Bloomberg Línea — Guyana es el país con mayor productividad laboral en la región, ya que por cada hora trabajada a la semana se produce un valor de US$2.204 para esa economía, según cifras de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
Este país destaca como un caso atípico en la región gracias a la explosión en la producción de hidrocarburos que ha impulsado de manera significativa los niveles de productividad del país entre 2023 y 2024.
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“Es claro que, al ser una economía pequeña, el impacto que ha generado el sector de hidrocarburos es muy alto. Esto lleva a que los recursos de compañías extranjeras hayan entrado con mucha fuerza al país”, dijo a Bloomberg Línea el analista financiero Gregorio Gandini.
Por mucho tiempo ignorado, este pequeño país sudamericano de poco más de 800.000 habitantes saltó a la popularidad global por sus impresionantes reservas petroleras.
Recientemente, Exxon Mobil Corp. (XOM) informó que planea avanzar con su séptimo proyecto petrolero en Guyana después de recibir las aprobaciones regulatorias.
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De acuerdo con Bloomberg, Exxon espera que el desarrollo marino Hammerhead, de US$6.800 millones, comience su producción en 2029, con una capacidad para bombear 150.000 barriles de petróleo al día.
En medio de este boom de los hidrocarburos, la productividad ha dado un salto en Guyana, superando a las mayores economías de la región como Brasil (US$593) o México (US$743).

Guyana se viene caracterizando por tener algunas actividades económicas de más alta productividad, pero su principal motor es la industria de los hidrocarburos.
“En el caso de Guyana, su alta productividad se explica porque cerca de 70% de su PIB en 2024 fue aportado por el sector de minería e hidrocarburos, que es un sector de muy alta productividad por ser generador de renta”, explicó a Bloomberg Línea José Manuel Salazar-Xirinachs, secretario ejecutivo de la Cepal.
Marco Llinás, director de la División de Desarrollo Productivo y Empresarial de la Cepal, dice que en el caso de aquellos países que no se ganaron “la lotería de los hidrocarburos”, como ha sido el caso de una economía como la de Guyana, “la única forma de lograr efectivamente esa productividad es a través de una transformación productiva”.
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No obstante, resaltó que en el caso puntual de Guyana, el país viene trabajando para sofisticar y diversificar su aparato productivo más allá del sector de hidrocarburos, “lo que de alguna manera está generando esta mejora en su productividad”.
“En otras palabras, un país como Guyana está sembrando esa bonanza que está recibiendo en materia de hidrocarburos y está trabajando en agendas de competitividad”, dijo Marco Llinás a Bloomberg Línea.
A su juicio, esta actividad “muy posiblemente va a permitir que este país continúe avanzando en materia de productividad independiente de lo que se dé desde el sector de hidrocarburos”.
Guyana se está encaminando a formar parte de las 25 economías más ricas del mundo en 2030 gracias al impulso que le ha dado el ‘boom’ petrolero tras el descubrimiento de reservas por parte de Exxon (XOM) hace ya una década.
Guyana pasará de un PIB per cápita de US$32.330 a uno de US$50.790 en 2030, lo que implica un salto de casi 60%, y se uniría a las 25 economías más ricas del mundo para entonces, según un análisis de Bloomberg Economics.
En Guyana, los sustanciales ingresos del petróleo se depositan en el Fondo de Recursos Naturales (NRF, en inglés), un instrumento para gestionar los recursos provenientes del crudo, con una parte que se pone a disposición para el gasto presupuestario de acuerdo con las reglas de retiro en la Ley NRF 2021.
Estos ingresos provenientes de los hidrocarburos se mantienen fuera de la economía para mitigar los posibles efectos del mal holandés y los retiros están definidos a través de Ley del NRF.
De acuerdo a proyecciones recientes del Banco Mundial, Guyana impulsará el crecimiento de Latinoamérica y el Caribe en 2025 y 2026.
Para 2025, el Banco Mundial proyecta un crecimiento del 11,8% para Guyana. Y para 2026, espera que el PIB se expanda a un ritmo de 22,4%.
Guyana avanza y el resto de Latinoamérica se queda atrás
La productividad laboral en América Latina y el Caribe ha quedado rezagada frente al promedio mundial, especialmente desde 2017.
No obstante, el año pasado la productividad por hora de América Latina y el Caribe se incrementó un leve 2,2% en comparación con el año anterior.
Según expertos de Cepal, la dinámica actual refleja no solo un estancamiento en el crecimiento, sino también un retraso en la transformación productiva de la región, frente a economías que han logrado diversificar y modernizar sus estructuras económicas.
De hecho, el contraste entre los países latinoamericanos es notable.
La productividad laboral es más baja en países como Bolivia (US$187), Nicaragua (US$177), Haití (US$137) y Cuba (US$78).

Mientras Guyana y algunas pequeñas economías avanzan rápidamente gracias a estrategias focalizadas, países más grandes como Brasil, Colombia y Perú aún muestran niveles de productividad por debajo del promedio regional.
Según el analista Gandini, en el caso de los países más grandes de la región, “las economías están más diversificadas y eso hace que estén sujetas a deferentes niveles de productividad”.
Otras naciones, como Uruguay y Costa Rica, han logrado mejoras sustanciales mediante la transformación de su matriz productiva.
Uruguay ha impulsado el desarrollo de software y tecnologías de la información, mientras que Costa Rica ha diversificado desde la agricultura hacia sectores tecnológicos, farmacéuticos y de dispositivos médicos.
En el caso particular de Uruguay, esta transformación de su estructura productiva se ha venido reflejando en los últimos años. “Hasta hace pocos años, era una economía con una fuerte vocación agrícola, centrada en la ganadería y el sector lácteo”, comentó Marco Llinás.
Esta evolución no ha ocurrido de manera espontánea: el país ha trabajado de forma constante en estrategias de desarrollo productivo que hoy se reflejan en una diversificación de su producción y en el fortalecimiento de sus exportaciones en el sector digital.
Señaló que Costa Rica, que hace apenas un par de décadas era vista principalmente como una economía agrícola —reconocida mundialmente por su alta productividad en la producción de piña—, ha experimentado una profunda transformación productiva.
Gracias a esfuerzos sostenidos en materia de desarrollo, el país ha logrado diversificar su matriz económica hacia sectores más avanzados, especialmente en servicios basados en tecnología de la información y las comunicaciones, el ámbito digital, la industria farmacéutica y la producción de dispositivos médicos.
La Cepal advierte que, sin una transformación productiva sostenida, la región podría enfrentarse a nuevas décadas de bajo crecimiento.
De acuerdo a ese organismo, las políticas de desarrollo productivo juegan un rol central en la diversificación, sofisticación, y cambio estructural de la matriz productiva.
Según el secretario de la Cepal, José Manuel Salazar-Xirinachs, la experiencia histórica de los países del mundo muestra que siempre que ha habido un proceso acelerado de desarrollo productivo, es porque ha habido un fuerte impulso proveniente de estas políticas.
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