Bloomberg — La producción industrial alemana registró la mayor caída desde principios de 2022, lo que evidencia la lucha de la mayor economía europea por sacudirse un bache de varios años.
La producción disminuyó un 4,3% en agosto respecto al mes anterior, impulsada por una caída del 18,5% en la fabricación de automóviles, según informó Destatis el miércoles. Esto es mucho peor de lo previsto en una encuesta de Bloomberg a 22 economistas.
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“El marcado descenso puede explicarse, al menos en parte, por la combinación de los cierres anuales de plantas por vacaciones y los cambios de producción” en la industria automovilística, dijo la oficina de estadística en un comunicado.

El informe, junto con los datos de principios de semana que mostraban que los pedidos de fábrica cayeron inesperadamente por cuarto mes consecutivo, ponen de relieve la persistente debilidad que aflige a Alemania mientras se tambalea por el impacto acumulado de los aranceles, el choque energético y la competencia china.
Esta semana, BMW AG rebajó sus previsiones financieras para el año por la persistente debilidad de las ventas en China y los costos relacionados con los aranceles, lo que subraya las dificultades a las que se enfrenta la industria automovilística alemana, dependiente de las exportaciones. Esto se produce después de que Robert Bosch GmbH dijera a finales de septiembre que recortará unos 13.000 puestos de trabajo adicionales en su negocio de piezas de automóviles.
Los economistas divergieron en su reacción inicial a la noticia, con Martin Ademmer de Bloomberg Economics diciendo que las cifras “indican que es improbable que el sector contribuya de forma significativa al crecimiento en la segunda mitad de 2025”.
Por su parte, Carsten Brzeski, responsable global de macroeconomía de ING, se mostró aún más pesimista.
“Esta sigue siendo la ilustración más clara de los retos estructurales a los que se enfrenta la industria alemana”, afirmó en un informe. “Los datos mensuales disponibles hasta ahora sugieren que el riesgo de otro trimestre de contracción y, por tanto, de una recesión técnica total es muy real”.
Aunque el gobierno está a punto de publicar unas previsiones de crecimiento ligeramente mejoradas a lo largo del día, los repetidos contratiempos que presentan los datos duros apuntan al reto al que se enfrenta el canciller Friedrich Merz para sacar a la economía de un bache que ya le ha llevado a dos años de contracción.
Ha prometido reactivar el crecimiento y abordar problemas de larga data como el envejecimiento de la mano de obra y la excesiva burocracia, pero los críticos afirman que hasta ahora ha habido pocos avances.
El martes, el presidente del Bundesbank, Joachim Nagel, pidió al gobierno que “acelere el camino de las reformas” y también abogó por un mayor esfuerzo para atraer a trabajadores extranjeros cualificados.
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En su anuncio de previsiones de este miércoles, se espera que el gobierno alemán eleve sus previsiones para mostrar un crecimiento del 0,2% en lugar de un estancamiento, según personas familiarizadas con el asunto. Para 2026, se prevé una expansión del 1,3%, dijeron.
“Los indicadores actuales sugieren un panorama mixto para el resto del año, que refleja la persistencia de un alto nivel de incertidumbre geopolítica y de política comercial”, declaró el Ministerio de Economía en un comunicado. “Los indicadores adelantados apuntan actualmente a la continuación de un débil desarrollo económico en el tercer trimestre de 2025”.
Con la colaboración de Kristian Siedenburg y Joel Rinneby.
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