Bloomberg — La participación de China en el sistema global de comercio fue duramente criticada por los jefes de finanzas del G-7 en una muestra de unidad acompañada de una amenaza de una mayor escalada.
El club de ministros y banqueros centrales de los países ricos concluyó su reunión en la ciudad italiana de Stresa el sábado con un comunicado que citaba por su nombre a la segunda economía más grande del mundo y acusaba al país de dañar las economías de sus socios comerciales.
“Si bien reafirmamos nuestro interés en una colaboración equilibrada y recíproca, expresamos nuestra preocupación por el uso por parte de China de políticas y prácticas no de mercado que socavan a nuestros trabajadores, industrias y resiliencia económica”, dijeron. “Continuaremos monitoreando los posibles impactos negativos del exceso de capacidad y consideraremos tomar medidas para garantizar la igualdad de condiciones”.
Esas palabras de advertencia siguieron al anuncio de la Administración Biden a última hora del viernes de volver a imponer aranceles a cientos de bienes importados de China. La escalada de la retórica podría ser solo el preludio de mayores tensiones si Donald Trump recupera la Casa Blanca en las elecciones estadounidenses de finales de este año.
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Washington sigue siendo el protagonista clave en la presión a China, aunque a principios de semana, la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, destacó que los participantes del G-7 de Alemania, Francia y la Unión Europea también albergan quejas. El ministro de Finanzas francés, Bruno Le Maire, fue uno de los asistentes que presionó por un frente unido.
“La cuestión de los aranceles hacia China es un hecho objetivo, no una elección política”, dijo a los periodistas el ministro de Finanzas italiano, Giancarlo Giorgetti, presidente de la reunión, en una conferencia de prensa final. “Cuando Estados Unidos, con su Ley de Reducción de la Inflación, inició este tipo de política, obligó a reflexionar, también dentro de la UE, sobre cómo comportarse en estas situaciones”.
Estados Unidos permitirá que expiren las exclusiones arancelarias en aproximadamente la mitad de los 400 productos que se habían salvado, anunció el viernes la oficina del Representante Comercial de Estados Unidos. Otras 164 exclusiones se extenderán hasta mayo del próximo año.
A principios de semana, China señaló que está lista para aplicar aranceles de hasta el 25% a los automóviles importados con motores grandes, destacando cómo las disputas por los automóviles, una de las industrias más grandes de Europa, cobran gran importancia en el pulso actual.
El fabricante chino BYD Co., que superó a Tesla Inc. el año pasado como el mayor fabricante mundial de vehículos eléctricos, planea llevar su hatchback Seagull a Europa el próximo año. Después de aranceles y modificaciones para cumplir con los estándares europeos, los ejecutivos esperan venderlo por menos de 20.000 euros (US$21.500) en el continente.
Prácticas nocivas
El lenguaje del comunicado del G-7 insinúa posibles medidas de represalia por parte del grupo en su conjunto.
“Trabajaremos para hacer que nuestras cadenas de suministro sean más resilientes, confiables, diversificadas y sostenibles, y para responder a las prácticas nocivas, salvaguardando al mismo tiempo las tecnologías críticas y emergentes”, dijeron los ministros. “Consideraremos, cuando sea necesario, medidas apropiadas para promover la reducción de riesgos y la diversificación del suministro”.
Sigue existiendo un espectro de opiniones dentro del G-7 sobre hasta qué punto se debe elevar la temperatura en la esfera del comercio global.
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El ministro de Hacienda del Reino Unido, Jeremy Hunt, por ejemplo, dijo en una entrevista con Bloomberg Television que su país no se apresurará a imponer medidas.
“Es realmente importante que el mundo no vuelva involuntariamente al proteccionismo”, afirmó. “Nuestro punto de partida es que realmente pensamos mucho antes de imponer aranceles o soluciones comerciales. Pero todavía estamos realizando el trabajo detallado necesario para llegar a una decisión”.
El propio Giorgetti reconoció diversos grados de preocupación dentro del grupo.
“Es innegable que existen diferentes puntos de vista sobre cómo manejar este tema, y tenemos que afrontarlo conscientes de las posibles represalias de China”, afirmó.
Aun así, el resultado global de una reunión que en un principio se esperaba que se centrara sobre todo en la ayuda de ingeniería a Ucrania, junto con los debates sobre la economía mundial, abarca ahora el lenguaje más asertivo en torno al cual el grupo se ha unido nunca en torno a China en un documento conjunto que normalmente apenas menciona el comercio.
Lo que puede seguir en primera instancia es un estudio en profundidad de la amenaza percibida que representa China, una medida por la que Le Maire había presionado.
“Apoyamos el trabajo, en colaboración con otras vías relevantes, para evaluar el impacto macroeconómico de los subsidios y otras medidas de política industrial y comercial a nivel mundial”, dijeron los ministros, prometiendo además “promover un diálogo con terceros países sobre cuestiones relacionadas con las políticas industriales, fragmentación, riesgos de concentración del mercado y exceso de capacidad”.
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