Empleados actuales y antiguos de OpenAI vendieron unos US$6.600 millones en acciones a inversores como Thrive Capital, SoftBank Group Corp, Dragoneer Investment Group, MGX de Abu Dhabi y T. Rowe Price.
Es probable que este movimiento avive las tensiones entre el jefe de OpenAI, Sam Altman, y Musk, una de las enemistades más sonadas de la industria tecnológica.
El multimillonario presentó dos demandas contra OpenAI por desviarse supuestamente de sus principios fundacionales y pidió a un tribunal que bloqueara los esfuerzos de reestructuración.
Permitir que los empleados vendan acciones es una herramienta importante para las startups que intentan retener a los mejores talentos, sin necesidad de que la empresa salga a bolsa o sea adquirida.
En varias plataformas, los usuarios de ChatGPT expresaron su frustración por el hecho de que GPT-5 siguiera inventándose información y poniendo zancadillas a preguntas sencillas de matemáticas y ortografía.
Esta competición de ajedrez organizada por Google, es el preámbulo a la Kaggle Game Arena, donde modelos de IA se enfrentarán en una especie de Juegos Olímpicos.
En una rueda de prensa celebrada esta semana, el CEO de OpenAI, Sam Altman, calificó a GPT-5 como una “importante mejora” respecto a los modelos de IA anteriores de la empresa.
Aunque Meta ha intentado contratar a “mucha gente” de OpenAI, “hasta ahora ninguno de nuestros mejores empleados ha decidido aceptar la oferta”, añadió Altman.