Ser madre en LatAm es una “carrera muy solitaria”, y eso incide en una menor tasa de fecundidad

En entrevista con BL, la directora de la División de Asuntos de Género en Cepal, Ana Güezmes García, se refirió a cómo la maternidad podría ampliar la brecha de género en regiones como LatAm

¿Cómo mantenerse vigente en el mercado laboral después de los 30 y los 40 años?
21 de junio, 2024 | 05:00 AM

Bloomberg Línea — La maternidad “es un impuesto que pagan las mujeres” y este es uno de los componentes más importantes en sus decisiones reproductivas, al punto de que podría explicar parte de la tendencia a la baja de las tasas de fecundidad en Latinoamérica, aunque no hay que perder de vista los fenómenos de maternidad adolescente, dijo en entrevista con Bloomberg Línea la directora de la División de Asuntos de Género en Cepal, Ana Güezmes García.

La falta de reconocimiento a la economía del cuidado está ampliando las brechas de género ante el desequibrio que se presenta en la distribución de las responsabilidades, que recaen desproporcionadamente en las mujeres en regiones como LatAm, especialmente en etapas como la maternidad, lo que se constituye en una de las principales barreras para la inclusión laboral.

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A la par, hay un fenómeno que llama particularmente la atención en la región y es que en la actualidad esta tiene una de las tasas de fecundidad más bajas en el planeta, situándose en 1,8 hijos por mujer. No obstante, en este contexto, la maternidad adolescente sigue siendo un desafío, puesto que la tasa de natalidad en esa población en la región está por encima del promedio mundial.

En entrevista con BL, la directora de la División de Asuntos de Género en Cepal, la médica salubrista española Ana Güezmes García, se refirió a la relación de estos fenómenos y a cómo la maternidad podría ampliar la brecha de género en regiones como LatAm. La ejecutiva cuenta con más de 30 años de experiencia en diversos cargos de alta responsabilidad.

Cepal

Bloomberg Línea: ¿Puede la maternidad ampliar la brecha salarial entre hombres y mujeres por cuenta del empleo a tiempo parcial, el autoempleo y los trabajos informales a los que deben acudir las madres?

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Ana Güezmes García: Desde CEPAL observamos cómo la división sexual del trabajo, que lleva a que el trabajo asociado con el cuidado de los demás (hijas o hijos, personas con discapacidad y personas mayores dependientes, entre otros) recaiga en mayor medida sobre las mujeres, es una de las barreras principales para la inclusión laboral de estas y da lugar a brechas en cuanto a la inserción, a oportunidades de acceder a trabajo decente, a la permanencia en el empleo y a brechas en ingresos a lo largo de la vida.

Las mujeres dedican un 19,6% de su tiempo al trabajo doméstico y de cuidado no remunerado, casi el triple que los hombres (7,3%), de acuerdo con las mediciones del uso del tiempo levantadas en 23 países de la región, como se detalla en La sociedad del cuidado: horizonte para una recuperación sostenible con igualdad de género (CEPAL, 2022a). Esta situación impacta en la autonomía, las oportunidades económicas, la participación laboral de las mujeres y su acceso al descanso.

Observamos también diferencias en la participación laboral y ocupación de madres, sobre todo durante los primeros años de vida de sus hijos e hijas. Estas diferencias además varían según nivel de ingresos. Si revisamos, por ejemplo, la brecha entre la participación laboral de las mujeres de entre 20 y 44 años que pertenecen a hogares con y sin niñas o niños de entre 0 y 5 años llega a casi 9 puntos porcentuales en el primer quintil de ingresos, mientras en el quintil más alto de ingresos, esta brecha es inferior a 3 puntos porcentuales. Estas diferencias se mantienen al observar las tasas de ocupación de las mujeres del quintil más alto y del quintil de menores recursos: las tasas de las primeras duplican las de las segundas tanto cuando hay presencia de niñas y niños de entre 0 y 5 años (80,1% y 34,5%, respectivamente), como cuando no la hay (82,1% y 38,9%, respectivamente).

Esta tendencia, lejos de estar revirtiéndose, la podemos observar también en las jóvenes. La presencia de niños y niñas en el hogar también intensifica la carga de cuidados para las mujeres jóvenes, a menudo llevándolas a dedicarse al trabajo no remunerado, incluso cuando son adolescentes y probablemente no hayan terminado sus estudios, mientras que los hombres en esos hogares se enfocan en el trabajo remunerado. Estas diferencias son especialmente relevantes, ya que pueden tener impactos en futuras trayectorias laborales de las mujeres.

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BL: ¿Qué papel juegan las políticas frente a las licencias por paternidad en la región y qué tan efectivas son?

AGG: Si bien en varios países de la región se han producido cambios graduales para la ampliación de licencias por paternidad debidamente remuneradas, inclusivas y de goce obligatorio, en general, estas continúan siendo mayoritariamente breves, solo para trabajadoras y trabajadores asalariados formales y en parejas heterosexuales. De estos esfuerzos, se destacan las licencias de parentales que otorgan un período de licencia más amplio con protección del empleo a disposición de uno o ambos progenitores para permitirles cuidar de su hija o hijo después de que expire la licencia por maternidad y/o paternidad, que se han implementado en Chile, Colombia, Uruguay y Cuba.

También el año pasado Costa Rica, a través de una reforma al Código de Trabajo y a la ley de empleo público extendió la licencia de paternidad. También es crucial abordar las desigualdades en el lugar de trabajo, como las brechas salariales y las barreras a la promoción profesional, para asegurar que las mujeres tengan las mismas oportunidades y recompensas que los hombres en sus carreras profesionales. Políticas laborales centradas en el cuidado son fundamentales para el desarrollo de una sociedad más equitativa y sostenible.

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Por último, es imprescindible avanzar hacia la implementación de sistemas integrales de cuidado, que articulen los actuales servicios de salud, educación y cuidado, con un enfoque de progresividad para satisfacer las necesidades de todas las personas a lo largo del ciclo de la vida. Avanzar hacia el acceso universal de acuerdo con las necesidades de cada persona facilita la reorganización de la gestión de las responsabilidades de cuidado en los hogares, haciéndolas menos dependientes del nivel de ingresos. Esto contribuiría significativamente a aliviar la actual sobrecarga de las mujeres en cuanto a cuidados, permitiría su mayor participación en el mercado laboral y, en consecuencia, promovería su autonomía económica.

En particular, es crucial también avanzar también en la ampliación de la inversión pública en los sistemas ya existentes. De acuerdo a la información recopilada por Unesco el gasto en público en educación preprimaria en 2022 o el último año disponible en 30 países de América Latina y el Caribe fue 0,35% del PIB, en comparación con 0,54% en los países de la OCDE.

BL: ¿La brecha de género puede estar truncando el deseo de la maternidad en Latinoamérica?

AGG: Muchas mujeres, no así para los hombres, se enfrentan a la decisión de desarrollar una vida profesional o académica versus la opción de la maternidad. Está muy documentado que la maternidad, a menudo es una “carrera” muy solitaria que recae despropopcionadamente en el tiempo, la responsabilidad y los recursos económicos de las mujeres.

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No olvidemos que en la región miles de mujeres demandan que los padres paguen las pensiones alimentarias. La evasión de las obligaciones paternas con los hijos e hijas, la falta de servicios y prestaciones públicas para los cuidados, y el hecho que muchas mujeres ni siquiera puedan ejercer su licencia materna por estar empleadas en el sector informal atraviesa toda la región. La discriminación en el empleo para las mujeres madres es también una realidad que a menudo no es denunciada. En otras ocasiones, los propios estereotipos que persisten en la sociedad, hacen pensar que una madre va a ser mas costosa para la empresa, o no va a poder realizar determinadas actividades o viajes, lo que no se piensa de los padres.

Es importante mencionar que las mujeres y las personas tienen cada vez más posibilidades de decidir sobre su maternidad, y esto es un importante avance que muestra mayores garantías a los derechos sexuales y reproductivos, pero también es cierto que este fenómeno no está ocurriendo en todos los segmentos de la población.

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La tasa de fecundidad en adolescentes en América Latina y el Caribe es una de las más altas del mundo, solamente superada por los países del África subsahariana. La persistencia de patrones culturales patriarcales se expresa también en que una de cada cinco niñas o adolescentes se ha casado o unido antes de los 18 años, quien a su vez también tiene mayores probabilidades de ser madre antes de los 18 años.

Estas realidades refuerzan la división sexual del trabajo, y se traducen en una alta dedicación de tiempo por parte de las niñas, adolescentes y jóvenes al trabajo no remunerado y de cuidados. Este fenómeno se agudiza entre las mujeres de hogares de menores ingresos, que viven en zonas rurales y pertenecientes a pueblos indígenas y población afrodescendiente, lo que puede limitar aún más la participación de las jóvenes en el trabajo remunerado y en el sistema educativo.

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BL: ¿Se puede relacionar esto con la caída de la natalidad en la región?

AGG: En las últimas décadas, hemos documentado los notables avances educativos de las mujeres, y en el ejercicio de sus derechos reproductivos; sin embargo, estos no se han traducido proporcionalmente en autonomía económica y su participación en el mercado laboral. La maternidad es un impuesto que pagan las mujeres, y sin duda es un componente de las decisiones reproductivas de las mujeres, aunque no el único.

El desafío se encuentra enraizado en patrones patriarcales, en división sexual del trabajo y en el trabajo de cuidados que recae mayoritariamente en las mujeres. En línea con la respuesta anterior, estos fenómenos pueden explicar en parte las tendencias a la baja en la fecundidad de las mujeres.

De todas formas, es relevante no perder de vista los fenómenos de maternidad adolescente, y de matrimonios infantiles y uniones tempranas en la región, tanto por su prevalencia en general, como por su mayor prevalencia mujeres provenientes de hogares de menores ingresos.

En conclusión, y esta es la propuesta de la Cepal, el desarrollo de políticas y sistemas integrales de cuidado en los países es sin duda el desafío más urgente para avanzar en la igualdad de género y la justicia social en la región.