Bloomberg — El poder de ganancias de los mineros de Bitcoin (XBT) y sus acciones se han separado del comportamiento del activo que ayudan a producir, recordando el deterioro económico de una industria que el presidente de EE.UU., Donald Trump, ha defendido.
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El ETF CoinShares Valkyrie Bitcoin Miners ha caído más del 50% desde su pico de diciembre de 2024, una caída mucho más pronunciada que la del precio del Bitcoin. La tasa de hashrate —que mide cuánto ganan los mineros por unidad de poder computacional— permanece cerca de un mínimo histórico.
Trump prometió durante su campaña fortalecer a los mineros estadounidenses para garantizar que el Bitcoin se “produzca en EE.UU.”, y sus hijos, Eric Trump y Donald Trump Jr., se han involucrado en la industria. Sin embargo, los vientos en contra técnicos y macroeconómicos —algunos provocados por la guerra comercial de Trump— están afectando al sector.
Incluso tras el reciente aumento del Bitcoin por encima de los US$90.000, los mineros ganan apenas US$49 por unidad de poder computacional, apenas por encima del mínimo histórico de US$36.
“Encuéntrame un minero que realmente esté ganando dinero dado el hashrate”, dijo Paul Prager, director ejecutivo de la empresa minera TeraWulf Inc. “El problema no son solo los aranceles, sino que seguimos produciendo más máquinas. El hashrate hace que sea muy difícil minar con rentabilidad. Ninguna empresa está ganando dinero realmente.”
La reducción a la mitad del Bitcoin en abril de 2024 —que recortó las recompensas de los mineros de 6,25 a 3,125 Bitcoin— marcó el inicio de esta presión.
Desde entonces, el aumento de la dificultad de la red y la caída en los volúmenes de transacción han erosionado gradualmente las ganancias de los mineros. La reciente fortaleza del Bitcoin, incluso cuando otros activos de riesgo han sucumbido ante los temores arancelarios, ha proporcionado poco alivio.
Mientras tanto, los costos operativos siguen aumentando. Los mineros utilizan máquinas altamente especializadas para resolver acertijos criptográficos y validar transacciones de blockchain a cambio de recompensas. Un indicador de CryptoQuant muestra que la dificultad para realizar esta tarea está en máximos históricos.
El costo del equipo minero también ha aumentado, impulsado en parte por los aranceles de Trump a las importaciones de varios países de Asia-Pacífico, donde se concentra la cadena de suministro de estos equipos.
Los ingresos por comisiones de transacción, que históricamente han servido como colchón de ingresos para los mineros, también han caído abruptamente. La breve fiebre de los NFT basados en la blockchain de Bitcoin, que comenzó en 2023 y alcanzó su pico el año pasado, ha disminuido considerablemente.
A finales de 2025, las acciones de empresas mineras se encontraban cerca de máximos de varios años gracias a una combinación de la subida del precio del Bitcoin, el entusiasmo por la postura de Trump hacia los activos digitales y la expectativa de que los mineros pudieran diversificarse hacia la infraestructura para operaciones de inteligencia artificial (IA), según Reginald Smith, analista senior de fintech y pagos en JPMorgan Chase & Co.
“Desde entonces, la rentabilidad de la minería se ha deteriorado y los titulares negativos sobre el gasto en capital de IA y la proliferación de modelos de IA menos intensivos en energía, como DeepSeek, han afectado a algunos mineros”, señaló Smith en un correo electrónico.
Algunas empresas aún exploran el sector de la IA, reutilizando centros de datos para expandirse en el hospedaje de computación de alto rendimiento (HPC).
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Compañías como Bit Digital Inc., Bitdeer Technologies Group y Core Scientific se han diversificado hacia la IA, pero “el sentimiento se ha deteriorado considerablemente en este frente, ya que ningún minero ha logrado aún firmar un contrato de arrendamiento importante con un proveedor de servicios en la nube”, comentó John Todaro, analista de Needham & Co.
“Muchos inversores con los que hemos hablado están ‘tirando la toalla’, ya que crece la preocupación de que para lograr un gran contrato, los mineros tendrían que asociarse con grandes desarrolladores o financiadores, lo cual reduciría significativamente su participación en las ganancias”, añadió Todaro.
Smith, de JPMorgan, no espera que ninguno de los principales operadores mineros que cubre abandone el sector en el futuro cercano, aunque sí prevé que “los operadores más pequeños y con limitaciones de capital podrían salir”.
