Montevideo — El peso de China como socio comercial de Uruguay es indiscutible. Pero el ascendente nivel de exportaciones abre paso a interrogantes sobre la dependencia de un solo comprador, que además concita la atención por su posicionamiento geopolítico
El director del Instituto de Negocios Internacionales de la Universidad Católica del Uruguay, Ignacio Bartesaghi, analizó en diálogo con Bloomberg Línea estos aspectos y advirtió que “nadie dice que no a un mercado que compra con tanta voracidad”.
“Que un país del tamaño de Uruguay en este momento diga ´yo soy occidental, solo voy con las democracias´ es una lectura casi infantil de las relaciones internacionales. ¿O Estados Unidos y China no comercian? ¿O la Unión Europea no le sigue comprando gas a Rusia?”, dijo en otro pasaje de la charla.
Pero, al mismo tiempo, el doctor en Relaciones Internacionales señaló que en paralelo el gobierno y el sector exportador debe traccionar el ingreso de nuevos productos al gigante asiático, y también buscar nuevos mercados. Además, en materia política, consideró que “por supuesto” China tiene intereses, pero que del mismo modo Uruguay debe “explicar” con claridad su posicionamiento.
La siguiente entrevista fue editada por motivos de extensión y claridad.
¿Cómo ve la dependencia comercial de Uruguay sobre China que se incrementó en los últimos años?
Uno tiende siempre a pensar que este tipo de productos se colocan en China porque es quien los compra y los compra a buen precio. Eso no quiere decir que no puedas abrir o sostener mercados, o que no puedas diversificar. Los lácteos y las carnes tienen en general la posibilidad de cambiar de forma relativamente rápida. Esa preocupación de que se está dando una concentración del comercio con China es un fenómeno mundial y de toda América Latina. China lo que hace es concentrar en todos los países de la región la exportación de carne, pasa progresivamente en carne, pasa en los minerales. China también le otorga una importancia creciente a los proveedores que le dan garantías, entonces desde lo sanitario Uruguay tiene un reconocimiento, pero también desde el punto de vista de que no se corte la proveduría. ¿Eso es malo? No. Para mi eso a priori no es malo. El desafío debería ser diversificar la cantidad de productos que le vendes a China. El desafío es diversificar la oferta exportable; no es venderle menos a China porque concentras.
Desde los frigoríficos señalan la posibilidad de desarrollar otros mercados del sudeste asiático y apostar allí a la diversificación.
Eso depende de acuerdos sanitarios y fundamentalmente de conocimiento del mercado y apertura comercial. ¿Por qué hoy ellos no venden a esos mercados? En algunos casos porque no tienen habilitaciones sanitarias, en otros porque no los conocen, y en otros porque China compra todo lo que tenés. ¿Ahí de quién es la responsabilidad? Es compartida. Hay riesgos empresariales, que además en algunos casos son grupos que no se manejan desde Uruguay. Cuando le echamos cierta responsabilidad al gobierno de las concentraciones que se generan en realidad son decisiones que se toman en las casas matrices. Es una cadena que no manejas. Vos crees que estás acá manejando esto y en realidad el gran margen de la faena no es tuya. Ahora, lo que es importante es lo que Uruguay debe hacer en paralelo: cómo controlas tu oferta en cuanto a tu producción y el desafío de abrir más mercados. Claro que hay que abrir más mercados, y desde tres pilares: los arancelarios, la promoción comercial y el tema sanitario. Todos estos deberes los podes hacer mientras tenés una corriente de exportación tan relevante.
¿Usted no ve en esa corriente comercial relevante un problema de cierto modo?
Un problema sería que no tengas un cliente que te esté traccionando el crecimiento de un sector pujante. Tu problema es qué haces con eso, cómo derramas, y cómo haces que la carne impulse la exportación de otros productos. Como haces que pasen de la carne al vino, del vino a los lácteos, y de ahí al cuero o la lana. La agroindustria uruguaya está muy bien pero le falta todavía generar incentivos, que tienen que ver con costos de producción y la rigidez. Si empezás a exportar cada vez más bienes procesados vas a tener más potencial de diversificar. Si tenés uno o dos productos, ¿el problema es de China o es tuyo? Los efectos clásicos del TLC no son la concentración, son la diversificación, porque permiten exportar más productos. De este temor que se tienen sobre la concentración con China lo que siempre me pregunto es: ¿quién tiene la culpa? Es mucho mejor, a partir de esos ingresos que te traccionan, generar algo. El desafío creo que es más tuyo que de China. Ellos tienen una demanda y la necesitan sostener. ¿Y que hacen? Compran. ¿Quién dice que no? No dice que no Uruguay a la carne pero tampoco Chile al cobre. Nadie dice que no a un mercado que te compra con tanta voracidad.
Yendo al terreno político, ¿puede haber un punto de contacto en que el gobierno chino diga ‘yo compro pero vos tomá algunas posturas en función de mis intereses’?
Lo que existe es un límite de lo que China puede llegar a pedir. Nadie puede ser tonto de decir que China no tiene intereses. Por supuesto que si China avanza tiene intereses. Lo que pasa que hay un gran rango de cosas. ¿China tiene interés geopolítico en caso de avanzar con un TLC? Sí. Ahora, lo que te puede llegar a pedir en el marco de esos intereses tiene un límite porque no sos un país de África Central. China sabe con quién está lidiando. Lo que me parece es que Uruguay no puede caer en el error de entreverar. Porque no es solo lo que te va a pedir a cambio sino cómo te posicionas en el mundo de hoy avanzando con China. Ese es un problema hasta más importante.
El diputado colorado Ope Pasquet por ejemplo planteó repensar el acuerdo por la cercanía de China con Rusia.
Eso es un razonamiento muy llamativo. ¿Cuál es la sorpresa de que China no haya cuestionado a Rusia si era evidente que no lo iba a ser? Es como que no podemos avanzar porque China no es una democracia. ¿Y cuándo fue una democracia?
¿Usted adhiere a la postura que mencionó Lacalle Pou de que una cosa es el comercio y por otro lado los asuntos políticos?
Por supuesto. Si Uruguay sigue comerciando con Cuba y con Venezuela. Que un país del tamaño de Uruguay en este momento diga ´yo soy occidental, solo voy con las democracias´ es una lectura casi infantil de las relaciones internacionales. ¿O Estados Unidos y China no comercian? ¿O la Unión Europea no le sigue comprando gas a Rusia?
¿Qué lectura hace de la postura de Uruguay ante la estrategia de seguridad global que propone China?
Uruguay y en particular la Cancillería tienen que salir a explicar las decisiones que toman. No se trata solo de subir un comunicado. Cuando el gobierno toma una postura debe salir a explicar. Uruguay lo que dijo es que esa iniciativa de seguridad dice muchas cosas que Uruguay puede compartir, porque habla de conceptos generales de la carta de Naciones Unidas. Es claro que eso Uruguay la puede compartir, pero no lo firmó y lo va a analizar. No quiere decir que formó parte. Así como China ahora está lanzando esa iniciativa global, EE.UU. lanza una todas las semanas. Hay que tener un poco más de objetividad y pensar que es normal que si el canciller uruguayo tiene una reunión con el canciller chino, en dónde está el TLC de fondo, tú seas relativamente simpático con algo que te plantea. Pero eso no quiere decir compartir todo. Por supuesto hay cosas que Uruguay no comparte.
¿Cómo debe posicionarse Uruguay bajo el entendido que cualquiera de estos movimientos puede ser leído como un acercamiento?
Hay un acercamiento pero es importante de decir que se da hace décadas. Después del Mercosur, la importancia que se le ha otorgado a China es la política de Estado más duradera en términos de política internacional. Todos los partidos políticos le han dado una gran importancia. Ahora porque occidente está en una lógica de enfrentamiento pero no por la Guerra en Ucrania. Esto viene de antes. Estamos claramente en un reordenamiento del orden mundial. Uruguay tiene que explicar pero no tiene que dejar de actuar. Es un vínculo comercial, no de dar disposiciones que violen el derecho interno. Nunca ha hecho eso Uruguay. Hay que ser cautos y explicar por qué se dan determinados pasos.
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