Bloomberg — La inflación en la eurozona se moderó ligeramente, pero se mantuvo por encima del 2%, lo que respalda la decisión del Banco Central Europeo de mantener los costos de endeudamiento en sus niveles actuales.
Los precios al consumidor aumentaron un 2,1% interanual en octubre, por debajo del 2,2% registrado en septiembre. Este dato coincidió con la estimación mediana de una encuesta de Bloomberg.
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Un indicador de las presiones subyacentes, que excluye los componentes volátiles, se mantuvo inesperadamente en el 2,4%, mientras que el componente de servicios, muy seguido por los analistas, se aceleró hasta el 3,4%.

La lectura se produce un día después de que el BCE mantuviera las tasas de interés en el 2% por tercera reunión consecutiva, al considerar que la política monetaria es adecuada para mantener el alza de precios en torno a su objetivo a medio plazo. La presidenta Christine Lagarde afirmó el jueves que la evaluación de las perspectivas de inflación se mantenía prácticamente sin cambios, si bien seguía siendo más incierta de lo habitual.
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Los informes nacionales de esta semana mostraron una creciente presión sobre los precios en España, una disminución menor de la esperada en Alemania y niveles muy por debajo del objetivo en Francia e Italia.
“A primera vista, el problema de la inflación en la zona euro parece resuelto”, afirmó Joerg Kraemer, economista jefe de Commerzbank. Sin embargo, “la persistente inflación subyacente desaconseja que el BCE reduzca aún más sus tipos de interés clave”.
El BCE espera que la inflación caiga por debajo del 2% el próximo año, seguida de una reactivación hasta acercarse al objetivo en 2027. Las nuevas previsiones trimestrales de diciembre incluirán por primera vez el año 2028, lo que podría reavivar el debate sobre si es necesario un mayor alivio monetario.
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Por ahora, los funcionarios no dan señales de que haya motivos para actuar. Lagarde reiteró que “desde el punto de vista de la política monetaria, estamos en una buena posición”.
Los datos de crecimiento económico de los últimos días respaldaron esa postura. La producción de la zona euro aumentó un 0,2% en el tercer trimestre, más de lo previsto por los analistas, lo que demuestra la capacidad de la región para resistir las perturbaciones comerciales provocadas por el presidente estadounidense Donald Trump.
La economía se vio impulsada especialmente por Francia, donde empresas y hogares hicieron caso omiso de la inestabilidad política en torno a su presupuesto. Alemania e Italia se estancaron, evitando por poco la recesión.
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El informe de inflación de la zona euro correspondiente a octubre reforzará la determinación del BCE de mantener los tipos de interés sin cambios en el futuro previsible. Las medidas subyacentes son preocupantemente altas y no se han registrado avances adicionales hacia el objetivo del 2%. Creemos que esto cambiará cuando el impacto del aumento de los aranceles estadounidenses se haga sentir plenamente el próximo año. —David Powell, economista jefe de la zona euro.
El BCE advirtió que un euro más fuerte y las consecuencias de los aranceles podrían frenar la inflación más de lo previsto. Por otro lado, los precios podrían dispararse si las interrupciones comerciales provocan problemas en la cadena de suministro.
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Un documento del BCE que resume sus recientes contactos con empresas reveló que algunos fabricantes perciben una presión a la baja sobre los precios, en parte porque los aranceles estadounidenses provocan que un mayor volumen de mercancías procedentes de otros países se desvíen hacia la zona euro. El impacto en la actividad también se consideró negativo.
En los días previos a la reunión del jueves, los responsables políticos habían ofrecido distintas evaluaciones de dichos escenarios. Mientras que algunos habían hecho hincapié en los riesgos que podrían reducir la inflación, otros habían destacado aquellos que la impulsan en la dirección opuesta.
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