Bloomberg Línea — El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) se alista para la COP30, que se celebrará en pocas semanas en Brasil. Parte de esa agenda mantiene ocupado a su presidente, Ilan Goldfajn, el economista brasileño que fue elegido a finales de 2022 tras pasar por el Banco Central de su país y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
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Pero no todo gira en torno al clima. Los desembolsos en países como Argentina y los planes para promover el crecimiento en la región también están entre las prioridades de Goldfajn. El directivo habló en exclusiva con Bloomberg Línea desde su oficina en Washington, sede del poder económico mundial esta semana mientras el FMI y el Banco Mundial realizan sus reuniones anuales.
“América Latina es una región muy resiliente, el crecimiento está estable, tenemos shocks de varias dimensiones, tuvimos la pandemia, tenemos un nuevo contexto global, pero vemos que la región continúa creciendo y tiene una inflación relativamente controlada. Entonces, eso muestra un poco de la resiliencia y de la capacidad de resistencia de la región”, destacó el economista.
Reglas claras
El presidente del BID defendió que parte de esa resiliencia se debe instituciones sólidas y reglas fiscales claras en América Latina, especialmente frente al contexto de presiones sociales y restricciones presupuestarias. “El pasado de alta inflación o el pasado de crisis anteriores han demostrado para muchos países la importancia de bancos centrales que cuidan la inflación y que tengan su institucionalidad”, afirmó.

Goldfajn también subrayó que las reglas fiscales cumplen un rol esencial para sostener el equilibrio de las finanzas públicas. Aunque reconoció que todos los gobiernos enfrentan tensiones al momento de asignar recursos, destacó la necesidad de combinar los objetivos sociales con un manejo macroeconómico responsable. “Todos los países tienen desafíos, retos, porque nunca hay recursos suficientes para todo lo que necesitas”, dijo, pero agregó que “es importante que sepan que hay que tener responsabilidad fiscal, monetaria, financiera”.
En cuanto a la agenda de desarrollo del BID, el foco está puesto en la dinamización del sector privado como motor de crecimiento. Según explicó, “la región sí necesita un crecimiento, un desarrollo basado en el sector privado”, ya que este segmento es una clave para la productividad y la innovación.
Por eso, el banco está redoblando su apuesta por herramientas que apuntalen la inversión privada. “Nos estamos concentrando en lo que puede hacer el BID Invest, que es el brazo derecho que trabaja con las empresas que pueden invertir, que tienen menos restricciones que los gobiernos y que pueden alcanzar mayores inversiones”, explicó. A la vez, destacó el fortalecimiento del BID Lab, al que están destinando más recursos “para que genere más innovación”.
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El objetivo, explicó, es apostar por ideas innovadoras que puedan convertirse en soluciones de gran escala para los países de la región. “En primer lugar, son ideas que se están financiando, se están ayudando, pero que tienen como objetivo que tengan consecuencias mayores para los países”, explicó. Esa lógica implica apoyar iniciativas con potencial de impacto masivo. “Le das una idea específica, pero el objetivo es que esto, después de que funcione, impacte a millones de personas”, sostuvo.
Con ese enfoque, el banco quiere ir más allá del impulso a emprendimientos aislados. “Queremos escalar más lo que hacemos con las startups. Trabajamos con ellas, trabajamos con las empresas que innovan, con los disruptores”, dijo. La meta, según dijo el ejecutivo, es que esas iniciativas “hagan diferencia a nivel nacional”.
La apuesta por la COP30
Goldfajn confirmó que un grupo de países del Caribe presentará en la COP30 una propuesta para los canjes de deuda por resiliencia climática. “El Caribe quiere anunciar en la COP un marco de canjes regional”, señaló. El objetivo es consolidar una herramienta financiera que ya ha sido probada en países como Barbados y Bahamas, y que podría replicarse en otras economías endeudadas.

El mecanismo suele consistir en reemplazar deuda cara por financiamiento más barato con garantías multilaterales, canalizando parte de esos recursos a políticas de adaptación, salud o educación. En el caso de Barbados, por ejemplo, se tiene la idea de hacer canje social, “que es un canje para salud”, indicó Goldfajn.
El BID ya ha coordinado operaciones de este tipo, siendo la de Ecuador una de las más destacadas, con fondos que se dividieron entre conservación y alivio financiero. “Parte se fue a Galápagos y la otra parte se fue a reducir el servicio de la deuda de Ecuador”.
La fórmula, sin embargo, no es aplicable a todos los países. “Tiene que ser un tipo de país que tiene deuda, que es una deuda que es cara, por lo tanto cuando se hace el canje se ahorre dinero”, explicó. En cambio, si se trata de economías con acceso fluido a los mercados internacionales, el instrumento pierde sentido. “Si viene un país que tiene una clasificación de riesgo muy buena, pues no te ahorras nada”.
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Además, el BID llegará a la COP30 con una agenda enfocada en ejes como la adaptación climática, la protección de la biodiversidad y el financiamiento. Para el banco, la cumbre que se celebrará en Belén representa una oportunidad estratégica para la región.
“Estamos trabajando con la COP30 ya hace bastante tiempo por dos razones principales”, explicó Goldfajn. “Uno, es que la COP30 está en la región y nosotros la dotamos, la ayudamos logísticamente” y la segunda razón, dijo, es que “la COP30 va a estar en el corazón de la Amazonía. Y nosotros tenemos un trabajo grande con nuestro programa Amazonía Siempre, donde estamos dedicando mucha atención a cómo trabajar la naturaleza”.
Uno de los principales aportes que el BID busca presentar en esta cumbre es una propuesta de alineamiento regional para establecer metas claras en materia de biodiversidad. “Estamos trabajando en una forma de pensar un marco de Belén, un marco de preservación de Belén”, dijo Goldfajn. El objetivo es ayudar a los países a traducir el deseo de conservar sus ecosistemas en políticas concretas y medibles.

Otro eje es concretar recursos que están faltando para el desarrollo, con iniciativas como ReInvest+ que busca movilizar capital privado internacional hacia proyectos de adaptación y mitigación en países en desarrollo.
La propuesta parte de préstamos locales ya consolidados en bancos nacionales, que son transformados en activos con grado de inversión y denominados en moneda fuerte, aptos para inversionistas institucionales. A cambio, los bancos deben reinvertir los ingresos en sectores alineados con sus planes nacionales de desarrollo y objetivos climáticos.
Proyectos para Argentina y México
Al margen de la COP30, el BID también trabaja en sus habituales desembolsos a la región. Por ejemplo, el ejecutivo anunció que proyecta una agenda más robusta para Argentina en 2026, con foco en inversión, infraestructura y sectores estratégicos en medio del programa marco por US$10.000 millones que se anunció a principios de este año.
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Sin embargo, aclaró que eso no equivale a desembolsos inmediatos, ya que “unos proyectos desembolsan más rápido y otros desembolsan más despacio”. Para el año próximo, la expectativa es fortalecer aún más la cooperación bilateral. “Tenemos la idea de tener una programación significativamente más robusta de lo que tenemos este año en proyectos de inversión”, anticipó.
El BID también acompaña al país en su agenda de reformas estructurales. “Si empezamos el año pasado hablando de eficiencia del gasto, de cómo hacemos una reforma fiscal interesante, cómo reducimos los subsidios, pues ahora estamos trabajando ya en infraestructura, cómo vamos a financiar los productores de minerales críticos”, explicó Goldfajn.
Entre los sectores prioritarios se encuentran proyectos de infraestructura, esquemas de privatización o concesiones, y la financiación de iniciativas ligadas al litio y otros minerales clave para fortalecer la reactivación económica del país.

En el caso de México, el BID ya anunció un programa con el que se podrían movilizar hasta US$25.000 millones en varios años. Según el presidente, parte de ese dinero se iría en acompañar a las autoridades en el diseño de un nuevo marco energético que permita ampliar la oferta en distintos frentes.
Además, el objetivo es trabajar con el país en políticas sociales dirigidas a grupos vulnerables, como niños, personas mayores y con discapacidad, junto con proyectos desde el lado financiero para promover sistemas de pago rápido.
Goldfajn destacó la importancia de construir sistemas financieros interoperables que no estén fragmentados, sino que integren de forma efectiva al sector público, al privado y a la población no bancarizada. Más allá de proyectos puntuales como el PIX brasileño, subrayó que la institución ha aprendido de las buenas y malas experiencias en la región, y eso le permite identificar qué modelos funcionan.
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“Más que mi experiencia personal, el BID tiene mucha experiencia de las buenas prácticas, de lo que funcionó y no funcionó”, dijo, al defender una arquitectura de pagos moderna, interconectada y escalable.
Para Goldfajn, estos sistemas deben contemplar desde el inicio la gobernanza, la regulación pública y el interés privado.