Bloomberg Línea — El cometa interestelar 3I/ATLAS, detectado por primera vez el 1 de julio de 2025 por el telescopio ATLAS en Río Hurtado, Chile, se ha convertido en un fenómeno seguido por astrónomos de todo el mundo.
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Es apenas el tercer objeto interestelar conocido en ingresar al sistema solar, después de Oumuamua en 2017 y 2I/Borisov en 2019.
El “3” de su nombre indica que es el tercer objeto interestelar, “I” por interestelar, y “ATLAS” por el telescopio que lo descubrió.
Con una trayectoria hiperbólica que lo hace imposible de capturar por la gravedad solar, 3I/ATLAS se desplaza a más de 200.000 km/h y pasará a una distancia segura de la Tierra, de aproximadamente 270 millones de kilómetros.
Alcanzará su punto más cercano al Sol alrededor del 30 de octubre de 2025, a 1,4 unidades astronómicas, apenas dentro de la órbita de Marte, según explica la NASA.
No se espera que se ilumine lo suficiente como para ser visible en binoculares o a simple vista, pero algunos canales de astronomía podrían transmitir imágenes actualizadas de los telescopios terrestres que lo registren.
“Los científicos creen que el cometa es más antiguo que la Tierra y un fragmento de otro sistema mucho más antiguo que el nuestro, que ahora mismo está viajando frente a nosotros, trayendo agua, el ingrediente clave para la vida”, dijo Isabella Arévalo, creadora de contenido, que está compitiendo en el concurso SERA.space para convertirse en la primera hondureña en viajar al espacio.
¿Qué dicen los telescopios?
Observaciones realizadas por telescopios espaciales como Hubble, Webb y Swift han revelado detalles sorprendentes.
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Hubble captó una nube de polvo en forma de lágrima alrededor del núcleo helado del cometa, mientras que Swift detectó un tenue resplandor ultravioleta de hidroxilo (OH), indicio de liberación de agua.
“Cuando detectamos agua, o incluso su débil eco ultravioleta, OH, de un cometa interestelar, estamos leyendo una nota de otro sistema planetario. Nos dice que los ingredientes para la química de la vida no son únicos de nuestro propio sistema”, dijo Dennis Bodewits, profesor de física en Auburn University, a la BBC.
El hallazgo es relevante porque el agua se detectó a una distancia donde normalmente los cometas del sistema solar permanecen inactivos. Esto sugiere que pequeñas partículas de hielo expulsadas del núcleo se calientan con la luz solar, liberando vapor de agua y alimentando la nube que rodea al cometa.
Otras hipótesis
Aunque la mayoría de los astrónomos consideran a 3I/ATLAS un fenómeno natural, el astrofísico teórico Avi Loeb, de Harvard, ha planteado la posibilidad de que se trate de un artefacto tecnológico de origen extraterrestre.
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“La hipótesis en cuestión es que el reciente visitante interestelar a nuestro Sistema Solar, 3I/ATLAS, es un artefacto tecnológico, y además tiene inteligencia activa. Si es así, las consecuencias podrían ser potencialmente graves para la humanidad,” escribió Loeb en un ensayo científico en la plataforma Medium.
Sin embargo, la NASA ha descartado esta perspectiva. “Se parece a un cometa. Hace cosas de cometa. Se parece muchísimo, en todos los aspectos, a los cometas que conocemos”, dijo Tom Statler, científico líder de cuerpos pequeños del sistema solar en NASA.
Después de pasar cerca del Sol, el cometa desaparecerá de la vista hasta principios de diciembre de 2025, cuando emerja del otro lado, permitiendo nuevas observaciones desde telescopios en la Tierra.
Mientras tanto, científicos de todo el mundo aprovechan cada oportunidad para estudiar este visitante antiguo, que se cree tiene al menos 7.000 millones de años, y que ofrece una ventana única para entender cómo se forman los planetas y si podrían albergar vida en otros sistemas estelares.
En noviembre, la nave JUICE, de la Agencia Espacial Europea (ESA), intentará observar 3I/ATLAS utilizando sus cámaras, espectrómetros y un sensor de partículas. Debido a las desafiantes condiciones térmicas durante el viaje a través del Sistema Solar interior, no se espera que los datos de estas observaciones lleguen a la Tierra antes de febrero de 2026.
Esta información podría revelar la composición exacta y los materiales que trae el cometa desde otro sistema estelar.











