puesto.
El banco suizo defiende que el rally del oro aún tiene recorrido gracias a un entorno de tipos reales negativos, compras sólidas de bancos centrales y su creciente valor como activo refugio en carteras diversificadas.
La adopción de ETF en América Latina avanza y los fondos con exposición a la región gestionan US$29.000 millones, aunque esto representan solo el 2% del MSCI LatAm.
IBIT, como se conoce al fondo, se ha convertido en sinónimo de la categoría cripto dentro de la industria de los ETF debido a su tamaño y a la velocidad con que lo alcanzó.
El oro se ha disparado este año, marcando máximos sucesivos gracias a la demanda de los bancos centrales y a la reanudación de los recortes de las tasas de interés por parte de la Reserva Federal.
El metal se dispara a máximos históricos en 2025 impulsado por compras de bancos centrales, temores geopolíticos y dudas sobre la Reserva Federal bajo la presidencia de Donald Trump.