El Banco Mundial (BM) espera que el mercado laboral en Latinoamérica “sea menos dinámico” en 2025 en medio de una desaceleración económica y los efectos de la guerra comercial global.
Según el organismo, la menor expansión prevista para este año impactará negativamente en la creación de empleo y en la evolución de los ingresos laborales en la región.
“Se espera que la región permanezca en su ciclo de no crear suficientes trabajos de calidad para acelerar su progreso hacia la erradicación de la pobreza”, señala el nuevo informe del Banco Mundial, divulgado en el marco del Día Internacional del Trabajo.
“Se espera que la región permanezca en su ciclo de no crear suficientes trabajos de calidad para acelerar su progreso hacia la erradicación de la pobreza”, dice un nuevo informe del Banco Mundial divulgado a propósito del Día Internacional del Trabajo.
En abril, el Banco Mundial ajustó a la baja su previsión de crecimiento para Latinoamérica y el Caribe hasta el 2,1% en 2025, lo que la convierte en la región de menor crecimiento a nivel global. También redujo su estimación para 2026, que ahora apunta a una expansión del PIB del 2,4%.
El bajo crecimiento regional se daría en un contexto marcado por la baja inversión, el endeudamiento elevado y un entorno externo cambiante que, según advirtió el organismo, constituyen importantes obstáculos para el desarrollo de Latinoamérica y el Caribe.
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Con base en las proyecciones macroeconómicas actuales, el Banco Mundial estima que la creación de trabajo disminuya ligeramente a 1,6% interanual (frente a un 2% en 2024). Entre tanto, el crecimiento de los ingresos laborales se desaceleraría al 1,5%, por debajo de un promedio de alrededor de 4% a principios de 2024.
El año pasado, la tasa de empleo subió 1,3 p.p. hasta el 58,9% en Latinoamérica, en tanto que el desempleo bajó del 8,5% al 6,2%. No obstante, el desempleo juvenil se mantuvo en 14%, lo que sigue siendo uno de los principales retos.
“Este estancamiento laboral, combinado con la persistencia de empleos de baja calidad, limitará la efectividad del mercado laboral como herramienta de reducción de pobreza en el corto plazo”, dijo a Bloomberg Línea Carlos Rodríguez-Castelán, gerente de la Práctica Global de Pobreza y Equidad para América Latina y el Caribe.
“La región tiene hoy el desafío de crear trabajos de calidad para acelerar su progreso hacia la erradicación de la pobreza. Estimamos que la pobreza permanecerá estancada en 2025, con una de cada cuatro personas viviendo por debajo de la línea de pobreza”, indicó.
La caída en la creación de empleo y del crecimiento de los ingresos laborales proyectada para 2025 no impactará a todos los trabajadores de manera igualitaria.
En particular, según Rodríguez-Castelán, los empleos juveniles tienden a ser más precarios e informales, con menor protección contra ciclos económicos adversos. En un contexto de menor crecimiento, estos empleos suelen ser los primeros en desaparecer, lo que podría revertir parte del progreso logrado desde 2016.
Resolver cuellos de botella en sectores intensivos en mano de obra como agronegocios y turismo, así como también en los sectores clave de infraestructura y energía pueden ayudar a sostener la demanda laboral y así impulsar una economía local más vibrante.
Creación de nuevos puestos tiene la huella de la informalidad

El Banco Mundial señaló que a pesar de registrar el crecimiento económico más bajo desde 2015, Latinoamérica ha mantenido un crecimiento del empleo comparable al de otras regiones.
El informe destaca que el crecimiento del empleo ha sido más sólido entre los segmentos más educados de la fuerza laboral y que las mujeres accedieron al 54% de los nuevos puestos creados, lo que equivale a 14,5 millones de empleos.
Durante la última década, la región generó alrededor de 27 millones de nuevos trabajos netos, siendo la mayor parte de estos creados por empresas más grandes (con más de cinco empleados), centros urbanos, los sectores de comercio y hostelería, y entre los trabajadores calificados.
No obstante, a pesar del aumento del trabajo asalariado, el organismo advirtió que los nuevos puestos de trabajo fueron informales, sin derechos a pensión ni a otros beneficios laborales.
“Esta desconexión sugiere que Latinoamérica y el Caribe está creando trabajos sin mejorar la productividad, lo que puede explicar la persistencia de la baja calidad del trabajo en la región”, indicó en el informe.
El informe revela un estancamiento prolongado de la productividad laboral en América Latina durante la última década. Este estancamiento representa un obstáculo crítico para la generación de empleos de calidad.
Carlos Rodríguez-Castelán, gerente de Práctica Global de Pobreza y Equidad.
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Más trabajos, pero no de mejor calidad

Y es que si bien se crearon más puestos, la región no presenta un aumento en la proporción del trabajo de mejor calidad, lo que se evidencia en que el subtrabajo se mantuvo alto (en 5%) en la mayoría de los países en 2024, encima de los promedios de las economías de ingreso mediano alto (4,9%) y de ingreso alto (3,2%).
El subtrabajo es definido como las personas empleadas que trabajan menos horas de las deseadas y que buscan y están disponibles para un trabajo adicional.
El Banco Mundial dice que la mitad de los países de la región para los que se dispone de datos experimentan una disminución en el Índice de Calidad del Empleo (ICE), que combina cuatro dimensiones que caracterizan un buen trabajo.
Entre otros desafíos, se refiere al crecimiento limitado de la productividad y una transformación estructural limitada, “lo que indica un estancamiento de la demanda laboral”.
Impulsar el crecimiento de la productividad requiere políticas que promuevan la estabilidad macroeconómica y un entorno regulatorio predecible.
Carlos Rodríguez-Castelán, gerente de la Práctica Global de Pobreza y Equidad.
De otra parte, la entidad constató que los sistemas educativos en la región “no necesariamente están entregando habilidades útiles para el trabajo”.
Muestra de esto es que tres de cada cuatro jóvenes de 15 años no tienen un dominio básico de las matemáticas y más de la mitad no puede leer adecuadamente.
Como resultado de este fenómeno, el 22,8% de las empresas en la región identifican una fuerza laboral con educación inadecuada como una limitación importante o muy grave, por encima del promedio global del 19%.
En la región casi uno de cada cinco jóvenes estaba en la categoría de Ninis (Ni estudian ni trabajan) el año pasado, por encima del promedio de los países de ingresos altos y medianos altos.
En cuanto a la informalidad, se tiene que entre 2016 y 2024 las tasas disminuyeron 2,3 p.p., alcanzando el 42,1% de los trabajadores.
El informe da cuenta de que Chile y Costa Rica tienen tasas de informalidad relativamente bajas (27 y 34%, respectivamente), mientras que Perú y Bolivia muestran tasas superiores al 60%.
Superar estos obstáculos será clave para la región, en la medida en la que el empleo impulsa la reducción de la pobreza en América Latina y el Caribe, representando dos tercios de la disminución durante el último período de rápido progreso (2009–2014), según el reporte.
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