Bloomberg Línea — Los programas de cooperación en Latinoamérica sobre derechos humanos, medioambiente, paz y promoción del periodismo independiente sufrieron un inesperado choque y por varias semanas quedaron en vilo con los recortes de la Administración Trump a la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid).
Pero ahora, asimilado el golpe, la desfinanciación es vista como una oportunidad para diversificar y hacer cambios en las estructuras de las organizaciones.
El momento actual de Usaid “representa un desafío importante, pero también una oportunidad para repensar y fortalecer las formas de cooperación en América Latina. La cooperación internacional al desarrollo sigue siendo importante, pero su dinámica ha evolucionado”, dijo la directora ejecutiva de la Asociación de Fundaciones Familiares y Empresariales, Lucía Lloreda.
La ejecutiva de esta organización, integrada por 87 fundaciones de varios de los más poderosos grupos empresariales de Colombia, como la familia de millonarios Santo Domingo, dice que además del respaldo de organismos multilaterales, hoy cuentan con fondos de impacto y redes de cooperación no tradicional que apuestan por el desarrollo territorial con una visión de largo plazo.
”Sin embargo, más que nunca, es fundamental promover modelos de trabajo colaborativo que integren al sector fundacional, el sector privado, el sector público y todas las formas de cooperación”, dijo Lloreda.
Entre esos modelos están fondos filantrópicos y fundaciones privadas, dinero de organismos multilaterales y opciones como el crowdfunding como alternativas en Latinoamérica ante el corte de la Administración de Donald Trump a Usaid, la agencia que lideraba la cooperación internacional y que gestionó durante el año fiscal 2023 más de US$43.000 millones en asignaciones.
Entidades como la Fundación Amazonia Sostenible (FAS), que se enfoca en la conservación de la biodiversidad y la mejora de la calidad de vida de comunidades ribereñas, indígenas y periféricas de la Amazonía brasileña, se han mantenido resilientes en esta coyuntura gracias a los programas de cooperación financiera de los Gobiernos de Alemania, Reino Unido y Brasil.
Uno de sus proyectos, Floresta em Pé, ahora recibe recursos de los Gobiernos de Alemania y Brasil, a través del Banco Alemán de Desarrollo (KfW), que beneficia a los estados de Amazonas y Pará. FAS fue seleccionada como agencia ejecutora y gestiona R$170 millones para apoyar proyectos de promoción de la bioeconomía, protección y fiscalización, y fortalecimiento de la gobernanza ambiental. Estos proyectos serán desarrollados e implementados por las Secretarías de Medioambiente de los estados entre 2025 y 2027.
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Asimismo, voceros de la Fundación Amazonia Sostenible dijeron que ejecutan la segunda fase de un programa (2025-2028) financiado por los Gobiernos de Alemania y el Reino Unido para apoyar a la Secretaría de Medioambiente del estado brasileño de Mato Grosso en el control de la deforestación ilegal y la promoción de la bioeconomía en el estado.
Pese a los recortes de Usaid a las fundaciones de este tipo, la organización pudo continuar haciendo inversiones para la conservación y el desarrollo sostenible de la región con proyectos que buscan promover la protección ambiental y el bienestar de las comunidades “a través de alianzas y soluciones que aseguren la continuidad de estos esfuerzos”, respondieron voceros de Fundación Amazonia Sostenible a este medio.
La Fundación Amazonía Sostenible beneficia anualmente a 21.787 familias en 749 comunidades de 79 territorios (como áreas de conservación, tierras indígenas, sedes municipales) y 27 municipios del estado de Amazonas, Brasil. A través de proyectos en educación, emprendimiento, turismo sostenible, innovación y salud, impulsa el desarrollo sostenible y la mejora de la calidad de vida de comunidades ribereñas, indígenas y periféricas, promoviendo la conservación de la selva y su biodiversidad.
En 2023, Innpactia, una organización que ayuda a encontrar financiación para aquellos proyectos que necesiten impulso en Latam, estimó en una conversación con Bloomberg Línea que hay entre US$30.000 millones y US$50.000 millones disponibles en el mundo para inversiones de impacto que no están siendo capitalizados.
Barreras de acceso al financiamiento y oportunidades más allá de Usaid

En la actualidad, algunos de los principales desafíos a los que se enfrentan las ONG en América Latina para acceder a financiamiento alternativo incluyen barreras de conocimiento, debido la falta de herramientas técnicas, redes de soporte sólidas y conocimientos especializados.
A estos factores se suman las barreras geográficas y administrativas, que les impiden a las organizaciones de carácter comunitario cumplir con los requisitos planteados; y relaciones de poder desiguales, debido a las brechas existentes con las organizaciones de alcance nacional e internacional que tienen mayor acceso a herramientas administrativas, redes de contacto y conocimiento sobre financiamiento.
“Esta dinámica ha dificultado aún más el acceso de actores pequeños y medianos a diversas fuentes de financiamiento”, dijo el fundador de Innpactia, Juan Carlos Lozano, en un balance sobre los impactos que se han generado por el bloqueo de Usaid hasta el momento en la región.
Explica que la cooperación internacional en la región ha disminuido en los últimos años. La Unión Europea ha reducido varias líneas de ayuda, priorizando África y Ucrania, mientras que Suecia y Holanda han recortado significativamente sus fondos para la región. En contraste, explican desde Innpactia, España ha incrementado su presupuesto y China ha ampliado su presencia con inversiones en infraestructura, saneamiento y movilidad.
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En el balance compartido a Bloomberg Línea, y en el que también han contribuido Camila Mariño y Karen Piñeros desde la visión de la comunicación humanitaria y para el desarrollo, se refirieron a principales alternativas de financiamiento para las ONG y fundaciones en la región ante la reducción de fondos de cooperación internacional. Algunos de los principales incluyen:
- Fondos filantrópicos y fundaciones privadas: organizaciones como Ford, Rockefeller, Open Society y Konrad Adenauer siguen financiando iniciativas en educación, emprendimiento e institucionalidad. A nivel regional también hay otros actores como la Fundación Carlos Slim, creada en 1986, cuyo impacto se extiende a diversas áreas como educación, empleo, salud, desarrollo económico y social, apoyo en desastres, investigación e innovación, entre otros.
- Inversión de impacto y mecanismos financieros innovadores: explican que instrumentos como bonos temáticos (verdes, sociales, de género), bonos de impacto y blended finance combinan inversión comercial con capital concesional, reduciendo riesgos y atrayendo más capital privado. Los family offices también juegan un rol clave en este ecosistema.
- Crowdfunding y donaciones individuales: plataformas digitales también permiten captar fondos de pequeños donantes, democratizando el financiamiento. Además, programas de donantes recurrentes y redes de filántropos ofrecen apoyo sostenido a proyectos con impacto comprobado. “A diferencia de otras fuentes de financiamiento, los resultados del crowdfunding no siempre son inmediatos; requiere tiempo para construir una comunidad de donantes, generar confianza y mantener un flujo constante de apoyo”, reseñaron en el balance Juan Carlos Lozano, Camila Mariño y Karen Piñeros.
- Generación de ingresos propios: Modelos como la venta de servicios, productos y licenciamiento de tecnologías ayudan a las organizaciones a reducir su dependencia de donaciones y lograr estabilidad financiera a largo plazo.
- Alianzas con organismos multilaterales y sector privado: instituciones como el BID, CAF y el Banco Mundial, junto con empresas privadas, ofrecen financiamiento, redes y recursos para fortalecer el ecosistema de impacto.
Desde Innpactia, señalan en el balance de la situación que las ONG pueden diversificar sus ingresos “sin comprometer su misión ni independencia a través de varias estrategias clave”, explica el fundador de esa plataforma que facilita los flujos de financiación e inversión para el impacto en Latam
Para esto, sugieren, pueden ampliar sus fuentes de financiamiento buscando apoyo de fundaciones internacionales, fondos filantrópicos y nuevos actores en la cooperación Sur-Sur.
Además, agrega Lozano,“el ecosistema de inversión de impacto ofrece mecanismos como bonos temáticos, blended finance y pagos por resultados que alinean impacto y retorno financiero”.
Una oportunidad para mejorar la resiliencia financiera
El cierre de los fondos de Usaid representa una oportunidad apara que las organizaciones que dependen de los recursos de cooperación puedan mejorar su resiliencia financiera ante crisis futuras adoptando un enfoque estratégico y estructurado en la diversificación de sus fuentes de financiamiento.
Según indican desde Innpactia, esto implica no solo reconocer la importancia del levantamiento de capital, sino fortalecerlo como un área clave dentro de la organización, dotándola de los recursos humanos y técnicos necesarios.
Asimismo, señalan que esta coyuntura es una oportunidad para estructurar equipos sólidos en la consecución de recursos, atrayendo perfiles especializados en fundraising, formulación de proyectos y gestión de relaciones con donantes, capaz de adaptarse a las tendencias del sector y a las fortalezas propias de la organización.
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Esta denominada “resiliencia financiera” a la que hacen referencia, implica combinar fuentes que van desde fondos de cooperación internacional, alianzas con el sector privado, financiamiento colectivo, generación de ingresos propios y acceso a instrumentos financieros innovadores. “Solo a través de una visión integral y proactiva será posible garantizar la sostenibilidad y estabilidad de la organización ante futuras crisis”, apuntó Juan Carlos Lozano, de Innpactia.
En este nuevo escenario, la Asociación de Fundaciones Familiares y Empresariales en Colombia hace intervenciones integrales que trasciendan la financiación de proyectos puntuales, articulando capacidades, conocimientos y recursos.
La directora ejecutiva de la entidad, Lucía Lloreda, dijo que es el momento de fortalecer alianzas estratégicas y explorar nuevas formas de cooperación que respondan a los desafíos del país y la región.
“Cuando sumamos esfuerzos, transformamos territorios y construimos soluciones que van más allá de la asistencia, apostando por el desarrollo sostenible con un enfoque integral”, dijo Lloreda.
Las lecciones que deja el bloqueo de Usaid
El freno a Usaid supuso un duro golpe para la cooperación internacional, generando repercusiones en programas de vacunación contra la polio, tratamientos contra el cólera y la salud materna. Asimismo en iniciativas relacionadas con el desarrollo agrícola o el acceso seguro al agua potable.
En visión de la ONG Colombia diversa, que trabaja en favor del bienestar y reconocimiento legal y social de la comunidad LGBT, los recortes a Usaid se reflejan directamente en la falta de recursos para financiar proyectos en tres redes latinoamericanas dedicadas a investigación en violencias y la representación legal de casos de violaciones de derechos humanos, así como la incidencia para que los Estados cumplan con sus deberes internacionales en materia de protección ante esas violaciones.
“Con ello se ha afectado el trabajo de más de 25 organizaciones y al menos 100 defensores de derechos humanos de la región”, dijo señala Marcela Sánchez, directora de Colombia diversa.
En segundo lugar, explicó que el mensaje de no financiar y el “desprecio público por parte de autoridades en Estados Unidos” a las actividades relativas a los derechos de las personas LGBTIQ+, podría fomentar la vulnerabilidad y exclusión y genera condiciones para retrocesos en derechos".
Una de las estrategias de Colombia Diversa ha sido justamente la diversificación de fuentes de apoyo financiero, pero también del técnico y financiero.
Consideran que la oportunidad está en afianzar las alianzas entre organizaciones y movimientos sociales, así como buscar el apoyo de otros donantes y generar movilización e incidencia política sobre otros actores democráticos con capacidad de incidencia.
Usaid gestionó durante el año fiscal 2023 más de US$43.000 millones en asignaciones, la mayoría de las cuales se gastaron en Europa y Eurasia, seguidas por África subsahariana, de acuerdo con cifras recopiladas por Bloomberg.
Del total de recursos gestionados durante el año fiscal 2023, señala Statista, unos US$16.000 millones se destinaron a Ucrania en medio de la crisis que se vive por la guerra con Rusia.
A este país le siguen como los mayores beneficiados Etiopía con US$1.676 millones, Jordania con US$1.195 millones y Afganistán con US$1.089 millones.
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